La Paz.— Por la ausencia de lluvias asociadas a la temporada ciclónica que recién terminó, enfrenta una sequía agudizada a su condición natural de zona desértica, que ha puesto en alerta a todos los sectores: ganadero, agrícola, y urbano, que resiente cada vez más la reducción del suministro. Las autoridades califican la situación de “dramática”.

Cada año, la entidad se alista para la temporada de huracanes, que es la principal fuente de recarga de los acuíferos. Sin embargo, este año al corte del 30 de noviembre se informó que de los 18 ciclones pronosticados para el Pacífico mexicano, sólo se formaron 12 y de ellos, únicamente la tormenta tropical Ileana se aproximó a BCS y dejó pocas precipitaciones, focalizadas en el sur.

Julio César Villarreal Trasviña, director local de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), explicó que Ileana dejó lluvias acumuladas de 200 milímetros —sobre todo en Los Cabos— que resultan insuficientes en comparación con otros años, en los que sólo un huracán o tormenta tropical pudo superar los 500 milímetros, como Norma, en 2023.

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En la década de los 70 se encontraba agua en los pozos a una profundidad de 14 metros, ahora está a 75 metros, según la Secretaría de Pesca, Acuacultura y Desarrollo Agropecuario. Foto: Gladys Navarro / EL UNIVERSAL
En la década de los 70 se encontraba agua en los pozos a una profundidad de 14 metros, ahora está a 75 metros, según la Secretaría de Pesca, Acuacultura y Desarrollo Agropecuario. Foto: Gladys Navarro / EL UNIVERSAL

Esta situación lleva a que se agrave el estrés hídrico. “Las lluvias que acompañan a los ciclones suelen ser vitales para la recarga hídrica”, expresó el funcionario, al tiempo que refirió que la ausencia de éstas se resentirá en los próximos meses.

La Conagua y el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) documentan que BCS registra un promedio anual de lluvias de 180 milímetros; en contraste, estados como Michoacán superan los 850 milímetros anuales.

El Monitor de la Sequía en México, al corte de noviembre, ubica a los cinco municipios de esta entidad como una región “anormalmente seca”. Comondú —donde se asientan los principales productores— está en sequía severa.

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Heriberto Rochín Araiza, líder estatal de la Unión Ganadera Regional, explicó que cada año la sequía es desafiante, pero este año la situación “está muy crítica”, por lo que urgieron al gobierno estatal a aplicar acciones para evitar que los productores vendan o pierdan sus cabezas de ganado. Afortunadamente —dijo— avanza la propuesta de acceder de forma emergente a forraje a precios más accesibles.

Ramón González López, subsecretario de Agricultura y Desarrollo Rural, dijo a EL UNIVERSAL que BCS tiene 540 mil cabezas de ganado cuyo sostenimiento preocupa a los productores, al no contar con la cobertura vegetal necesaria para su alimentación. Casi 90% del territorio está en sequía, reconoció.

Explicó que los agostaderos resienten la falta de lluvia permanente y agudizada este año. El Plan Emergente ante la sequía incluye forraje a bajo costo y acciones para contrarrestar los efectos a mediano y largo plazo, pues BCS enfrenta escenarios inciertos, en gran medida por el cambio climático.

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“Trabajamos con los productores, concientizando sobre el uso adecuado de los agostaderos... Además, los sumamos a las campañas de reforestación con plantas nativas que ocupen menos agua o bien, cuyo riego sea con agua tratada”, expuso.

Los agricultores, cuyos productos —hortalizas y cítricos— se extienden en 30 mil hectáreas sobre todo en Comondú y Mulegé, han recibido apoyos para el pago de energía y tecnificación del riego.

“En el sector agrícola tenemos un gran potencial para desarrollar productos de esta zonas desérticas y hacia allá tenemos que ir”, afirmó el funcionario.

Acuíferos sobreexplotados

La recarga de acuíferos es clave para el sector ganadero y agrícola de BCS y para los casi 900 mil habitantes que dependen en su totalidad de los 39 acuíferos que hay en el estado, de ellos 22 ya están sobreexplotados y varios con intrusión salina, confirmó González López.

Al no contar con escurrimientos permanentes, la recarga de los mantos subterráneos es fundamental para dotar de agua a la población de BCS, que en una década —de 2010 a 2020— creció 25%. El censo 2020 indica que casi 40% de la población nació en otra entidad.

Además, según el Instituto Nacional de Migración, en el lugar residen casi 38 mil extranjeros de forma permanente o temporal. Ellos también reclaman agua.

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A la falta de lluvias se suma que BCS tiene déficit de infraestructura hidráulica, pese a su auge turístico. En 2023 llegaron 4 millones de visitantes. La entidad cuenta con 500 hoteles y 28 mil cuartos de hotel, según la Secretaría de Turismo local.

No obstante, cuenta con seis presas para la captación de agua que permita la infiltración al subsuelo y la recarga. De ellas, sólo dos tienen planta potabilizadora: San Lázaro, en Los Cabos, y la inaugurada hace tres meses en la presa Buena Mujer, de La Paz, y cuya operación se encuentra pausada porque se detectó manganeso en el agua.

Tandeo de agua, la normalidad

Diagnósticos del Plan Estatal de Desarrollo 2021-2027 y de la Comisión Estatal del Agua reconocen la necesidad de invertir en obras de captación de lluvia para abastecer a población y turistas, pues aunque hoteles y desarrollos cuentan con plantas desalinizadoras, también tienen concesiones de agua.

Con todo y la nueva planta potabilizadora, decenas de colonias de La Paz resienten la escasez. Familias deben desvelarse para recolectar agua. En Los Cabos, el mes pasado vecinos reclamaron al alcalde porque llevaban más de 40 días sin agua, y por el abuso en los precios de las pipas.

Ramón González López, de la secretaría de Pesca, Acuacultura y Desarrollo Agropecuario, reconoce que el panorama para el estado “es muy complejo”. La entidad crece de forma acelerada y la recarga a los acuíferos no es suficiente, incluso la profundidad para encontrar el agua en los pozos es cada vez mayor. En los años 70 el agua estaba a 14 metros de profundidad; actualmente, está a 75 metros.

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El Atlas de Riesgo para BCS —actualizado y coordinado este año por la Universidad Autónoma de Baja California Sur (UABCS)— recalca que la situación de las cuencas y los acuíferos sudcalifornianos se puede complicar aún más por el cambio climático.

Se prevé reducción de lluvias invernales en 20% en los siguientes años, que las temporadas de estiaje se alarguen y la intensidad de los ciclones aumente, así como el nivel del mar, agudizando la intrusión de agua salada a los acuíferos.

El gobernador anunció que la presidenta Claudia Sheinbaum contempla la construcción de una nueva presa para La Paz, como parte del Plan Hídrico Nacional. En tanto, se seguirá apoyando a los sectores productivos para paliar los efectos de la sequía.

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