Centla.— Margarita es una de las fundadoras de la colonia El Bosque, en el municipio tabasqueño de Centla, de la que sólo quedan recuerdos, porque el mar se lo llevó todo.
Ella llegó hace 40 años, junto con un grupo de pescadores originarios de Alvarado, Veracruz. En su mejor momento, esto fue una comunidad de más de 130 familias. Hoy quedan 20 que piden ayuda para su reubicación.
Con la llegada del nuevo siglo, el mar comenzó a devorar hogares. En los primeros cinco años avanzó más de 100 metros; para 2019, ya se había perdido otra hilera de casas, reduciendo la población a 90 familias, muchas emigraron.
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Todavía en noviembre de 2022 se contaban 15 construcciones de pie, entre ellas la escuela primaria, el preescolar y la tienda Diconsa, pero unos meses después, en febrero, tras el frente frío número 28, esas también quedaron reducidas a escombros.
“Éramos más de 130 familias, ¡el pueblo era bonito!, muy hermoso y hasta turístico, pero ahora mira lo que queda, somos pocos, prácticamente desaparecimos. Noviembre, diciembre y enero fue devastador, muy devastador, los frentes fríos que entraron nos dieron con todo. Es un pueblo fantasma”, cuenta a EL UNIVERSAL Guadalupe Cobos, quien forma parte de una de las 20 familias que conserva algo de su patrimonio.
El Bosque se encuentra a 12 kilómetros al norte de la ciudad de Frontera, uno de los dos puertos con los que cuenta esta entidad. La comunidad se ubica justo entre la desembocadura del río Grijalva y el golfo de México. En 1950 surgió como un asentamiento irregular, y en 1982 obtuvo el registro oficial de las autoridades municipales.
Lo que queda
Los que permanecen aquí levantaron un campamento en el campo deportivo del pueblo; allí, con láminas, troncos y desechos de los mismos escombros se hicieron de un techo que es desbaratado en cada norte.
“[El mar] se llevó la casa, me dejó sin nada y da tristeza ver que en un día se acaba todo lo que costó años de sacrificios”, lamenta Cristi Echeverría.
Unos 40 niños y jóvenes, de preescolar a secundaria, se turnan un aula improvisada. Los martes acuden 30 estudiantes de primaria, los miércoles asisten ocho alumnos de secundaria (Conafe) y los viernes una profesora de preescolar ofrece clases a 10 menores.
“Hay el peligro de que alguno de ellos pueda ser mordido por una culebra o por cualquier cosa ponzoñosa que pueda picarlos. Necesitamos una escuela rodante móvil, pero no sabemos cómo ni a quién pedírselo”, reconoce la profesora de secundaria Estefany García.
Imágenes aéreas tomadas con un dron ofrecen un panorama de destrucción. Los pocos habitantes dicen que “parece un pueblo fantasma”. La única actividad es la de los pescadores, unos cuantos niños jugando, algunas mujeres ocupadas en la cocina.
Grito de auxilio y una promesa
La petición de los pocos habitantes que aún quedan es ser reubicados. “Desde hace mucho tiempo hemos pedido al gobierno municipal, al estado y a todas las autoridades que nos ayuden. Ya quedamos pocos, casi todos tuvieron que irse por temor a perder sus pocas cosas y hasta la vida. Queremos que el Presidente, que es de Tabasco, nos ayude; según nos iban a apoyar, pero estamos esperando”, dice doña Margarita.
El 6 de febrero, en su conferencia, el presidente Andrés Manuel López Obrador instruyó al titular de la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT), Jorge Nuño, revisar la situación en El Bosque.
Dos días después de la orden presidencial, los vecinos dijeron que no habían visto la llegada de funcionarios.
De acuerdo con la presidenta municipal de Centla, Lluvia Sala López, ya tienen un terreno disponible para reubicar a las 50 familias afectadas por el creciente nivel del mar en El Bosque.
“Desde el año pasado hemos venido gestionando y buscando los mecanismos para que el gobierno federal, estatal y municipal, todos en un trabajo en equipo, podamos lograr la reubicación de la colonia El Bosque”, expone la funcionaria.
Asegura que están en busca de convenios con los institutos de vivienda nacionales y estatales para levantar casas dignas, que serán para las familias que perdieron su patrimonio a merced del mar.
En tanto, los habitantes de El Bosque no pierden la fe.
“¡Aquí la solución es la reubicación, pero ya!, me atrevo a asegurar que [el Presidente] no nos va a abandonar”, remata doña Guadalupe.
Con información de Luma López
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