San Marcos.— Tula y Tepetitlán albergan una de , Endhó, la cual recibe las descargas de aguas residuales provenientes del Valle de México.

De acuerdo con estudios, en este afluente de más de mil 260 hectáreas se encuentra la presencia de cianuro, detergentes, grasas, aceites, nitratos, fosfatos, así como coliformes fecales. De igual manera se han detectado metales pesados, como plomo y mercurio en cantidades que rebasan las normas oficiales.

Francisco Cheuw Plascencia, dirigente de la organización Movimiento Social por la Tierra, destaca que, sumado a esta contaminación de agua que se utiliza para riego agrícola, la región que abarca al menos ocho municipios también tiene afectaciones en el suelo y el aire.

También hay focos rojos en el líquido que se ingiere, ya que los pozos de agua potable se encuentran contaminados, hecho que ha sido denunciado con pruebas desde 2018, enfatiza Claudia Guerrero, residente de este lugar.

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La presa Endhó es un gigantesco contenedor de aguas negras, llenas de basura, contaminantes y moscos, protagonistas de la vida y la muerte de quienes habitan la región. Foto: Dinorath Mota
La presa Endhó es un gigantesco contenedor de aguas negras, llenas de basura, contaminantes y moscos, protagonistas de la vida y la muerte de quienes habitan la región. Foto: Dinorath Mota

En ese año el Laboratorio Nacional de Referencia de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) realizó un análisis de metales en los pozos de uso público urbano en los municipios de Tula y Tepetitlán.

Lo que se encontró en estos pozos fueron metales pesados, como arsénico, mercurio y plomo que superan en gran medida las normas oficiales, y es esta agua la que ingieren miles de habitantes.

Contaminación y enfermedades

Las turbias aguas de la presa Endhó, llenas de basura, contaminantes y moscos, son las protagonistas de la vida y en algunos casos de la muerte de quienes habitan en esta región. Irma es originaria de Pedro María Anaya, madre de dos niños y desde hace cuatro años mantiene una batalla para ver crecer a sus hijos. Padece cáncer de mama, el cual dice, lo descubrió una mañana mientras se bañaba. Actualmente hay cinco de sus integrantes diagnosticados con cáncer.

“El día que me di cuenta de que había una masa en el seno me dio terror, apenas año y medio atrás a mi abuela le habían hecho una mastectomía”, cuenta.

Irma pasaría por lo mismo. Estudios, operaciones y tratamientos que se realizó de manera particular, ya que su primera cita en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), luego de descubrir la enfermedad, se la otorgaban medio año después.

- Blanca Santos vive junto a la presa
y sufre de cáncer de pulmón.

- María Trinidad García, de 84 años,
también sufre de cáncer de mama.

Foto: Dinorath Mota
- Blanca Santos vive junto a la presa y sufre de cáncer de pulmón. - María Trinidad García, de 84 años, también sufre de cáncer de mama. Foto: Dinorath Mota

Cuenta que para lograr pagar la operación y los estudios que alcanzaron los 250 mil pesos, tuvo que vender algunas propiedades. También se apoyó con eventos que realizaban en la comunidad. Con cinco enfermos en su familia narra que han hecho kermés y rifas.

La comunidad está desgastada, porque no somos los únicos. Somos más de 20 personas que estamos en tratamiento actualmente, advierte.

La falta de recursos la obligó a dejar su atención médica, ya que requiere de un medicamento que cuesta miles de pesos, lo que está fuera de sus posibilidades económicas y en el IMSS no se lo han suministrado.

“Los últimos meses no lo pude adquirir por el costo y en el Seguro Social me dijeron que abandoné el tratamiento y que me tienen que volver a hacer estudios para saber de qué manera se encuentra, para ver si ha hecho metástasis”, narra.

Irma comenta que durante tres meses no pudo comprar sus pastillas y ahora sólo queda rogar que todo esté bien.

En tanto, la abuela de Irma, María Trinidad García, de 84 años, también sufre de cáncer de mama. Dice que el médico particular que la atiende le señala la rareza de que a sus 84 años pueda sufrir este padecimiento.

Con los ojos llorosos, recuerda cómo ha sido su andar para buscar la salud. En todo momento resalta el apoyo que ha recibido de sus hijos y la fe en la que se refugia.

“A quién más le podemos pedir sino a Dios, el miedo nunca se quita, a mí nunca se me ha quitado, yo lo tomo así, cualquier día va a ser”, señala y detalla que lleva cinco años de tratamiento, aún toma quimioterapia y según el médico, continuará durante dos años más.

Blanca Santos, quien ha vivido a la orilla de la presa toda su vida, no sabe si su cáncer de pulmón es por la contaminación, pero sí sabe que son muchos los habitantes enfermos.

Detalla que el primer síntoma que tuvo fue tos persistente, la cual confundió con secuelas de Covid-19, pero al no ceder acudió al médico y le detectaron un tumor en el pulmón.

Blanca pide que alguien intervenga ya que no sólo es tener la enfermedad, también son los recursos para atenderse. Las instituciones de salud pública no les otorgan medicamentos. En su caso tiene dos meses en que no le suministran sus pastillas que son prioritarias para continuar con vida. Para los hijos y el esposo de Blanca, de enero a la fecha, han vivido una pesadilla.

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Sin datos que sustenten enfermedades

Josefina Ramos Frías, coordinadora estatal del Programa de Enfermedades Transmitidas por Vectores en Salud Pública, precisa que actualmente se realiza una serie de encuestas personales para conocer la situación de salud de los habitantes de esta zona.

La coordinadora asevera: “No contamos con estudios que verifiquen que la contaminación [de la presa Endhó] ha incidido sobre la salud de los habitantes”.

En el análisis epidemiológico que se realiza de manera periódica en el estado, Ramos Frías menciona que no se han encontrado datos que señalen diferencias significativas entre la morbilidad de la zona adyacente a la presa y otras regiones de la entidad.

Señala que en coordinación con el Centro Nacional de Programas Preventivos y Control de Enfermedades, levantan cédulas familiares de salud, que tienen como fin buscar enfermedades específicas relacionadas con la contaminación.

Además, resalta que hay cifras negras debido a que muchos ciudadanos se atienden en el sector privado.

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