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Villaflores.— Rumber estrechó la mano del presidente Enrique Peña Nieto, estaba ilusionado. Frente a todo el pueblo, el mandatario le prometió que se le repondría la vivienda que el sismo destruyó. Eso fue hace 11 meses, ahora vive en una galera, los 30 mil pesos que recibió sólo le alcanzaron para los cimientos, “mejor no nos hubiera dado nada”, dice.
Además, aconsejó a las familias que se organizaran en cuatro para hacer tandas, “como suele llamarse”, para que decidieran entre todos “construir una primera casa”, que sería sorteada y luego continuar con las otras tres.
La primera tarjeta —con 30 mil pesos— fue para Rumber, suficientes para comenzar la construcción, pensó el campesino.
Once meses después, en entrevista, platica que el dinero les alcanzó para los cimientos y una barda. Esperaron las tres cuartas partes más, pero nunca llegó el dinero. Señala que con su familia han vivido prácticamente a la intemperie, después del sismo; en una carpa de lona que les regaló la comunidad judía, pero huyeron de ahí porque se sofocaban en las noches. “A veces pensamos que el viento nos tiraría el techo”, explica.
Pasó casi un año de la tragedia y Rumber dice: “Perdimos la esperanza de que nos llegue ayuda. Sólo estamos viviendo a la bendición de Dios. Mejor no nos hubiera dado nada”.
El matrimonio formado por Ofelia Vicenta Nanguelú, de 78 años, y Alberto Chacón Morales, de 77, también recibieron su trajeta Bansefi de manos del presidente Enrique Peña Nieto, incluso, los abrazó y les dijo que recibirían “todo el apoyo” para tener de nuevo una vivienda.
Con 30 mil pesos que les otorgó el gobierno federal, los ancianos construyeron una minicasa de 49 metros cuadrados, donde sólo cabe una cama, unas sillas y un televisor. Pero, es imposible dormir o estar ahí durante el día porque se convierte en un horno, puesto que las temperaturas en esta región superan los 30 grados. Por eso prefieren habitar en una galera que levantaron al fondo de la casa.
Las cinco familias sólo han recibido 30 mil pesos, de los 120 mil que se les prometieron. Tres, consiguieron levantar una minicasa, que es imposible habitar.
La calle que recorrió Peña Nieto en 2017 no tiene pavimento y en este tiempo de lluvia, el agua que baja de los cerros corre como arroyos.
En la esquina de las casas de doña Vicenta, Luis Ernesto y María Antonia, el gobierno pintó en un muro: “Fuerza Chiapas, Fuerza México, Chiapas está de pie”, pero la realidad es otra, porque los damnificados aún esperan su vivienda.