“Soy la doliente, y tengo la esperanza de volver a ver a mi hija, pero la fiscalía le dio carpetazo a su búsqueda”, dijo la madre de Adolfa Roque Riaño, del pueblo Ñu´u Savi de Oaxaca, desaparecida el 21 de junio de 2021 en la cabecera municipal de Santiago Jamiltepec.
Unos meses después de la desaparición de Adolfa, personal de la Fiscalía General del Estado de Oaxaca (FGEO), con sede en Jamiltepec, informó a la familia que debido a la falta de datos se cerró el caso. “Nos dijeron que ya habían cerrado el caso porque no se sabe nada de ella, ni en dónde está. Nos entregaron la carpeta y sólo tenía la denuncia, nunca la buscaron”, detalla la familia.
Así como la madre de Adolfa, un sinnúmero de madres indígenas y afromexicanas buscadoras se encuentran en la misma situación, sin avances en la localización de sus hijas. Además, no hay segregación de datos de mujeres indígenas y afromexicanas en las 760 personas desaparecidas y no localizadas en Oaxaca, de acuerdo con la Comisión Nacional de Búsqueda (CNB) de la Secretaría de Gobernación.
Mayra Colón Silva, de 38 años y originaria de la comunidad afromexicana Cerro de la Esperanza, en el municipio de Pinotepa Nacional, desapareció a mediados de febrero de 2025; dos meses después, las autoridades de la vicefiscalía regional de Pinotepa Nacional tampoco habían informado nada sobre el avance de su búsqueda.
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“Sólo quiero que regrese mi hija a la casa, la esperan sus hijos, sus hermanas y yo. No quiero señalar a nadie, solo que me digan en dónde está”, dice la madre de Mayra, quien salió de su casa y hasta lo que va de mayo no ha sido localizada por las autoridades.
Tampoco se sabe nada de Yessenia Pascual Ramos, desaparecida en mayo de 2015 en la ciudad de Tlaxiaco. Su madre y hermana dicen que las instituciones no han sido claras en el avance de su localización. Lo último que les dijeron desde la Fiscalía de Oaxaca fue que iban a revisar el caso y después dejaron de contestar.
“Me dijeron que estaban en una diligencia, hace unos meses, y luego de plano me dejaron de contestar”, señala la hermana de Yessenia Pascual, joven del pueblo Ñu’u Savi.
Sin datos de mujeres indígenas y afros desaparecidas

El área de Comunicación de la fiscalía del estado dio a conocer que no tiene ningún dato que indique si hay mujeres indígenas y afromexicanas desaparecidas, debido a que en las fichas sólo indican datos generales, como nombre, edad, nacionalidad, lugar donde fue vista por última vez y datos descriptivos sobre su persona, sin un apartado que señale si es indígena o afromexicana.
De acuerdo con los datos de la Comisión Estatal de Búsqueda de Personas Oaxaca (CEBPO), con corte al día 27 de abril de 2025, había un total de 373 personas desaparecidas. Del total, 20%, es decir 75, corresponden a mujeres, y 79% a hombres, es decir, 296; y 1% corresponde a la comunidad LGBTI, donde sólo dos están segregados en ese apartado.
Del 14 de enero de 2024 al 27 de abril de 2025, la CEBPO tiene sólo a dos mujeres desaparecidas identificadas como indígenas, entre ellas Irma Galindo, activista ambiental del pueblo Ñu´u Savi, y la activista en derechos humanos, Sandra Domínguez, del pueblo Ayuujk, localizada sin vida a finales de abril.
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Michel Julián López, titular de la CEBPO, comentó a EL UNIVERSAL que a partir de 2024, cuando tomó la dirección de la Comisión, comenzaron a identificar a las personas desaparecidas con perspectiva intercultural.
“Estamos identificando algunos casos muy específicos que ya estaban, con la finalidad de complementar esa información y agregarlo a nuestra estadística. No tenemos una base de datos como tal, pero sí una base de Excel donde estamos agregando toda la información con la finalidad de que en su momento se pueda incorporar a un banco de datos o que nosotros podamos agregarlo al Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas, de la Comisión Nacional de Búsquedas”, dijo respecto a la segregación de datos para conocer el número de mujeres indígenas y afromexicanas desaparecidas en Oaxaca.
