Aguascalientes.— “Se oía rechinar un cuerno, también una súper cuarta, un R-15 chapeado y una del jefe sonaba …”, arranca la banda con El Chivo Tatemado para complacer a un cliente que insistente solicitaba el tema, entre una decena de melodías; por cada una pagó 200 pesos.

En la se canta y baila de todo sin importar la vigilancia policial y la ley, desde y corridos tumbaos hasta composiciones de amor y despecho. “¡Viene la del ‘Centenario!’”, pide Pepe; todos a su alrededor asienten: “¡Sí, sí, El Centenario!”.

El vocalista se une a la voz del público, que brinda y no se inhibe ante el paso continuo de oficiales que observan y de los agentes que ven desde torres de vigilancia. Más de 2 mil elementos cuidan la seguridad del evento.

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Alrededor de 30 grupos de banda, mariachis, norteños y batucada locales y foráneos arman el ambiente en el perímetro de la feria, por la calle Arturo J. de Pani, que va desde la Manuel M. Ponce, unos metros después del jardín y templo de San Marcos, y continúa por el casino, el palenque, la zona de restaurantes y el entorno de la Monumental Plaza de Toros.

La algarabía llega a su máximo por la tarde-noche, hasta la madrugada. Hombres y mujeres rodean a los músicos, brincan, saltan y se mueven con ritmo. Las piezas de diferentes géneros se mezclan de forma simultánea entre el bullicio.

Las más gustadas

Pelea de Gallos, El Centenario, La Yaquesita, El Chivo Tatemado, El Sinaloense, El Corrido de Juan Huerta, Ni Diablo ni Santo, La Nena, El 24 y Mátalas, son algunas de las canciones más gustadas tanto de jóvenes y adultos.

Los grupos cargaban hojas enmicadas con el repertorio musical a disposición de los clientes, en los que no aparecen los corridos prohibidos, lo que no limitó la expectativa de los asistentes que en una mano llevaban su bebida y en otra el celular.

El desafío de escuchar y cantar temas relacionados con el crimen, las armas y las drogas fue constante durante los primeros dos días de la ‘Verbena Abrileña’ y con ello rebasó la reforma penal que sanciona interpretar narcocorridos.

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“Que vengan ya los norteños a cantarme mis corridos”, repiten a coro el tema de El 24, de Julión Álvarez.

“Si eres pobre te humilla la gente, si eres rico te tratan muy bien; un amigo se metió a la mafia…. Con la mafia se gana dinero, pero se necesita valor…”, reza El Centenario, una de las canciones más populares de la noche.

El tubista José, de una banda de viento local, comentó que tienen que complacer a los visitantes, o de lo contrario “se nos van, y hasta se enojan”. Minutos antes un hombre exigió El Chivo Tatemado, con la frase “tóquela ¿o qué?”.

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Son las 9:00 de la noche del sábado y a unos pasos rumbo a la Monumental Plaza de Toros, en un recinto cerrado otro tipo de espectadores escuchan a las Víctimas del Doctor Cerebro. A un lado, la batucada y el show de edecanes. El 17 de abril de 2025 entró en vigor la reforma al Código Penal del Estado, aprobada un día antes por el Congreso local, que establece como delito la “provocación a cometer un delito o apología del delito”, con una pena de 6 meses a 1 año de prisión y de 6 mil a 8 mil unidades de medida y actualización (UMA) de multa.

Empleados de Reglamentos Municipales expulsaron a los integrantes de la banda Imponente por no portar el gafete autorizado por el Patronato de la Feria Nacional de San Marcos, a cargo de José Ángel González Serna; los músicos suplicaban les permitieran trabajar en tanto les entregaban los permisos.

Los servidores advirtieron que a los grupos que sorprendan cantando corridos bélicos o con alusión a las drogas y violencia, serán sancionados con la cancelación de los permisos, les impondrían una multa y retendrían los instrumentos y no podrían volver a tocar en la feria.

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Sin embargo, desde las siete de la noche del 19 de abril hasta las tres de la mañana siguiente, no se reportó alguna acción administrativa ni detención por la comisión del delito de hacer apología del delito.

Tampoco se procedió en contra de personas caracterizadas de los personajes Wolverine, El Hombre Araña y Dead Pool, que portaban pistolas de plástico con la que sus seguidores les apuntaban en la cabeza, les tomaban fotografías y a cambio recibían una cooperación.

De acuerdo con el Código Penal de Aguascalientes, “comete el delito de provocación o apología del delito quien, mediante la difusión pública de imágenes, mensajes, expresiones, interpretaciones o representaciones que exalten... a personas vinculadas con la delincuencia organizada, al uso de armas prohibidas, al narcotráfico, a grupos delictivos”.

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