Más Información
Sheinbaum es una "consumidora voraz" de información: José Merino; el tablero de seguridad, herramienta clave, destaca
Oposición tunde diseño de boletas de elección judicial; “la lista definitiva la harán Monreal y Adán Augusto”, dice Döring
Rosa Icela Rodríguez se reúne con próximo titular del INM; “arrancaremos el 2025 con mucho trabajo”, asegura
El pueblo zoque de Tuxtla Gutiérrez aguarda La Navidad guiado por La siembra de la milpita o Ceremonia ritual de la fertilidad, una práctica prehispánica que invoca la abundancia, la salud y el bienestar de este pueblo originario, asentado en esta región de Chiapas hace más de cinco mil años.
La espera del festejo del Belén Zoque de Tuxtla Gutiérrez , y el posterior ingreso del año nuevo, empezó con los rituales de la fertilidad, en donde “la casita de la siembra” es uno de los elementos fundamentales de la vida y la abundancia en la cosmovisión de los zoques.
Los hombres colocan mazorcas y velas sobre un petate, que desgranan mientras les sirven pozol (bebida de maíz) blanco; las mujeres ofrecen frijol y una variedad de verduras.
Después, los varones elaboran la casita de la siembra”, una estructura de varas de madera con techos, paredes y una puerta pequeña, a la que cubren con hojas de plátano secas.
En el centro, colocan una canoa llena de tierra y con una “ Santa Cruz ” en la cabecera del recipiente de madera, en donde las mujeres siembran maíz y verduras.
Al finalizar “la siembra” las mujeres son “fertilizadas” por el agua que los varones lanzan en lluvia ritual al techo y las paredes, que simboliza la fertilidad de honda raíz prehispánica.
La ceremonia se repite con los hombres, que penetran en la casa, donde ahora son las mujeres las que arrojan el agua. Al salir se les sirve chocolate caliente, o una copita de licor tradicional para mitigar el frío de la temporada.
El investigador Sergio de la Cruz señala que con esa actividad concluye el ritual de la fertilidad, en la víspera navideña y año nuevo, que da paso a la “resiembra”, que consiste en recoger los granos que cayeron en el piso para sembrarlos en la canoa, pues según los zoques, “los maicitos caídos llorar por las noches”.
Los festejos prenavideños, que inician a partir del 8 de diciembre, son organizados por la mayordomía zoque y los priostes del Señor del Cerrito en la capital de Chiapas , uno de los centros tradicionales y culturales que más luchan por defender, exaltar y preservar sus orígenes.
El estudioso de esa cultura, agrega que la tradición navideña zoque adquiere relevancia e l 22 y 24 de este mes , y concluye el 6 de enero con el año nuevo.
“La siembra” es el ritual adivinatorio de la cosecha, aunque los rituales propiciatorios, de petición de lluvias y de buenas cosechas surgen en enero, con la elaboración y “bañada” de los ramilletes joyonaqué (flor costurada) para la denominada “bajada” de las vírgenes de la parte alta del ejido Copoya, que celebra a la Virgen de Candelaria.
La temporada de cosecha trae las ofrendas de agradecimiento. El calendario festivo de la mayordomía zoque de Tuxtla Gutiérrez , “ de acuerdo con los festejos más importantes, coincide con el calendario agrícola prehispánico de 260 días”, afirma de la Cruz.