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Tuxtla Gutiérrez.- Pueblos zoques del norte de Chiapas conmemoraron los 37 años de las erupciones del volcán Chichonal con rechazos y protestas a los proyectos extractivos “que depredan y despojan sus territorios, y ponen en riesgo el equilibrio ambiental y la vida” de los pueblos originarios.
Las erupciones del volcán, asentado entre los límites municipales de Francisco León y Chapultenango , iniciadas del 28 de marzo al 4 de abril de 1982, dejaron más de dos mil muertos, desplazaron 22 mil 351 personas de siete municipios, y dañaron 37 mil 733 hectáreas de tierras ejidales y privadas.
Como cada año, este fin de mes, pobladores y representantes de comunidades acudieron en procesión a los alrededores del volcán para agradecer a “La Madre Tierra su convivencia y los frutos” que obtienen con su trabajo diario y en armonía con el entorno.
Músicos y danzantes ataviados con indumentarias de sus pueblos interpretaron música ancestral con tambor y carrizo para rendir honores a Pyowa tyzu’we ( La mujer que arde ), la guardiana del volcán, según la leyenda zoque.
Pidieron a la vigía de El Chichonal que “calme sus iras” para que no se repitan los episodios violentos de destrucción y muerte de hace 37 años.
Las actividades conmemorativas reunieron lugareños y más de 500 delegados y representantes comunitarios de la región
en el domo del municipio de Chapultenango, donde advirtieron que sus tierras se encuentran amenazadas por los proyectos mineros, petroleros y de aprovechamiento hidráulico.
“Nuevamente pretende llevarse el agua, el petróleo, el oro y la plata”, alertaron.
Los lugareños montaron altares y ceremoniales. Envueltos en el humo del incienso (mirra, estoraque y copal) con velas, flores y fotografías de familiares, parientes y amigos, rindieron memoria a los muertos y sobrevivientes del también llamado Chichón.
Pueblos zoques de los municipios de Francisco León, Chapultenango, Tecpatan, Ixtacomitán, Juárez, Rayón, Solosuchiapa e Ixhuatán ratificaron su resistencia pacífica en contra de una serie de proyectos extractivos planteados para realizarse en esa región en diferentes fechas y etapas, a partir de 2017 y su conclusión en 2050.
En ese período se considera la apertura de 12 pozos petroleros en 84 mil 500 hectáreas, 11 concesiones mineras en una superficie de 70 mil hectáreas y una central geotérmica sobre 15 mil hectáreas en las inmediaciones del volcán Chichonal.
Los zoques integrados en el Movimiento Indígena del Pueblo Creyente Zoque en Defensa de la Vida y el Territorio ( Zodevite ) denunciaron que la actividades extractivas contaminan las aguas y mantos freáticos, producen residuos tóxicos, agotamiento, escasez y destrucción de bienes naturales, daños a la fauna y la biodiversidad.
De la misma manera, alteran el cauce y flujo de ríos; impactan tierras de cultivo y la pesca con metales pesados; producen altas concentraciones de químicos que causan diversas enfermedades, varias de ellas mortales; advirtió la activista.
A 37 años de las erupciones el investigador y sobreviviente del volcán, Fermín Ledezma Domínguez afirmó que la presencia los pueblos originarios en áreas volcánicas se debió a un proceso histórico de colonización de zonas de riesgos, empujadas por políticas agrarias que resultaron en “políticas de exterminio”.
En el caso de los zoques, la erupción representó un cambio violento en la vida cotidiana de los pueblos lo cual generó rupturas territoriales agravadas por la presencia o ausencia del Estado.
El investigador aseguró que la política de reubicación del gobierno fue orientada como “una colonización” dirigida hacia espacios inhóspitos o culturalmente inapropiados para los zoques , los cuales, generaron escenarios de xenofobia, racismo, discriminación, estigma y conflictos por tierras en los nuevos lugares de asentamientos como los municipios de Rayón , Acala y Chiapa de Corzo .
A más de tres décadas, esos problemas tienen repercusiones en las relaciones inter e intra étnicas y comunitarias.
Agregó que en 22 grupos familiares se formaron 19 asentamientos en 12 municipios. Algunas familias se adjuntaron a poblados que ya existían como Niquidambar, en Villaflores y el Valle del Uxpanapa en Veracruz donde ocuparon pequeñas porciones de tierras ante la ausencia de sus antiguos pobladores.
Pero hubo quienes nunca recibieron tierras, como los de San Antonio y Las Lomas en Ixtacomitán, Guadalajara y los del Barrio San Sebastián en Ocotepec, Chiapas, y se convirtieron así en campesinos sin tierras, o jornaleros, aunque otros fueron a parar como albañiles o trabajadoras domésticas en Villahermosa , Tabasco .
Ledezma Domínguez señaló, no obstante, que “la peor reubicación” fue el traslado de familias zoques al Valle de Santo Domingo, en la selva Lacandona, donde en medio de mosquitos y la guerrilla guatemalteca, construyeron el poblado Nuevo Francisco León. Ahí algunos murieron de enfermedades y otros por depresión.
jabf