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Cancún. — Si observar por tierra la magnitud del sargazo que ha aparecido masivamente en las playas de Puerto Morelos, al sur de Cancún, impresiona, admirar el fenómeno a 80 y 120 metros de altura es doblemente impactante, de acuerdo con las imágenes aéreas que logró obtener EL UNIVERSAL.
Las miles de toneladas que se extienden a lo largo de la costa tiñen de ocre la orilla de mar, contrastando con el tono azul turquesa que caracterizan las aguas del caribe.
La alfombra de algas pardas, color café y dorado, abarca, por ejemplo, al menos seis kilómetros de playas, del sur del faro que distingue a Puerto Morelos y al norte, rompiendo con la belleza del paisaje y sepultando las ganas de los turistas para entrar al lugar.
Lo que se observa en Puerto Morelos —y se repite en Cancún, Playa del Carmen y Tulum— es que las algas se encuentran concentradas en la orilla de las playas, en una franja de dos a tres metros de ancho, que varía dependiendo del tramo de costa y se distingue al imprimir un tono de ocre más intenso u oscuro al litoral.
Este fenómeno atípico estudiado por científicos del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM, Unidad Puerto Morelos, se encuentra a tan sólo 500 metros en promedio de la porción quintanarroense del Sistema Arrecifal Mesoamericano (SAM), el segundo arrecife más grande del mundo, después de la Gran Barrera Australiana, y podría convertirse en un “desastre ecológico” y económico, de acuerdo con la doctora Brigitta van Tussenbroek.
No se acaba. En Puerto Morelos, el municipio más joven de Quintana Roo, cuadrillas del ayuntamiento limpian durante horas el material vegetal marino, que no tiene para cuándo desaparecer y, por el contrario, amenaza con llegar con mayor intensidad a partir de este mes.
La faena parece inacabable y queda claro que las manos humanas son insuficientes para mantener limpia el área. Los trabajadores recogen toneladas de las algas y las colocan en carretillas o las depositan en camiones, pero así como lo retiran, llega hasta la orilla o se mantiene suspendido sobre el agua a la espera de tocar la costa.
Para esta tarea se cubre la cabeza con una playera blanca a manera de turbante, para protegerse de la crueldad del sol. Lleva su uniforme de manga corta, pero recubiertos los brazos y para cuidarse los ojos de la arena lleva lentes de sol. Trae una infección en un ojo y la arena afecta su visión. “Le damos así sin parar y sin límite de tiempo. Tratamos lo mejor posible dejar la playa limpia, pero ves que con la naturaleza no se puede. Tratamos de que tenga otra imagen la playa, que esté más limpia y venga el turismo”, dice, para agregar que si los camiones no se dan abasto para recoger las algas, las entierra bajo la arena.
El día de la entrevista llevaban enterradas siete toneladas, según sus palabras. La cifra corresponde sólo de los tres kilómetros del restaurante Pelicanos, pasando por el faro y hasta una playa nudista, cuyo nombre desconoce. Al sur del faro la limpieza de “las playas privadas”, menciona, la dejan a los hoteles. “Ellos tampoco se dan abasto. Prefieren contratar a empleados o empresas para limpiar el sargazo”, agrega.
Lilia del Carmen es terapeuta. Se dedica a dar masajes a turistas en la playa ubicada entre Plaza Forum y condominios Salvia. De 10 clientes que atendía al día, da servicio a dos. Atribuye la baja afluencia a la presencia del elemento, que inhibe la llegada del turismo.
“El sargazo nos está afectando ahorita porque el turismo viene a disfrutar las playas tan bonitas que tiene Cancún, pero ahorita con esto no se pueden meter. Aquí atendíamos como a 10 personas al día y ahorita como a dos y a veces nada”, manifiesta. Es fin de semana, a punto de culminar la temporada vacacional de verano y las playas en esta área lucen repletas de turistas nacionales y extranjeros.
“Baños de sargazo” en Cancún. Robert, de Perú y Brat, de Wisconsin, Estados Unidos, acaban de tomar un “baño de sargazo” y acceden a charlar sobre su experiencia.
Llegaron hace siete días, procedentes de Minnesota, visitaron Tulum y viajaron a Playa del Carmen huyendo del sargazo, pero se toparon con él, en peores cantidades. Quisieron refugiarse en Cancún y el resultado fue el mismo, aunque el volumen fue menor.
Un día antes, el ayuntamiento había sacado toneladas de algas en una decena de camiones.
“Hemos querido divertirnos en la playa, pero nos hemos dado con la sorpresa de estas extrañas plantas a lo largo de la costa. Hemos ido a las playas de Tulum y la misma situación. Hemos ido después a Playa del Carmen y lo mismo, pero yo diría que es la peor y, bueno, llegamos a Cancún con la esperanza de encontrar la playa más limpia, pero al parecer está mejor, pero es igual.
“Lo que se siente con esto, al quererse bañar, como que no lo esperábamos y nos desanima.
“Los primeros días nos la pasamos totalmente apartados de la playa y nos ha gustado, pero quisiéramos tener la seguridad de que en la próxima visita todo esto esté más limpio. No sabemos cuáles son las causas de esto”, dice Robert.
Si bien hay turistas que se sienten timados por la imagen de las playas que se promocionan y las que encuentran a su arribo, Westley, procedente de Holanda y su novia, originaria de Tampico, entienden que el fenómeno es natural y no se incomodan. Junto con otro acompañante, han disfrutado del mar y de la arena, sin problema.
“Yo creo que por los turistas se debería limpiar, porque tú ves todas esas fotografías y ves las playas blancas y eso te causa una expectativa y esa es la razón por la que uno viene para acá”, expresa.
Además, señala que no le molesta, pero comprende que a otros turistas podría incomodarles.
Con él coincide su novia. “Tú ves las fotos en Google, cuando pones Cancún y ves las playas limpias y azules y cuando vienes quizá no es como te lo mostraron, pero está bien, se trata de algo natural”.
Para la joven ingeniera de profesión el tema no es un gran problema, pero agrega que si se desconoce de qué trata y sus implicaciones en la salud, podría generar preocupación. “Tú no sabes si puede ocasionar un problema en la piel ni si te va a picar”, comenta.