Matamoros.— Por segundo día consecutivo, familiares de personas desaparecidas acompañadas de elementos de la Guardia Nacional, policía estatal y personal de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) ingresaron al predio de La Bartolina, en Matamoros, para buscar restos humanos.
Para Martha Castillo recorrer el ejido representa poder encontrar los restos de sus siete familiares desaparecidos, entre ellos, cuatro hijos así como tres nietos.
A pesar de que esta mujer de 57 años de edad luce cansada, asegura tomar fuerza de la fe que ha puesto en Dios para lograr su cometido.
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“No me mueve la venganza ni el coraje porque me desaparecieron a mis familiares; ahora es más mi fe, porque sé que Dios me ayudará a encontrarlos, porque las autoridades no lo han hecho”, dice.
Martha perdió a su primer hijo, Manuel, de 19 años, quien fue levantado en una discoteca en Reynosa en 2013.
Zona de exterminio
Situado a 27 kilómetros de Matamoros y conocido como “la zona de exterminio de Tamaulipas”, el ejido La Bartolina es un paraje resguardado por árboles llenos de espinas que contrastan con algunas hectáreas sembradas con sorgo y maíz.
Aquí, desde 2017, se han localizado media tonelada de restos humanos que, de acuerdo con familiares de desaparecidos, no han sido identificados.
A sólo 40 minutos de la ciudad, que es frontera con Browns-ville, Texas, el ejido La Bartolina ha sido usado como cementerio clandestino, por lo que familiares de personas desaparecidas insisten en que las autoridades retomen las búsquedas, pero, al no hacerlo, decidieron ingresar casi por su cuenta, a pesar del riesgo que esto implica.
El contingente
Este viernes, escoltados por una unidad de la Guardia Nacional, tres de la policía estatal, dos camionetas y un auto, el grupo de buscadoras se abren paso por la brecha que lleva a La Bartolina. La primera camioneta lleva a madres de personas desaparecidas y personal de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.
Una segunda camioneta traslada a Delia Quiroa, del colectivo Madres Buscadoras de Tamaulipas, su madre y al menos cuatro familiares de desaparecidos. Un auto más lleva a medios de comunicación, y al final van las dos camionetas y un auto de la policía estatal.
Un día antes, el jueves, el contingente localizó dos huesos que ya se encuentran resguardados por las autoridades competentes. Para muchos, esto no es nada para las casi cinco horas de búsqueda. Para ellas, las buscadoras, es un preciado tesoro para poder identificar a sus hijos, esposos, hermanos o nietos.
Delia Quiroa, titular del colectivo Madres Buscadoras de Tamaulipas, destaca que el gobierno debe tomar en cuenta que las familias necesitan saber qué pasó con sus seres queridos y por eso es la exigencia de resguardar La Bartolina.
“Lo menos que se podría hacer es poner una malla ciclónica en los lugares donde han excavado; que se vea la intención porque sólo pusieron la cinta como para que nosotros no nos metiéramos, porque el predio está solo, no tiene vigilancia las 24 horas”, considera.
La mujer adelanta que el próximo lunes se van a manifestar en la Fiscalía General de la República (FGR) en la Ciudad de México, pues señala que la dependencia sólo le da la información de los restos que encuentra a los colectivos que acompañan determinada búsqueda.
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