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Saltillo.- “Esta semana nos unimos para pedir al Señor por la conversión de quienes han procurado la violencia y por nuestros gobernantes para que logren la paz y la justicia. Pedimos al Santo Cristo que nos dé su paz y nos proteja”, suplicó desde el púlpito del Altar Mayor de la Catedral de Santiago Apóstol, el obispo de Saltillo, Hilario González García.
Durante su homilía desde la sede episcopal de la Iglesia Católica en la capital de Coahuila, suplicó a Dios el milagro de quienes equivocaron el camino (y se volvieron delincuentes), que logren transformarse, ser buenas personas y mejores seres humanos.
“Nuestra vida no depende de los bienes de este mundo. Depende de la manera en que los usamos para desarrollar nuestra vocación cristiana Nuestro apego es al Señor, Bien sobre todo bien, y es Él quien nos ayuda a moderar nuestros anhelos de posesión.
“Seamos sabios y generosos con nuestros bienes materiales, adquiramos los bienes celestiales que en verdad necesitamos”, instó a la comunidad católica que durante todo el mes de julio participó en las jornadas de oración para recuperar la paz en México.
En la última misa de la Jornada de la Iglesia Católica por la Paz en México , les recordó que Jesús nos pide evitar la avaricia.
“La riqueza a la que aspira nuestro corazón está escondida con Cristo en Dios. Los bienes materiales están al servicio de nuestra vocación y hemos de usarlos para hacer siempre el bien”, enfatizó.
El prelado de la Iglesia Católica envió bendiciones de gozo y fortaleza para toda la familia de Dios que peregrina en la Diócesis de Saltillo y a todas las personas de buena voluntad y les recordó que la vida y la felicidad no dependen de tener bienes materiales.
Les enteró que esta semana “pedimos al Señor por la conversión de quienes han procurado la violencia y por nuestros gobernantes para que consigan la paz y la justicia en México”.
También rogó al Santo Cristo, Santo Patrono de Saltillo, que nos dé su paz y nos proteja.
“¿Qué es lo que en verdad nos hace felices? ¿Cuál es el provecho que obtenemos de nuestros afanes diarios? ¿De qué depende la vida del hombre?”, cuestionó.
Por eso destacó que en las escrituras de este domingo aprendemos que la plenitud de la vida humana está en nuestra comunión con Jesucristo.
A raíz de una cuestión de herencia, apuntó, Jesús nos pide que evitemos toda clase de avaricia, entendida como este deseo desordenado de poseer y acumular bienes para sí mismo.
Su mensaje fue replicado por sacerdotes ante miles de fieles en casi 400 capillas, parroquias y rectorías en los 18 municipios de la Diócesis de Saltillo.
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afcl