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Los barrotes oxidados de casi tres metros que forman la muralla impenetrable que divide a México y Estados Unidos no fueron suficientes para separar a Evelya y Brian, quienes este sábado se casaron en ese mismo sitio.
Como en cualquier otra boda, pasaron meses antes de la celebración. Pero en este caso hablaron con abogados, con organizaciones como Border Angels y con autoridades de ambos lados de la frontera para obtener un permiso para celebrar sus nupcias en el muro, con el único objetivo de demostrar que por más bardas que levanten habrá quien las logre cruzar.
“Esto lo hicimos para demostrar que el amor es más fuerte, que no hay muros que nos separen”, dijo Evelya, mientras lucía su vestido blanco.
La ceremonia inició poco después del mediodía. En el lugar, conocido como El Faro, en playas de Tijuana. A diferencia del resto del año, Estados Unidos no sólo permitió que la gente conviviera desde los barrotes, sino que por sexta ocasión —en el marco del Día Internacional del Niño— abrió la puerta del muro para que los asistentes pudieran tocarse sin barrotes de por medio; además, dejó que Evelya y Brian se casaran.
Según Brian, la pareja se conoció en una taquería de Tijuana. Aunque él vive legalmente en California y cruzaba regularmente para visitarla, decidieron que casarse en el muro era una manera de rebelarse contra las políticas de gobierno que poco a poco cierra más la brecha para que otros puedan ingresar a aquel país. “Habíamos pactado ser una de las familias que acuden a verse y tocarse cuando abren el muro, pero luego dijimos: ‘¡Ey! Podemos casarnos’”, comentó Brian.
El director de Border Angels, Enrique Morones, explicó que cada año EU abre la puerta del muro, a la altura de El Faro. “A pesar de todos los muros, las familias son más fuertes... eso estamos peleando, una política digna para nuestros migrantes”, advirtió.
La ceremonia terminó con familiares y desconocidos que aplaudieron como si conocieran a la pareja de toda la vida. Luego, los novios se retiraron caminando juntos hacia el mar.
