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Lo que más indigna a Gloria Martínez Villanueva es que se tenga que pagar por el agua . Lo dice con rabia cuando cuenta que desde el pasado 23 de febrero ella y otros padres de familia de la primaria Jukyajten, ubicada en San Pedro y San Pablo Ayutla , han tenido que arreglárselas para conseguir el líquido necesario para la construcción de una barda perimetral de 44 metros.
La obra, que se construye con los 200 mil pesos que el gobierno federal les entregó como parte del programa la Escuela es Nuestra , se ha realizado en su totalidad con el agua que acarrean desde su manantial, el mismo que les fue despojado por un grupo armado de su comunidad vecina, Tamazulápam del Espíritu Santo, el 5 de junio de 2017, fecha en la que comenzó la era de la sed de esta comunidad ayuujk (mixe) y que se ha extendido por casi cuatro años .
Lo anterior pese a que autoridades estatales y federales aseguran que Ayutla cuenta con agua desde diciembre pasado, cuando fue inaugurado un pozo profundo con una inversión de 4.9 millones de pesos, como una alternativa en lo que se lograba la reconexión al manantial, que es lo que exige la población. Incluso el presidente Andrés Manuel López Obrador , en su conferencia matutina del miércoles, afirmó que el tema “ya se está resolviendo” y que él tiene “otros datos” .
La realidad, sostienen los habitantes, es que cuando se abren las llaves, no hay agua que corra.
“Ha sido una situación muy difícil y complicada, hemos pedido al Comité del Agua Potable que nos venga a abastecer para la obra. Toda la obra se ha hecho con el agua del manantial. No hay agua, esa es la realidad, hemos recurrido con particulares para que nos apoyen con camionetas y tinacos”, cuenta Gloria Villanueva, la presidenta del Comité de Padre de familia.
Foto: Mario Arturo Martínez
La labor, explica, no ha sido fácil, pues la autoridad encargada del tema del agua no se da abasto para apoyar a toda la comunidad mediante viajes desde el manantial, que realizan con la “salchicha” de una pipa montada sobre un camión de volteo. En el caso de la primaria, incluso les solicitaron que los padres de familia cubrieran el costo del diésel para poder abastecerlos del agua para la obra.
“La autoridad nos dijo que nos prestaba el volteo, pero con la condición de que nosotros buscáramos un operador y pagáramos mil pesos de diese. Se me hizo injusto, porque el agua no era para mi uso, si no para la escuela y para una obra del gobierno federal”.
Gloria cuenta que ella y los padres se negaron rotundamente a pagar por el agua, sobre todo si estaban haciendo “todo el esfuerzo por hacer crecer y ampliar la meta” del recurso que les dio el gobierno federal.
“Yo sí me negué rotundamente como Presidenta del Comité de Padres de familia, porque no estamos autorizados a comprar agua. Por qué tendríamos que comprar agua, finalmente, ellos lo cubrieron para que pudiéramos continuar con la obra”, dice.
Una hora de agua cada 5 días
Hincada con una pequeña jarra entre las manos, una joven espera a que el recipiente se llene con un pequeño hilo de agua que escurre desde un tubo. Se trata del líquido que se acumula en un pocito tras escurrir de la montaña y es el único con el que cuentan para paliar la carencia.
“Ni una gota de agua durante 5 días. La última vez que nos dieron, sólo dieron una hora y ahorita mire cómo estamos”. El que habla es César González, dueño de uno de los locales de comida ubicado a un costado de las canchas de basquetbol de Ayutla.
César se oye molesto. Dice que el agua del pozo nunca les ha llegado como prometieron y que antes, cuando tenían su manantial, nunca tuvieron una escasez de este tamaño.
“Nunca ha llegado nada de agua. Todo los que montaron fue una farsa, jamás llegó. Cuando teníamos el manantial, a la hora que queríamos había agua, ahora tenemos que estar llenando jarritas y botes y allá tirándose el agua”, dice el hombre.
