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Ciudad de México.? La tarde del jueves 22 de junio, la cantante Nayeli Cyrene Cinco Martínez se encontraba en su casa con sus dos hijas, cundo dos camionetas todoterreno con hombres armados se apostaron en los alrededores de su residencia, en el fraccionamiento Santa Clara, en Tuxtla Gutiérrez.
Nayeli no se percató de lo que sucedía hasta que los hombres empezaron a lanzar amenazas y a golpear con furia la puerta. Desde la sala pudo ver a varios con fusiles; escuchó gritos que le exigían que abriera la puerta y oyó un estruendo, como un disparo de arma de fuego. En ese momento, los hombres estaban cerca de capturarla.
Nayeli corrió a la recámara de sus hijas, de 10 y cinco años de edad, y les dijo que tenían que huir de ahí. Las tres subieron por una escalera al techo y corrieron hacia la casa del vecino.
Tres de los hombres armados corrieron hacia la casa de la cantante con fusiles en mano. Uno de ellos vigiló la calle por donde podría huir Nayeli. La camioneta de color negro se apostó en la entrada de su domicilio. Cuatro eran en total los que entraron a la casa, pero otros montaron vigilancia en los alrededores.
Fuentes cercanas a los hechos relataron a EL UNIVERSAL que, para ese momento, las 18:30 horas de ese jueves, lo único que le importaba a Nayeli era poner a sus dos hijas a salvo y las escondió atrás de un tinaco de la casa de su vecino, pero uno de los cuatro armados que habían entrado a la casa estaba atrás de ella. La joven trató de regresar para ver si no eran seguidas, cuando sintió un jalón de cabellos y luego fue arrastrada hacia la escalera. La cantante fue subida a una de las camionetas y salieron del fraccionamiento.
Desde su escondite, las niñas vieron el momento en que los hombres abandonaron el fraccionamiento y pidieron ayuda a los vecinos, que se habían guardado en sus hogares temerosos de que algo les ocurriera.
Para las 18:40 horas, los padres de Nayeli se enteraron de lo sucedido y llamaron a su teléfono, pero estaba apagado.
Jorge Alejando Cinco Martínez, el único hermano de la cantante, se enteró del rapto y llamó por teléfono a su hermana, pero no tuvo respuesta.
Su carrera
Desde niña, Nayeli soñaba con ser cantante, grabar un disco y presentarse en la televisión, pero fue hasta la secundaria cuando consiguió sus primeros logros. Con sus amigos formaron un grupo al que llamaron Mexican strip, de electro hip-hop.
Después fue vocalista de varios grupos musicales en Tuxtla Gutiérrez, entre ellos Escenario, pero su carrera ascendió cuando fue contratada como vocalista del grupo de Enrique Virrueta.
Su nombre artístico, Nayeli Cinco, se popularizó inmediatamente, además de que era fácil de recordar. Al finalizar la pandemia, los restaurantes botaneros de la capital chiapaneca reanudaron sus actividades y Nayeli firmó contrato en el local La palapa de mi mamá.
Una amiga de Nayeli, cantante como ella, cuenta que su día empezaba muy temprano para preparar el desayuno de sus hijas, las llevaba a la escuela y estaba pendiente de la hora de salida. En sus ratos libres, para tener acceso a recursos para la manutención de las niñas, se dedicaba a vender “lo que pudiera para poder tener ingreso. Se la vivía trabajando. Trabajaba de lunes a lunes. Todos los días”, explica la cantante que conoció a Nayeli en un grupo musical de Tuxtla. “Es una gran cantante. Creo que es una de las mejores que yo he conocido”.
Horas antes del plagio
Ese jueves, las niñas se habían quedado solas en casa cuando Nayeli se fue a cantar a La palapa de mi mamá, a un kilómetro de distancia de su casa.
Hacia las 15:30 horas pasó a visitar a una amiga a quien invitó a que fuera a verla. Nayeli y su amiga conversaron algunos minutos, pues no se habían visto en varios días.
Antes de que dieran las 17:00 horas, cuando terminaba su presentación, se despidió del público que departía entre cervezas y botanas. Parecía una premonición, pero nadie reparó en ello, hasta que se supo que había sido raptada.
Había terminado su contrato con el restaurante. Después de cobrar su salario, la joven le agradeció al gerente y se dirigió al estacionamiento para regresar a su hogar. Sintió tristeza al dejar el lugar atrás, porque no sabía cuándo volvería a estar frente al público.
A las 17:20 horas, Nayely había llegado a su casa después de haber manejado cinco minutos su auto, el cual aún permanece estacionado frente a su casa. Habló con las niñas; les preguntó si tenían hambre para que les preparara algo. No parecía haber nada extraño esa tarde bochornosa en la ciudad. A lo lejos se escuchaba el canto de algunos pájaros que descansaban en los árboles. A esa hora, los hombres de las camionetas Frontier color verde y Ranger negra estaban listos para su captura.
Neyeli, la cantante que decía en su cuenta de Facebook: “Grande es aquel que para brillar, no necesita apagar la luz de los demás”.