Además, “estamos un poco atrasados porque le hemos dado prioridad también a los asuntos que van llegando, y como la estructura de la institución no es muy grande, entonces estamos a marchas forzadas tratando de componer lo que venía de la administración anterior”, abundó en referencia al caso de Yessenia Pascual, identificada como indígena Ñu‘u Savi desaparecida.
Michel Julián insistió en que al momento de realizar los reportes de desaparición deben facilitar datos que indiquen si pertenecen a algún pueblo originario.
Revictimización y abandono de casos
Cuando la madre y hermana de Adolfa Roque fueron a la vicefiscalía con sede en Jamiltepec a denunciar la desaparición, lo primero que escucharon fue: “A lo mejor se fue con su amiga o con el novio”, lo mismo le dijeron a la familia de Yessenia Pascual y a la de Mayra Colón.
La familia de Yessenia Pascual supo de ella por última vez en la celebración del Día de las Madres, hace 10 años. Ahora, a Francisca Ramos la ha carcomido el dolor de no localizar a su hija. “Mi mamá anda bien deprimida, a veces se pone muy mal. Tiene como tres meses que la depresión le ha ganado, y estamos preocupados por ella”, dice Erika, hermana de Yessenia, sobre la salud de su madre.
Aunque los familiares de la joven desaparecida han informado que la comisión de búsqueda se ha vuelto más cercana, la fiscalía les ha dejado de contestar hace meses.
“La fiscalía, de plano, ya no contesta, dijeron que iban a revisar el caso y después dejaron de contestar. La verdad es que estamos cansados de ellos; nunca saben, nunca tienen recursos, nosotros tenemos que absorber los gastos cuando hacen los recorridos, pero hacemos lo que podemos mientras mi mamá tenga fuerzas de seguir”, comenta Erika.
En el caso de Adolfa, su madre Encarnación cuenta que tiene una deuda por los meses que buscó a su hija, hasta que le dieron carpetazo. “Nomás gastamos, pero nunca hubo respuestas, las deudas [económicas] no importan si hubieran hecho su trabajo, pero no fue así, al contrario, nunca la encontraron y mejor cerraron el caso”.
“No se sabe qué pasó con mi hija”
Zenaida, madre de Obdulia de León Tapia, del pueblo Ñu´u Savi y desaparecida hace seis años, comenta lo difícil que ha sido acceder a la justicia para poder hallar a su hija que salió de su casa para ir a la escuela y no regresó, en la colonia Santa Lucía en Tesistán, en Guadalajara.
Aunque algunas organizaciones como el Centro de Justicia para la Paz y el Desarrollo A.C., han acompañado a la familia y presionado a las autoridades para localizar a Obdulia de León, originaria de Oaxaca, instancias de justicia poco han informado sobre el caso. La joven había emigrado con su hermana en busca de trabajo para poder continuar sus estudios; sin embargo, el 2 de abril de 2019 salió de su casa y desde entonces nada se sabe de ella.
Entre sus telares, Zenaida encuentra cómo ocupar su tiempo, aunque no deja de pensar en dónde estará su hija. Con sus tejidos también busca recursos para pagar los gastos que le genera viajar de la Costa de Oaxaca a Jalisco para la búsqueda de su hija.
En el reciente informe del Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (Rnpdno) hay 3 mil 626 (70.45%) hombres desaparecidos, y mil 518 mujeres (29.49%). En marzo pasado hubo mil 456 desapariciones, mes récord en el primer cuatrimestre del año.
Los jóvenes de 15 a 19 años son los más afectados, 945 están desaparecidos, de los cuales 479 son mujeres y 466 hombres. De 20 a 24 años, 644 no son encontrados, y de 25 a 29 años, 638 también están desaparecidos; así, hombres y mujeres de 15 a 29 son el grupo con mayor incidencia.
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