No le falta razón. De acuerdo con videos proporcionados por los pobladores, mientras el tanque donde se acumula el agua que se extrae del pozo apenas y forma un chorro pequeño, —pese a que en diciembre autoridades de la Comisión Estatal del Agua (CEA) aseguraron que en el estiaje el pozo alcanzaría al menos para abastecer a mil 500 personas al día—, en el manantial las personas paran, pese al riesgo de otro ataque armado, a obtener un poco de esa agua que escurre sin usarse.
Foto: Mario Arturo Martínez
Concepción Felisa Bautista, otra de las comerciantes de comida, recuerda toda esa violencia del 5 de junio de 2017, cuando pobladores de Tamazulápam con armas largas atacaron a comuneros desarmados de Ayutla, asesinaron a un hombre y secuestrando a 4 mujeres que fueron torturadas.
“Hace ya 4 años que nos despojaron del manantial de donde Ayutla tomaba agua. Nos lo quitó la gente de Tama mató a nuestra gente, ahora quieren más terreno y no nos permite agarrar agua. No tenemos nada, mire cómo tengo de trastes sucios, por necesidad. El gobierno nos pusó el tanque, pero no hay agua, nadita”, narra.
Consultado por EL UNIVERSAL , el gobernador Alejandro Murat destacó que la crisis del agua no sólo existe en Ayutla, sino también en Tamazulápam, pues ambos municipios son poseedores del manantial que está en tierras mancomunadas. Y aunque reconoce que hay conflictos que se tienen que superar, asegura que el bastecimiento de agua es normal.
“El tema del agua se está abasteciendo de manera normal con la planta de agua que instalamos en Ayutla (...) está esto avaldo por el presidente municipal y el Comité del Agua en Ayutla”. dijo.
“No hay necesidad de mentir”
Aunque en los años en los que Ayutla ha exigido justicia por el despojo de su manantial se ha documentado que fueron los pobladores de Tamazulápam quienes los agredieron y quienes se niegan a que tengan acceso a su agua, para el presidente López Obrador se trata de “un conflicto entre dos comunidades (en el) que hay que buscar un acuerdo; porque los otros no son malos, tienen sus razones y hay que escuchar a todos”.
También afirma que es un grupo de personas de Ayutla quienes “no quieren que se arregle el asunto”.
Gloria Villanueva no está de acuerdo. La presidenta de los padres de familia que han tenido que buscar la forma para sacar adelante la obra de la Escuela es Nuestra recuerda que han sido múltiples las ocasiones en las que ambas comunidades se sentaron a la mesa y llegaron a “acuerdos”, que finalmente Tama no respetó.
Menciona, como ejemplo, una minuta firmada ante el Gobierno de Oaxaca en agosto de 2017, en donde ambas comunidades acordaron que se dividirían el agua y se usaría un sistema de cárcamo por gravedad, por exigencia de Tamazulápam, lo que Ayutla aceptó por la necesidad, pero el acuerdo no se concretó. Este medio ha intentado en diversas ocasiones consultar a las autoridades de Tamazulápam, pero no se ha obtenido respuesta.
Actualmente, pese a que tras tres años de batalla legal, el Juzgado Tercero de Distrito del Poder Judicial de la Federación dictó sentencia a favor del derecho humano al agua potable para los habitantes de Ayutla y ordenó la reconexión inmediata a su manantial, ésta no se ha concretado porque la otras comunidad apeló el fallo y el caso se encuentra en proyecto de sentencia definitiva.
Por todo ello Gloria sabe que para la autoridades de los distinto niveles el reclamo de Ayutla por su manantial y por su agua es incómodo.
También sabe que el Presidente solicitó un informe sobre la situación a la autoridad municipal, por lo que espera que se ocupe esa oportunidad para alertar sobre la emergencia que vive Ayutla.
“Claro que las autoridades municipales están conscientes, nadie está mintiendo, no hay necesidad de mentir. Si bien hay algunos chorritos, no es la suficiente para abastecer las necesidades de 3 mil personas y más en esta temporada. Si van a checar el pozo, se van a dar cuenta de la realidad”, reta Gloria.
Su urgencia, y la de los otros padres de familia, se debe a que con el paso de Oaxaca a amarillo en el semáforo del Covid-19, el regreso a clases presenciales está cercano y ellos temen que con 80 alumnos no tendrán agua para garantizar las medidas sanitarias ni el lavado frecuente de manos.