Cajeme.— Como consecuencia de la sequía, en el corazón de la presa Álvaro Obregón (El Oviachic), emergen vestigios de tres pueblos inundados en Sonora; el estiaje alcanzó niveles catastróficos, pues los 72 municipios de la entidad están en niveles de sequía extrema y, por si fuera poco, el embalse total del sistema de presas apenas tiene 11.5%. No hay agua.

La desgracia en el campo es más grande que el clamor de los productores agropecuarios para que el gobierno declare zona de desastre por la sequía. Las pérdidas económicas son incuantificables y la crisis del desempleo azota a miles de familias.

Los incendios forestales activos en la colindancia con el estado de Chihuahua no sólo consumen hectáreas de bosque y vegetación en la sierra alta del estado, sino que ponen en peligro las vidas de rancheros de la región.

De acuerdo con el Monitor de Sequía, en México, al 15 de abril de 2025, se encuentran en sequía extrema (D3) 30 municipios y 42 en sequía excepcional (D4). Es decir, 100% no cuenta con el recurso hídrico.

EL UNIVERSAL recorrió 285 kilómetros desde la capital del estado hasta la comunidad de Buenavista, donde con apoyo del guía turístico Gabriel Valenzuela, en una panga con motor fuera de borda, llegó hasta el centro de la presa El Oviachic que se abastece del río Yaqui.

Su 15.4% de almacenamiento permite ver una decena de tumbas de los colonizadores jesuitas que datan de los años 1600 y también los montículos de piedras donde descansan los restos de 100 moradores de las comunidades de Buenavista, Cumuripa y San Isidro, cuyos descendientes, gracias a la sequía, han podido reencontrarse con sus antepasados.

Esta presa, ubicada a 40 kilómetros de Ciudad Obregón, se construyó en el periodo de 1947-1952 durante el gobierno del expresidente Miguel Alemán Valdés. En esos años gobernaron el estado Abelardo L. Rodríguez, Horacio Sobarzo e Ignacio Soto.

El propósito de embalsar agua para riego del Valle del Yaqui llevó al desplazamiento de 400 familias de tres comunidades; hoy en día, la sequía ha puesto al descubierto la escuela, la iglesia y el panteón de esos pueblos inundados. También, se asoman esqueletos de árboles de álamo y palo fierro que quedaron sepultados y se resisten a fenecer.

Estos vestigios que se han avistado desde hace más de 20 años, aparecieron en 2003; según Valenzuela esa había sido la peor sequía que recuerda, hasta ahora.

En Cajeme, líderes agropecuarios aseguran que se está sufriendo la peor sequía en la historia moderna desde que se tiene registro de las condiciones climatológicas.

Se muere el ganado

Julio Aldama Solís, expresidente de la Asociación Ganadera del Valle del Yaqui, urge el apoyo de las autoridades: “La verdad estamos muy atrasados, estamos pasando por una sequía sumamente extrema, nunca vista aquí en Sonora.

“No me acuerdo en los últimos 35 años que haya pasado algo como lo que está sucediendo, y nos está pegando mucho a la ganadería, más que nada, y a la agricultura.

“No ha llovido mucho en dos años, y como no hay siembras en el Yaqui, la ganadería está muy afectada porque no hay rastrojo para el ganado, como es la gavilla de trigo, maíz. Nos la estamos viendo muy, pero muy feo”, lamenta el ganadero.

En el recorrido de EL UNIVERSAL por la comunidad de Buenavista, ubicada a 2.5 kilómetros de la presa El Oviachic, se encontró un cementerio de vacas; había más de 25 animales, unos en huesos y otros en proceso de descomposición.

Según explica un morador, algunas reses dieron sus últimos pasos en ese lugar, y otros animales fueron arrastrados hasta ahí, pero el caso es que murieron de hambre o de sed. La sequía está causando severos estragos en el sector.

Aldama Solís refiere que “es consecuencia de la sequía, porque no hay pasto, no llovió y aparte no hay apoyo de los gobiernos del estado ni del federal ni municipal, y menos de la Unión Ganadera, que es la que debería de sacar la casta por la gente, pero no tenemos apoyo y se está muriendo mucho ganado”.

En los últimos dos años, el sector ganadero registra un desplome aproximado de 50% en el padrón de 220 mil vientres en la región del Valle del Yaqui, pero si no llegan las lluvias para julio podría reducirse hasta 10%, considera. Además, se ha incrementado la venta de ranchos.

Valles desolados

Luis Antonio Cruz Carrillo, presidente en la Asociación de Organismos de Agricultores del Sur de Sonora (AOASS), comenta que la afectación que ha provocado el estiaje “es algo histórico.

“El Valle del Yaqui y el Valle del Mayo suman 320 mil hectáreas y cuando mucho hay 70 mil hectáreas sembradas, estamos hablando de cerca de 250 mil que no se sembraron, nunca había pasado que los dos valles estuvieran sin sembrarse.

“Venimos de dos años complicados, en cuanto a la comercialización, por las bolsas internacionales de los granos y ahora viene este ‘ramalazo’, no se percibió una derrama económica por 18 mil millones de pesos y no se crearon 5 millones de jornales por causa de la sequía”, dijo.

El presidente de la AOASS dice que si bien se está sembrando con agua de pozo, “no todos son de buena calidad, los cultivos no presentan buenos desarrollos, entonces se está complicando la situación”.

Al ver la gravedad de la sequía, el gremio agrícola pide que se declare al sur de Sonora como zona de desastre para acceder a recursos que debe de tener el gobierno federal para paliar estas dificultades.

Reconoce que el problema es muy grande para el gobierno estatal y estima que para la primera quincena de julio se terminará de levantar la poca siembra de hortaliza que existe; luego los valles quedarán desolados porque no hay para un segundo cultivo de verano.

“En el caso de Ciudad Obregón, el agua para consumo humano para los próximos tres años está garantizado, los productores hemos sido muy conscientes de dejar siempre reservas”, explica Cruz Carrillo.

Recuerda que la sequía de 2003 fue parecida a la actual, con la diferencia de que en el Valle del Mayo se sembró 100%, había agua: “Ahora estamos pasando por algo tan agresivo, nunca antes visto, tan fuerte, caótico, muy extremoso”, subrayó.

Hay alarma en el sector por esta situación, y aun si lloviera con el promedio, no alcanzaría para hacer el ciclo normal, habría muchas restricciones: “Necesitamos unas lluvias atípicas”, precisaron los productores. Señalaron que se reunirán para hacer una petición en conjunto a los gobiernos estatal y federal, porque este ha sido el peor ciclo agrícola.

Presas vacías

De acuerdo con la Dirección Técnica de Organismo Cuenca de Noroeste (Ocno) de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), al 29 de abril el sistema de presas de Sonora se encontraba en 11.5% de su capacidad.

Desde el 22 de febrero de 2024, el gobernador Alfonso Durazo emitió declaratoria de emergencia hídrica para Sonora. El decreto se basó en los datos del Monitor de Sequía.

Esta disposición del gobernador contiene medidas preventivas para garantizar el suministro de agua potable a la población, entre ellas, el programa de inducción de lluvias; apoyo con acarreo en pipas para el suministro de agua potable a los sectores más vulnerables, y adquisición de instalación de cubetas purificadoras para poblados y barrios marginados, entre otras.

Las condiciones son casi insostenibles y apenas transcurre el primer mes de la primavera con temperaturas superiores a los 40 grados, lo que no ayuda.

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