Querétaro.— El feminicidio de Karla Romina, quien fue asesinada por su expareja, conmocionó a la población queretana y también ha dejado en evidencia un grave problema de violencia contra las mujeres en una sociedad que se percibe a sí misma como “segura”.
Karla Romina Lubke García, de 35 años, fue reportada como desaparecida el pasado 4 de mayo y se activó la Alerta Alba con su fotografía y datos personales para su localización.
Cinco días después, se encontraron restos humanos en una bolsa de basura en un canal de aguas pluviales; análisis confirmaron que se trataba de partes del cuerpo de Karla Romina.
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Carlos Antonio “N”, expareja de la víctima, fue detenido, confesó el crimen y relató que se deshizo del cuerpo en bolsas de basura. Esto llevó a las autoridades, familias e integrantes de la sociedad civil a una búsqueda por los restos de la mujer en el basurero de Mompaní. Hasta ayer no los habían encontrado.
A raíz de estos hechos, grupos feministas y asociaciones civiles han levantado la voz para cuestionar los métodos de protección a las mujeres en la entidad.
El asesinato de Karla Romina ahora es parte de la base de datos de feminicidios en Querétaro, elaborada por el colectivo T’eke’i Grupo Interdisciplinario por la Equidad, que desde 2015 ha contado 81 de estos casos.
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Antes del de ella se registró el feminicidio de Griselda; previo al de ella supieron de Rosabelina, y antes estuvieron los casos de Nancy, Merlene, Juana y decenas de víctimas sin identificar; muchas de ellas, antes de ser asesinadas, habían presentado denuncias por violencia.
Falsa seguridad
Mientras el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) coloca a la capital del estado entre las ciudades con mayor percepción de seguridad, lo que viven las mujeres dentro de sus casas o la sociedad es diferente.
De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (Endireh) del Inegi, 71 de cada 100 mujeres de 15 años y más que viven en Querétaro han sufrido, al menos, un incidente de violencia de cualquier tipo a lo largo de sus vidas; 44.7% de ellas ha sido víctima de agresiones por parte de la última pareja o de la actual a lo largo de su relación; mientras que 61.2% ha padecido, al menos, un incidente de violencia por parte de otros agresores distintos a la pareja a lo largo de su vida.
A nivel nacional, la tasa de mujeres víctimas de lesiones dolosas por cada 100 mil es de 21.8. En Querétaro, esa cifra es de 47.6; seguido por Guanajuato, con 41.6; el Estado de México, 38.9; Michoacán, 38.6, y Baja California Sur, con 37.1, de acuerdo con cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) a marzo pasado.
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Querétaro no cuenta actualmente con la activación de la Alerta de Violencia de Género Contra las Mujeres, que establece acciones urgentes para salvaguardar la vida y proteger los derechos de las víctimas.
Maricruz Ocampo, integrante de Centro Latinoamericano para la Paz, la Cooperación y el Desarrollo (Celapaz), detalla que la activación de esta alerta fue solicitada en 2015 al gobierno federal por múltiples asociaciones civiles; sin embargo, en 2018 la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia Contra las Mujeres (Conavim) consideró que no era necesario, debido a que la administración local tenía la voluntad de solucionar la problemática a través de múltiples protocolos estatales.
“El feminicidio de Karla es horrendo, pocos casos en Querétaro tienen ese nivel de crueldad y —tal vez— por eso se tuvo una respuesta tan rápida al momento de detener al agresor, pero todos los casos de feminicidio deben atenderse igual, sin importar la gravedad”, comenta.
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Vivir con miedo
Monserrath López vive en la colonia Menchaca desde hace más de 20 años. Ella transita todos los días por la colonia San Pedrito Peñuelas, donde está el canal donde fueron localizadas partes del cuerpo de Karla. Son zonas que conoce a la perfección, dice, pues las recorre a diario, a pie o en transporte público.
Reconoce, con pesar, que el feminicidio de Karla Romina no es el único que ha conmocionado a los vecinos. Recuerda también la muerte de Estela, mujer de alrededor de 40 años de edad, cuyo cuerpo también fue abandonado en las inmediaciones del mismo canal de aguas pluviales.
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“Aunque entre vecinos sabemos que la zona es insegura, no es algo que abiertamente se comente; sin embargo, todos hemos sabido de otros casos, como por ejemplo el de Estela, o también sabemos de varias ocasiones en que han querido levantar a mujeres. Vivimos con miedo todos los días, hasta de quedarnos solas en el camión”, refiere.
Por su parte, la activista queretana Aleida Quintana, cofundadora del colectivo T’eke’i Grupo Interdisciplinario por la Equidad, señala que urge corregir la falta de perspectiva de género con la que se reciben las denuncias por violencia, pues muchas son desestimadas o se atienden de manera tardía, lo que deja a las víctimas en peligro.