Guadalajara.— La sobreoferta de alentada principalmente por el alto consumo de tequila durante la pandemia ha provocado que en un par de años el precio de esta materia prima se desplome de los 30 y tantos pesos por kilo a un peso por kilo.

Algunas organizaciones de pequeños productores consideran que este problema se generó por la falta de una ley agavera y por presuntas irregularidades cometidas por el Consejo Regulador del Tequila (CRT) —una asociación civil creada por empresarios tequileros en 1994 para sustituir a la entonces Secretaría de Comercio y Fomento Industrial (Secofi) en sus atribuciones de vigilancia y seguimiento a las normas establecidas para la producción de tequila— por lo que exigen la intervención del gobierno federal para fiscalizar las actividades del CRT y regular el mercado.

Sin embargo, para el CRT el asunto tiene que ver con la ley de la oferta y la demanda y con que mucha gente tomó el riesgo de plantar agave azul a pesar de los avisos de que esto podría ocurrir.

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Productores confían en vender más tequila en 2026, para el Mundial que realizará México, Canadá y EU 26 de enero. Foto: Raúl Torres y Miguel García / EL UNIVERSAL
Productores confían en vender más tequila en 2026, para el Mundial que realizará México, Canadá y EU 26 de enero. Foto: Raúl Torres y Miguel García / EL UNIVERSAL

Desde octubre pasado organizaciones como el Consejo Mexicano del Agave, Grupo Cultural del Agave, Sistema Producto Agave Tequila Jalisco y agaveros de El Barzón comenzaron una serie de movilizaciones para exigir la atención del CRT y las autoridades en la fuerte caída de los precios: se plantaron a la entrada de las instalaciones del CRT en Guadalajara, en las puertas de una tequilera, sostuvieron diálogo con algunos diputados locales, marcharon por las calles de Tequila, bloquearon la carretera a Guadalajara y finalmente el pasado 14 de enero acudieron a una mesa de trabajo convocada por el gobierno del estado en la que también estuvieron presentes empresarios tequileros, representantes del CRT y autoridades federales.

Las principales peticiones de estos productores son la implementación de un precio de garantía para el agave azul tequilana weber, venta directa a las empresas tequileras para sacar de la cadena productiva a los intermediarios, modificar la NOM-006-SCFI-2012 que permite que existan tequilas que contienen hasta 49% de azúcares que no provienen del agave azul tequilana weber, que no se permita jimar agaves de menos de seis años y que se revise el actuar del CRT.

“El problema es que no tenemos comercialización directa de nuestro agave, todo se maneja a través de un sistema especulativo, estamos hablando de alrededor de 100 introductores que son los encargados de comprarnos a precios de regalado, las tequileras son las que financian a los famosos coyotes, si uno va a una tequilera a ofrecer su producto dicen que tienen cubierto su mercado y nos dicen ve con fulano”, acusa Julián Rodríguez Parra, del Consejo Mexicano del Agave.

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La caída en el precio del agave acusan
que se debe al aumento de productores y el sembrado indiscriminado 26 de enero. Foto: Raúl Torres y Miguel García / EL UNIVERSAL
La caída en el precio del agave acusan que se debe al aumento de productores y el sembrado indiscriminado 26 de enero. Foto: Raúl Torres y Miguel García / EL UNIVERSAL

En su opinión, otro problema tiene que ver con el territorio que comprende la denominación de origen del tequila (181 municipios de los estados de Jalisco, Nayarit, Guanajuato, Michoacán y Tamaulipas), pues ni las autoridades ni el CRT tienen la capacidad de vigilar lo que ahí ocurre e incluso denuncia que se ha permitido la salida de hijuelos del agave azul tequilana weber para reproducir la planta en Estados Unidos, Sudáfrica, Australia y China.

“Como respuesta a esta problemática hemos expuesto que necesitamos de manera urgente que se nos facilite los mecanismos del control de nuestra propia actividad; desgraciadamente nuestra actividad está regulada por el Consejo Regulador del Tequila y nosotros los campesinos exigimos tener influencia sobre la planeación de la plantación del agave, la certificación de madurez y la expedición de guías sanitarias para poder regular la cadena productiva”, señala.

