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Tuxtla Gutierrez Chis. - La figura y el legado del humanista francés Andrés Aubry fue recordado este martes en San Cristóbal de las Casas a 12 años de su fallecimiento , como uno de los promotores de los derechos de los pueblos originarios de Chiapas, al lado del extinto obispo emérito de esa diócesis, Samuel Ruiz García.
Al cumplirse un aniversario más del deceso del sociólogo e historiador europeo, participantes del conversatorio "Tras los pasos de Andrés Aubry ", evocaron su trayectoria y trabajo de más de tres décadas con las comunidades originarias del estado.
Aubry, falleció en septiembre de 2007 en un accidente carretero en la ruta de Tuxtla Gutiérrez a San Cristóbal de las Casas . Jorge Santiago, fundador de la organización Desarrollo Económico Social de los Mexicanos Indígenas (DESMI), con sede en San Cristóbal de las Casas, recordó que Andrés Aubry llegó a Chiapas en 1973, en el contexto de la preparación del Congreso Indígena que se realizó un año después. A partir de esa etapa se involucró con las comunidades de la región.
El exsacerdote, que después fue asesor Ruiz García, llegó de Colombia, donde participó en actividades eclesiásticas y en trabajos de la pastoral y el proceso de evangelización. Al llegar a Chiapas, Aubry construyó una visión de “larga travesía”. No vino por un momento, sino que construyó primero “la nave para surcar los mares”. Esa nave fue el Instituto de Asesoría Antropológica para la Región Maya, que le permitió asumir una visión global.
Santiago agregó que el encuentro entre del sociólogo e historiador y el obispo Ruíz García fue importante y lo invitó a que dirigiera el Archivo Histórico Diocesano, en compañía de su esposa Angélica Inda.
En 1984 Aubry hizo una propuesta para comprender la historia” desde los pueblos”. El europeo decía que no era lo mismo “ir a la escuela que a la milpa, que había que acudir y encontrar a los actores que son los constructores de la historia, no los libros de la historia”.
Gonzalo Ituarte, vicario de justicia y paz de la diócesis de San Cristóbal de las Casas , ponderó la trascendencia de la intervención de Aubry en los diálogos de San Andrés Larraínzar entre el gobierno federal y el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) de 1995 a 1996. En los momentos complicados de aquel período fueron importantes las conversaciones, las palabras, la aportación y la consulta de Aubry.
“Su visión de conjunto de las condiciones históricas de los actores alimentaba, inspiraba y reorientaba; nos corregía y por eso logró la profundidad que alcanzó”.
La relación del francés con las comunidades desde la selva hasta las élites intelectuales lo alimentaban y fortalecían. Esto le proporcionó una sensibilidad para contar la historia y luchar al lado de sus amigos.
En el conversatorio realizado ante unos cien asistentes, el tzeltal Xuno López, unos de sus discípulos, aseguró que Aubry es alguien que camina entre las personas, alguien con “chulel” (alma) del pueblo. Puntualizó que el exsacerdote, autor del libro Chiapas a contrapelo: una agenda de trabajo para su historia en perspectiva sistémica, entre otras obras, “decidió caminar en los márgenes acompañando a un sector de los pueblos marginados”.
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