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“Tú eres hombre, perteneces al campo”, escuchaba Alberto cuando recorría las calles de su natal Aldama, en Chiapas . “No llores, demuestra tus talentos; no estás haciendo nada malo”, se consolaba a sí mismo mientras se dirigía a casa para que su madre le enseñara a hacer lo que desde pequeño soñaba: tejer en telar de cintura.
Desde entonces, el talento y la perseverancia del joven de 31 años han hablado por sí solos. El próximo mes Alberto participará en el Fashion Week (Semana de la Moda) uno de los eventos más importantes de la industria a nivel mundial, y cuya primera edición del año tendrá lugar en la ciudad de Nueva York .
Alberto López Gómez
tenía 25 años cuando decidió poner fin a sus días como agricultor para enfrentar los estereotipos de género arraigados en la comunidad tzotzil a la que pertenece.
“Tardé mucho en decirle a mi mamá que quería aprender a trabajar en telar de cintura, pero cuando le dije, aunque se sorprendió mucho porque ningún hombre lo hacía, me apoyó desde el primer momento” relató Alberto en entrevista con EL UNIVERSAL.
Pese a las críticas y señalamientos, y maravillado por el trabajo que elaboraban mujeres de su comunidad como su madre y sus hermanas, Alberto dibujó su camino en el mundo textil para perseguir un claro objetivo: la difusión y dignificación de huipiles, vestidos, bordados y otras artesanías tzotziles.
“Me tenía que encerrar en mi casa a trabajar para que la gente no se burlara de mí. Me criticaban porque no estaban acostumbrados a ver a un hombre tejiendo, pero yo intentaba no escuchar” recuerda Alberto.
Todos los días, a las 6 de la mañana, se levantaba a tejer y bordar en jornadas que duraban hasta 14 horas, lo que le permitió desarrollar y perfeccionar sus habilidades de confección, colorimetría y diseño. Con el apoyo de su familia partió a San Cristóbal de las Casas donde, tras muchos trabajos, logró establecer su negocio.
Manteles, bufandas, centros de mesa, vestidos de boda, huipiles ceremoniales, monederos y cojines, conforman la mercancía que se comercializa en K’uxul Pok’, la marca de Alberto, que en su dialecto significa “vida” y “huipil o blusa”.
Desde su espacio cobija el trabajo de más de 130 hombres, mujeres y jóvenes tzotziles que llevan sus textiles a la galería, eligen el precio que consideran justo para vender sus productos y, después, vuelven por sus ganancias mismas que Alberto les entrega de manera íntegra.
Ahora, el 31 de enero, el chiapaneco volará a la ciudad de Boston, Estados Unidos, a impartir una conferencia en la Universidad de Harvard sobre la cosmovisión de su pueblo a través de sus huipiles.
Posteriormente, el 2 de febrero, viajará al Fashion Week de Nueva York a presentar una colección de tejido en telar de cintura, lo que él considera una oportunidad única de visibilizar su trabajo y el de su gente. “Estoy muy emocionado de representar a los tzotziles en algo tan importante”, señaló.
Lee mañana la entrevista completa en todas las plataformas de EL UNIVERSAL.
rcr