La Comisión Nacional del Agua (Conagua) prevé la llegada de un nuevo pulso de polvo del Sahara durante esta semana a México.
El pronóstico de aerosoles estima el arribo de una masa de polvo del Sahara para la Península de Yucatán el miércoles 13 de julio, en concentraciones de bajas a intermedias.
Durante el viernes 15 de julio la nube de polvo cubrirá el Golfo de México con concentraciones intermedias y las costas de Tabasco, Veracruz y Tamaulipas, con concentraciones bajas.
El polvo del Sahara se irá desplazando hacia el sureste de Estados Unidos y disipándose de México el lunes 18 de julio.
¿Qué es el polvo del Sahara?
Este fenómeno es común. Dependiendo de la época del año, los vientos soplan en una dirección en específico. En el caso del verano, en África el aire sopla en dirección al continente americano, por lo que año con año recibimos el polvo del Sahara, indica el experto respecto al origen de la nube de polvo.
Las partículas del desierto africano pueden alcanzar distancias remotas siempre y cuando cuenten con una altura favorecedora, la cual también permitirá mayor permanencia en el aire.
“Ellas (las partículas) son levantadas a una altura entre cinco y siete kilómetros donde pueden transportarse de manera muy fácil a grandes distancias y su viaje se realiza con efectividad”, señaló para EL UNIVERSAL, El doctor Luis Antonio Ladino Moreno, especialista en ciencias ambientales de la UNAM.
Riesgos que implica el polvo de Sahara
La radiación solar es un factor que causaría el descenso de la arena proveniente del desierto africano y que permitiría a los humanos entrar en contacto con él. Aunque se recomienda el uso de cubrebocas, la interacción con la arena difícilmente provocaría una enfermedad respiratoria crónica. "En el peor de los casos sería una irritación en las vías mucosas o en la garganta”, señaló Ladina Moreno.
“En todo caso, la población mexicana que podría correr mayores riesgos es aquella que habita en los estados costeros, pues el polvo entrará en contacto con la Península”, explicó el integrante del Centro de Ciencia de la Atmósfera.
“La idea es que eviten respirar estas partículas y la manera más eficiente de conseguirlo será con el uso de cubrebocas, de tal manera que quedan atrapadas ahí y no llegan al sistema respiratorio”, concluyó.
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