León.— León ve cerca el “Día Cero”, en el que la ciudad se quedaría sin agua; sus mantos acuíferos se agotan y son hasta ahora la única alternativa para abastecer el consumo de un millón 712 mil 215 habitantes.
En más de tres décadas, seis gobernadores y nueve alcaldes confiaron el abasto futuro de agua, pactado para 30 años, en el proyecto de la presa El Zapotillo en Jalisco, del que León quedó excluido recientemente por decisión presidencial.
En el trayecto donde se instalaría el acueducto Zapotillo-León para el trasvase del líquido a esta urbe quedaron tirados los tubos que le darían forma.
Ahora, el recurso para consumo humano, la industria, el comercio y la agricultura se obtiene en condiciones de sobreexplotación de los acuíferos Silao-Romita, La Muralla, Valle de León y Río Turbio, con un abatimiento de 1.5 a dos metros anuales.
La extracción se hace a 350 metros de profundidad, y cada año más a fondo, con el riesgo de encontrar aguas fósiles con alto contenido de minerales, no aptas para consumo humano, advierten expertos.
“La calidad de agua por los niveles de extracción está en los límites, las extracciones a 500 metros de profundidad empiezan a tener problemas de flúor principalmente, y eventualmente, en caso extremo, arsénico, cosa de la que no hay evidencia todavía”, expuso Caldera Ortega.
Estrés hídrico preocupante
Hasta 1998 el agua se sacaba a 30 metros de profundidad.
Los riesgos de que se acabe el agua son latentes por el estrés hídrico que se vive.
La Comisión Nacional del Agua (Conagua) en su libro blanco de 2018 sobre el Proyecto de Abastecimiento de Agua El Zapotillo, estableció: “No es posible garantizar el abastecimiento más allá de una década” para León.
En la primera quincena de agosto de 2021, el alcalde Héctor López Santillana reclamó el derecho humano al agua de los leoneses a través de la presa El Zapotillo. La ciudad “podría quedar sin agua en 15 años”, expuso.
El Sistema de Agua Potable y Alcantarillado de León (Sapal) replicó en parte la estrategia “Día Cero” aplicada en la Ciudad del Cabo, Sudáfrica, para alentar el uso responsable del vital líquido.
“Retrasar el Día Cero depende de nosotros”, advierte el organismo en la campaña para concientizar el ahorro, cuidado y reutilización del agua.
Actualmente, el suministro medido de agua potable es de 2 mil 724.60 litros por segundo, para 475 mil usuarios de Sapal.
La fuente de abasto es de aguas subterráneas en 97%; 70% es para uso agrícola; 11% para uso público urbano y el resto, de uso industrial y pecuario.
El acuífero Valle de León, principal fuente de abastecimiento, y los acuíferos aledaños están sobreexplotados con los títulos de concesión hoy otorgados, eliminando la posibilidad de obtener más agua para la población de León. “Nuestro estrés hídrico es preocupante”, dice Jorge Ramírez Hernández, presidente del consejo directivo de Sapal.
Hasta 2018 la extracción anual del acuífero Valle de León llegaba a 204 millones de metros cúbicos anuales, contra la recarga natural que era de 156.1 millones de metros cúbicos. “En León se extrae más agua de la que se recupera, con una sobreexplotación de 47.9 millones de metros cúbicos anuales”, estableció Conagua.
En la ciudad son escasos los embalses para la captación y aprovechamiento de las aguas superficiales. Las aguas de la presa El Palote se aprovechan sólo cuando el volumen almacenado supera la mitad de su capacidad, pues su función es evitar la inundación de avenidas, conforme a las disposiciones de Conagua.
Caldera Ortega considera que la campaña discursiva del “Día Cero” ayuda, pero se requiere una verdadera política pública de recuperación y reúso del agua que involucre a usuarios, sector productivo, académicos y al gobierno, con un liderazgo consciente.
La promesa de El Zapotillo
En 1995, en el gobierno del presidente Ernesto Zedillo, se publicó el Decreto que reserva las aguas del Río Verde para el aprovechamiento de la población de León y de Jalisco. El proyecto de El Zapotillo establecía que la presa tendría una cortina de 105 metros de alto y un gasto firme de 8.7 metros cúbicos de agua por segundo; 3.8 para León; 1.8 para los Altos de Jalisco, y 3.1 para la zona conurbada de Guadalajara.
En noviembre de 2006 el Ayuntamiento de León, el Gobierno de Guanajuato, la Federación y el Gobierno de Jalisco acordaron en un convenio conjuntar acciones y recursos para la construcción de la presa y el acueducto El Zapotillo-Los Altos de Jalisco-León, Guanajuato.
Estaba previsto el reasentamiento de los poblados de Acasico, Palmarejo y Temacapulín; los tres serían inundados en la zona del embalse de la presa de almacenamiento. Sus habitantes recurrieron a la lucha social y acciones jurídicas para evitarlo.
Se tenía planeado que la construcción de El Zapotillo concluyera en abril de 2014. Sin embargo, en agosto de 2014 se detuvo en 79.7% el nivel de la cortina por una sentencia dictada por la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), en la controversia constitucional 93/2012, impulsada por el Congreso de Jalisco, y, aunque siguieron otras obras a su alrededor, los trabajos en la cortina se pararon, al igual que en las redes que servirían para el suministro del agua.
En busca de alternativas
“Ya es mucho lo que los guanajuatenses hemos sacrificado en este proyecto, son muchos años. Les recuerdo que la primera vez que se habló de la presa El Zapotillo fue en 1987”, reviró el gobernador guanajuatense, Diego Sinhue Rodríguez Vallejo.
El gobernador expresó su desacuerdo con la determinación de López Obrador.
“El agua corresponde a los guanajuatenses por derecho y por decreto”. Aceptó la instalación de mesas técnicas con la Comisión Nacional del Agua para revisar la viabilidad del proyecto de la presa El Zapotillo y para explorar un “plan b”.
“No podemos fincar todas las esperanzas en un proyecto que seguimos confiando en que es viable, porque tenemos recursos invertidos. Entendemos el conflicto social de inundar algunos pueblos, y es un tema que respetamos”, dijo Rodríguez Vallejo ante empresarios.
Al respecto, Caldera Ortega consideró que el excluir a León de El Zapotillo debe tomarse como una oportunidad en la que la solución incluya a todos, porque se vio que no se puede comprometer el medio ambiente, afectar los recursos de otras cuencas ni los derechos de otras personas.
“Puede León sobrevivir con su propia agua, pero debe ser un esfuerzo, con liderazgo político dentro del gobierno”, expuso.
Señaló que deben sumarse estrategias para la recuperación de la cuenca, que incluya intercambio de productos agrícolas, una política sustentable seria, el reúso de agua, infraestructura en recuperación, en redes de abastecimiento urbano y en materia agrícola, la cosecha de agua de lluvia, tanto a nivel industrial como domiciliaria, como se hizo en Iztapalapa, Ciudad de México.
Señaló que se requiere que la industria se comprometa al reúso de sus aguas y puso como ejemplo la empresa Pasa, que tiene concesionada una parte de la recolección de la basura de la ciudad, cuenta con un colector que hace que no utilice agua de la red para lavar sus camiones con un proyecto que se le propuso desde la UG.
“Ese tipo de estrategias debe replicarse en todas las empresas de León”, indicó el experto.
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