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TUXTLA GUTIÉRREZ, CHIS.- Decenas de católicos despidieron este miércoles, con aplausos y lágrimas, al obispo auxiliar de la diócesis de San Cristóbal de las Casas, Luis Manuel López Alfaro, quien asumirá como obispo titular de Tapachula, Chiapas el próximo viernes.
El líder católico dijo que acude con alegría en el inicio de esta nueva etapa de su vida pastoral en la cual hay expectativa y preparativos en Tapachula.
"A la vez, voy con dolor en el corazón porque duele dejar a tanta gente que he servido, acompañado y que me quiere, pero es parte de la vida de uno; somos peregrinos y vamos de paso”, afirmó.
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El nuevo obispo de Tapachula ofició su última misa en la diócesis de San Cristóbal de las Casas en el templo de María Auxiliadora, ubicado en la zona sur de esa ciudad, donde hace cinco años fue consagrado obispo auxiliar. En la ceremonia pidió a Dios que “los libere del horror de la guerra”.
Mañana jueves viajará a Tapachula, comentó. Alguien le dijo "¿para qué había aceptado el nuevo nombramiento. Diga que no y quédese".
A Dios siempre hay que decirle sí, "donde quiera y como él quiera, con el corazón dispuesto y con alegría", le respondió.
Juanita López, coordinadora de la catequesis en el equipo centro de la diócesis y en la parroquia de María Auxiliadora, a cargo de sacerdotes salesianos, a nombre de los creyentes, agradeció a López Alfaro el respaldo que les proporcionó como obispo auxiliar.
Agradezco su disposición con la feligresía. "Se lleva usted nuestro corazón y agradecimiento por lo que ha hecho en esta diócesis, por la cercanía con nosotros, por sus palabras, sus homilías tan certeras para que en cada uno de nosotros crezca la fe”, expuso.
Juanita pidió al prelado que no olvide a San Cristóbal de las Casas. "Ore usted por nosotros, que nosotros oraremos por usted para que todo allá sea en armonía".
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Se sabe, expresó, "que es una diócesis un poco difícil por toda la violencia y la injusticia" que registra el lugar, advirtió.
El obispo López Alfaro que en su despedida fue acompañado por un grupo de católicos, llegó en 2004 a San Cristóbal, procedente de la diócesis de Toluca, estado de México. Lo hizo invitado por el entonces obispo y actual cardenal Felipe Arizmendi Esquivel.
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