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Celaya.— Hartos de las extorsiones por parte de grupos delictivos, propietarios de tortillerías de esta ciudad decidieron parar actividades este fin de semana, algunos de forma indefinida, para exigir a las autoridades de los tres niveles de gobierno protección y la captura de los criminales.
A la protesta se unieron carnicerías y taquerías en diversos rumbos de la ciudad.
La demanda de los productores de tortilla comenzó el sábado. Indicaron que temen por la seguridad de sus familias y aseguran carecer de medios para cubrir cuotas que van desde los 3 mil y hasta los 50 mil pesos mensuales que los criminales les exigen, además de una cantidad inicial que va de los 30 mil a los 500 mil pesos.
La Asociación de Industriales de la Masa y la Tortilla de Celaya señaló que la ola de violencia que se vive en la ciudad los ha obligado a cerrar sus negocios y parar sus actividades. Aseguraron que saldrán a las calles para exigir al gobierno garantías para el gremio.
De acuerdo con el sector, 95% de las tortillerías es víctima de extorsión. En un comunicado, la agrupación pidió al presidente, Andrés Manuel López Obrador; al gobernador de Guanajuato, Diego Sinhue Rodríguez Vallejo; al fiscal General del Estado, Carlos Zamarripa, y a la Comandancia de la XVI Zona Militar con sede en Irapuato, protección, solución a los recientes casos de extorsión y la captura de la banda delictiva.
“Debido a la intimidación y a la posibilidad de represalias, los afectados no en todos los casos han denunciado a los extorsionadores, pero optaron por cerrar, porque sus ingresos no son suficientes para cubrir la cuota que les exigen los criminales, y que no debería ser exigida”, señaló la agrupación.
“Las cantidades solicitadas son imposibles de pagar, pues actualmente en los negocios apenas se produce lo mínimo suficiente para solventar los gastos diarios y las ganancias ya no son como antes”, cita el sector tortillero.
El obispo diocesano de Celaya, Benjamín Castillo Plascencia, pidió a las autoridades poner atención al problema de la violencia, ser más listos que los delincuentes y no pretender tapar el sol con un dedo.
“¿Qué, seremos más tontos nosotros que los malos?, ¿las autoridades serán más tontas que los malos?”, cuestionó el obispo.