Rodríguez Parra recuerda que en 1985, al igual que la industria textil, la tequilera comenzó a ser absorbida por industrias transnacionales y a principios de los 90, con la perspectiva de la creación del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá, esas empresas comenzaron a hacer plantaciones masivas de agave, compitiendo deslealmente con los pequeños productores; así, en 1994, para tratar de protegerse, los empresarios tequileros crearon el CTR, pero no se tomó en cuenta a los agaveros y actualmente el organismo favorece sólo a algunos y se ha convertido en un negocio.

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A partir de 2017 el agave empezó a pagarse por arriba de los 15 o 20 pesos, gracias a la demanda de tequila 26 de enero. Foto: Raúl Torres y Miguel García / EL UNIVERSAL
A partir de 2017 el agave empezó a pagarse por arriba de los 15 o 20 pesos, gracias a la demanda de tequila 26 de enero. Foto: Raúl Torres y Miguel García / EL UNIVERSAL

“Es la ley de la oferta y la demanda”

Martín Muñoz, comisionado técnico de CRT, considera que la actual crisis en el precio del agave es preocupante, pero se debe a una sobreproducción que comenzó después de 2017, cuando personas que nunca habían cultivado agave (actualmente se estima que hay 42 mil productores de agave azul tequilana weber) comenzaron a hacerlo y tras el incremento en el consumo de tequila durante los meses de encierro en la pasada pandemia de Covid-19 se incrementó la plantación de forma exponencial.

“A partir de 2017 el agave se empieza a pagar por arriba de los 15 o 20 pesos y es un negocio muy rentable gracias a la demanda de tequila, y viene un parteaguas también muy fuertes en la industria tequilera en la pandemia, en 2019 y 2020 que es cuando se da el confinamiento; tan sólo, como ejemplo, el primer fin de semana del confinamiento en México las ventas en volumen de tequila fueron similares a las de un diciembre o de un mes patrio, porque por el cierre de los centros de consumo las personas que se iban a confinar fueron antes a las vinaterías a comprar tequila”, explica Muñoz.

Para dimensionar el tamaño de la sobreproducción de agave, recordó que el año en que más plantas se consumieron para hacer tequila fue 2022, con 2.6 millones de toneladas de agave que equivalen aproximadamente a 105 millones de agaves, y ese mismo año plantaron más de 400 millones de plantas.

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“Al tener precios tan elevados en la materia prima se desacreditaba la información que daba la industria sobre los inventarios de agave; la verdad es que fue complicado porque de repente la gente no creía la información y decía: no, lo que pasa es que los agaveros que están ahorita quieren quedarse con el pastel completo”, relata.

Muñoz afirma que modificar la Norma Oficial para la producción de tequila no resolverá el problema de la sobreoferta de agave y afectaría el mercado de la bebida al reducir el espectro de precios en los que se puede comercializar; en su opinión, la solución tiene que ver con vender más tequila y el próximo año, con el Mundial de 2026 en México, Canadá y Estados Unidos, representa una buena oportunidad.

El agavero debe organizarse

Salvador Valenzuela es agavero de segunda generación y no ha participado en las protestas porque considera que el problema es muy complejo y la solución no es una sola.

Reconoce que la caída en el precio tiene que ver con el aumento de productores y la plantación indiscriminada, incluso en suelos que tenían uso forestal o en zonas federales, como las orillas de las carreteras y las vías del tren, pero sostiene que no se le puede recriminar a la gente querer hacer negocios lícitos.

Sobre la actuación del CRT, asegura que desde su creación hace 30 años ha logrado que las ventas y exportaciones de tequila crezcan de forma sostenida y ahí están representados todos los integrantes de la cadena productiva (agaveros, tequileros y envasadores) con derecho a voz y voto, además de que hay presencia gubernamental que, aunque tiene voz y no voto, sí tiene derecho de veto.

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“Qué más quisiéramos los que nos dedicamos a esto que nuestro cultivo y la bebida que se produce fuera un producto de primera necesidad, pero no lo es y no puede haber un precio de garantía; lo mejor sería poder vender directamente a las tequileras, pero los intermediarios surgen porque hay productores que no cumplen los requisitos que exigen las empresas, como estar dados de alta en Hacienda; yo sí considero que debemos trabajar todos juntos para poder llegar a una buena planeación estratégica; lo ideal sería ponernos todos de acuerdo a no bajar el precio, porque el que baje el precio pues es el que tendrá oferta, pero ahí más bien sería una cuestión de organización entre los productores”, concluyó.

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