Puerto Escondido, Colotepec.— El Jeep se desvía sobre la carretera que conecta a Mazunte con Puerto Escondido y toma un camino de terracería. A un costado corre un río que desemboca en el mar y muestra advertencias continuas: zona de cocodrilos. El vehículo ingresa a la playa y se dirige a la punta. El golpeteo incesante de las olas acalla los otros sonidos con fuerza.
Romyna y Joelle, Joy, Ramírez Pérez, de 7 y 14 años, respectivamente, descienden de la camioneta y se preparan.
Toman sus tablas y corren al mar. Su padre, José Ramírez, un surfista profesional de olas grandes y uno de sus instructores, les lleva la delantera apenas por unos segundos. Su madre, Roxel Pérez, también surfista profesional y su instructora, por esta ocasión espera en la playa.
Tanto Romyna como Joy son niñas que practican un deporte hasta ahora dominado por hombres en México y Oaxaca, pero en el que cada vez más mujeres demandan igualdad al competir.
Para ellas, la inspiración para practicar el surf viene de sus padres; sin embargo, también es algo que disfrutan, que las hace felices y que, incluso, las ayuda a olvidarse de sus problemas.
Falta equidad en el deporte
Romyna lleva poco más de un año en este deporte, empezó a los seis; sin embargo, ya ha participado en torneos en los que compite con niños de su edad.
Joelle, de igual manera y cotidianamente, debe competir contra niños porque casi no hay niñas de su edad que participen en estos torneos.
“Hay más niños que mujeres, pero cada vez hay más y pienso que será bueno para que en un futuro hagan más eventos. Por ejemplo, este año iban a hacer un evento que sea sólo de mujeres aquí en Puerto Escondido”, menciona Joelle.
Aunque en los últimos años el surf ha dejado de ser una actividad estereotipada que se asociaba con el consumo de drogas y pasó a ser un deporte de alto rendimiento para atletas, con una industria millonaria detrás, las mujeres que practican este deporte enfrentan exclusión, discriminación, así como desigualdad.
Roxel, por ejemplo, tenía 13 años cuando se mudó con su madre de la Ciudad a Puerto Escondido, en 1992. Tras un par de años empezó a surfear y, entonces, era la única mujer mexicana que practicaba el deporte.
El surf lo aprendió gracias a amigos que la llevaban y cuidaban al practicar; también le ayudó que su padre la tuviera en escuelas de natación de alto rendimiento, deporte en el que también llegó a competir.
Como surfista profesional en la categoría bodyboard, Roxel cuenta con varios trofeos de primer lugar y ha competido en torneos internacionales y nacionales en Puerto Escondido, Acapulco, Colima, Baja California y San Diego, California. Además, es la primera presidenta de la Asociación de Surfing de Oaxaca.
“Se requiere de mucha constancia y que no te desanimes. No importa la edad que tengas, siempre que vienes al mar te enfrentas con olas diferentes, siempre en una sesión te vas a caer 100 veces y vas a hacer una buena”.
Roxel explica que también se requiere saber nadar, tener rapidez, fuerza, equilibrio, buena alimentación y dormir bien.
Hay pocas mujeres en este deporte en México, opina Roxel, porque primero se debe vivir en el mar y, cuando eres niño o niña, tener el apoyo de los padres. En el caso de sus hijas, explica, es su esposo quien se hace responsable de ellas al estar en el mar.
Pese a ello, advierte que en Puerto Escondido hay una nueva generación de surfistas que tienen hijas y por tanto las llevan a practicar este deporte.
Un segundo problema, dice, es la exclusión de las mujeres en las competencias y que siguen viéndolas como un objeto. “A la mujer sólo la explotan como atractivo visual, mientras que los hombres son los deportistas”.
Roxel recuerda un torneo de surf en el que el premio económico del “bikini contest” era más grande que el premio de la categoría femenil de surf.
“Me acuerdo de una marca de ropa que hizo a propósito unos shorts transparentes y dijimos: ‘Ok, si eso es lo que va a hacer que la bolsa de premios sea más grande, entonces las mujeres de surf van a entrar con el short transparente para que les aumenten la bolsa, es lo que quieren dar a entender’. Me acuerdo que entramos con esos shorts y que sí aumentaron la bolsa”.
Desde entonces, lamenta, la situación no ha cambiado mucho. En los últimos torneos en Puerto Escondido han excluido a las mujeres de las competencias de surf, pero el torneo de bikinis sí se lleva a cabo, pese a que ya hay mujeres atletas surfistas.
Sin embargo, tampoco sabe si desea que sus hijas se conviertan en profesionales y vivan de ello. Lo que sí quisiera, menciona, es que otras niñas vieran a sus hijas y se animen a surfear.