Jalisco - “Lo noté raro, así que lo acosté y me fui. Cuando volví lo encontré acomodado de manera inusual, con la cabeza entre las patas, inmóvil (...) me asusté y corrí al doctor”, contó a EL UNIVERSAL Mafer Carranza, dueña de Ramón, perro chihuahua de dos meses que hace unos días sufrió un shock hipoglucémico ocasionado por fuegos artificiales.

De acuerdo con la dueña del animal, del 13 al 22 de noviembre, fuegos artificiales se aprecieron en la ciudad de Tonalá, como parte de las celebraciones patronales.

El primer diagnóstico que Carranza recibió tras llevar en a su animal de compañía al veterinario, fue fatal. “Parece que tiene daño cerebral”, le dijo uno de los médicos.

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Pero la joven de 26 años decidió no conformarse con esa valoración y pidió una segunda opinión: “Ramón sufrió un shock hipoglucémico , pero habrá que esperar para descartar algo más severo”, le dijo otra doctora. A pesar de que ambos veterinarios habían dado una resolución distinta, ambos coincidieron en que el estado de Ramón había sido causado por el fuerte estrés que le ocasionaba el sonido de los cohetes.

La dueña de Ramón decidió compartir su dolor en , contando la historia que había llevado al cachorro a estar tan débil, y, aprovechando que su publicación se había hecho viral, contactó a la parroquia “sede” de los fuegos artificiales .

“Mi intención no era cobrarles el veterinario ni nada, solo hacerlos conscientes de la contaminación auditiva que generan”, refirió e indicó que al día siguiente, redujeron las detonaciones.

Con el paso del tiempo, Ramón comenzó a mostrar mejoras en su estado físico; sin embargo, el cachorro seguía fatigado y según narró su dueña, “no soportaba el contacto”.

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“Me dijeron que de todas maneras tengo que estar al pendiente para que no le vuelva a dar el shock hipoglucémico”, relató Mafer, por lo que todos los días, cuando el reloj marca las 19:30 horas, la tapatía sabe que es momento de llevarse a Ramón a otro lado en donde el ruido sea menor.

"Todas las noches, cuando empiezan los cohetes, lo abrazo súper fuerte y me lo llevo como una hora y media o dos hasta que terminen”, refirió.

En ocasiones, Mafer se lleva a Ramón a trabajar con ella, pues muchos días la pirotecnia comienza desde la madrugada, pero como es comerciante de comida, esto le ha ocasionado problemas porque los clientes no quieren comprarle ya que el cachorro “les da miedo" por la higien de los alimentos.

De acuerdo con Mafer, los fuegos artificiales también han afectado a la mascota de su prima, que es de la misma raza que Ramón pero más grande de edad.

“La perrita tiene epilepsia, y estos días mi prima me ha hablado llorando porque los cohetes le detonan las convulsiones a su chihuahua, así que se tiene que alejar de su casa”, recordó la joven.

Mafer aseveró que pronto buscaría reunirse con un regidor del Ayuntamiento para tratar este tema: “No busco represalia, solo que sean conscientes”, puntualizó.

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afcl

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