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“Prepárense”, dijo el exembajador de los Estados Unidos en Panamá, John D. Feeley, al referirse a lo que le espera a México tras el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca; durante su participación en la mesa “El futuro de Estados Unidos”, el diplomático señaló que sin duda el próximo presidente estadounidense intentará la “invasión suave” de la que han hablado medios como la revista Rolling Stone.
“No será la Brigada 82 caminando por Chapultepec o Paseo de la Reforma”, señaló Feeley, quien dejó su cargo en 2018 por diferencias con Trump durante su primer mandato, pero afirmó que el republicano intentará infiltrar pequeños grupos al país para que capturen a los capos de la droga que inunda varias ciudades de los Estados Unidos, y llevarlos a ese país para que sean juzgados sin importarle violar la soberanía de México.
Dijo que Trump es racista y mentiroso, pero telegrafía todo lo que quiere hacer y es fácil saber lo que piensa en verdad; así auguró que sí habrá imposición de aranceles, lo que significa que los próximos cuatro años serán difíciles para ambos países.
Consideró que sí hay aranceles habrá inflación en los Estados Unidos, pero la gente en México lo resentirá más, y si México responde imponiendo también aranceles a los productos estadounidenses puede provocar que Trump aumente el costo de esa resistencia.
Sin embargo, Feeley considero que en México hay un mayor poder de resiliencia y capacidad de resistencia que en los Estados Unidos ante este tipo de situaciones; “en este momento ser asesor de Claudia Sheinbaum debe ser uno de los peores trabajos del mundo”, señaló en tono de broma y no tanto.
Cuestionado por el diplomático mexicano, Enrique Berruga Filloy, director del Aspen Institute México, sobre el futuro próximo de los Estados Unidos, John D. Feeley también fue pesimista: “pa la chingada, temporalmente”.
Explicó que primero hay que entender cómo eran los Estados Unidos para ver lo que han perdido y explicarse el punto a donde han llegado hoy; en ese sentido recordó que hasta los años 90 había una clase media fortalecida que generó estabilidad política, pero los cambios globales, el ataque del 11 de septiembre de 2001 y la crisis económica de 2008 contribuyeron a que la clase media se debilitara y la brecha entre ricos y pobres se profundizara en el país.
Esa brecha –dijo– es la que ha causado la actual polarización en los Estados Unidos entre los simpatizantes del “Make America Great Again” (MAGA) y quienes creen en el sincretismo americano y lo ven como fuente de vitalidad.
Indicó que los primeros son en su mayoría habitantes de los estados del centro del país, de contextos rurales, con menor nivel de educativo, mayor participación en las iglesias evangélicas y que convergen en la idea de que antes, cuando dominaba el patriarcado blanco, las cosas eran mejores, por lo que es comprensible su afinidad con Trump; mientras que los otros son principalmente personas con mayor nivel educativo, provenientes de familias migrantes, con mayor prosperidad económica, que residen por lo general en las costas del país y que en buena medida votaron contra Trump, no en favor de Kamala Harris.
Pero Feeley aseguró que el electorado estadounidense no es monolítico, que los Estados Unidos sigue siendo un país de gente buena que tras experimentar con lo equivocado hará lo correcto.
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