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Ciudad Juárez.— Desde pequeño, Gerardo Mares entendió que había nacido con una desventaja ante los otros: supo que ellos se comunicaban a través de sonidos que él no podía escuchar ni emitir.
Pese a ello, no asumió ese como su lugar, ni la discriminación como un obstáculo. Con el apoyo de su familia aprendió el lenguaje de señas, a leer y a escribir. Se entendió parte de aquel lugar hostil llamado escuela y se atrevió a hacer amigos, a escribirles para platicar.
Supo que si se pensaba al margen de una sociedad que prioriza el uso de la vista, del oído y de la voz, también podría estar al margen de las personas con un problema auditivo: descubrió que le gustaban los hombres.
Fue difícil, cuenta, “pero ahora todo es mejor, es más tranquilo”, le dice con señas a Ruth para que traduzca. Gerardo lleva una bandera con los colores del arcoíris a manera de capa y mira a la multitud que marcha contra la discriminación en esta ciudad.
“La discriminación es difícil, pero verás, muchos sordos aquí no saben, necesitan que alguien les explique, que les tengan paciencia para que puedan abrirse al mundo y aprendan. A mí no me importa tener discapacidad, porque yo, por ejemplo, puedo interactuar bien con los oyentes aunque sea sordo, no importa, somos iguales: sordos, gay, lesbianas, heterosexuales, todos somos iguales”, considera Gerardo.
Esta determinación de entender a las personas como integrantes del mismo mundo y sujetos de los mismos derechos, llevó a este joven de 20 años a fundar la Comunidad Sorda LGBT+ de Chihuahua.
Desde su creación, hace apenas tres meses, se han unido más de 30 personas de esta comunidad con problemas auditivos. La finalidad, detalla, es enseñarles sus derechos y organizarse para exigir equidad.
En México existen alrededor de 22 agrupaciones de este tipo en diversos estados, incluida la Ciudad de México, éstas tienen un presidente nacional y uno por entidad. El 30 de junio preparan un foro sobre diversidad sexual en Ciudad Juárez.
La política. “Nosotros estamos esperando que gane Andrés Manuel López Obrador para que nos incluyan un poco más, pero sabemos que el cambio lo tenemos que hacer nosotros, por eso nos organizamos”, cuenta el joven.
Lo que ha visto, afirma, es que siempre han sido un grupo excluido de todos los ámbitos y en la política no encontraron la excepción.
“En general el apoyo de políticos, nada, no, para nada. Los sordos aquí no tienen apoyo. No hay intérpretes. El gobierno siempre nos dice que no, entonces nosotros tenemos que esperar y tener paciencia para que aquí se pueda hacer algo, yo necesito hacer algo por la comunidad, por las personas con discapacidad.
A pesar de los obstáculos de habitar un mundo que se mueve en función de sonidos e imágenes, Gerardo se ha abierto paso, practica kick-boxing desde hace diez años. Ahora es maestro y cada tarde, de lunes a jueves, enseña este deporte a personas que escuchan, pero que han aprendido a comunicarse con señas gracias a él: los ha llevado a su mundo.
También espera unas semanas para realizar su examen de admisión a la Universidad Pedagógica Nacional. Mientras, está aquí, entre miles de personas, exigiendo igualdad para las diversidades afectivo-sexuales para que se entienda que son parte de todas las familias, incluso de las que no escuchan.