Oaxaca de Juárez.— La política de contención con la que el gobierno mexicano ha buscado retrasar el avance de la oleada de personas migrantes que cruzan el territorio nacional, provenientes de países como Venezuela, Nicaragua, Haití y Cuba para acceder a Estados Unidos, ha dejado no sólo una emergencia por la falta de ayuda humanitaria, sino que también ha causado la muerte de al menos 50 extranjeros, así como casi un centenar de heridos sólo en Oaxaca, resultado de accidentes carreteros, de acuerdo con un recuento hemerográfico realizado por EL UNIVERSAL.
La importancia del territorio oaxaqueño para la ruta que siguen los extranjeros en tránsito, se debe a que en el municipio de San Pedro Tapanatepec las autoridades migratorias entregan los permisos temporales con los cuales buscan cruzar el país y llegar hasta la frontera norte, lo que ha convertido al Istmo de Tehuantepec, según organizaciones defensoras de derechos humanos, en un nuevo “tapón de migración”.
Este embudo les obliga a salir de Chiapas, entrar al Istmo para conseguir los permisos y realizar el viaje hacia la capital oaxaqueña para continuar la travesía a la Ciudad de México en autobús. Sólo de mayo a finales de agosto, el gobierno de Oaxaca reporta el cruce por su territorio de 66 mil extranjeros de al menos 16 países, mismos que siguen esta ruta.
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Es en este recorrido, medio centenar de extranjeros ha fallecido en accidentes carreteros sólo en lo que va del año. El más reciente ocurrió el pasado viernes en la autopista que conecta a Oaxaca con la Ciudad de México, en los límites con Puebla, cuyo saldo oficial fue de 16 personas fallecidas de Venezuela y Haití, y 33 lesionadas, a esto se suman más de 30 extranjeros que han muerto en condiciones similares.
Carretera Oaxaca-Puebla: ruta letal
El 19 de febrero, exactamente en el mismo kilómetro 88 de la autopista Oaxaca-Cuacnopalan fallecieron 17 personas de origen centroamericano, venezolano y colombiano al volcarse un autobús; además, cinco se reportaron en estado grave y fueron hospitalizados en Puebla y ocho más fueron dadas de alta sólo con contusiones. Dicha unidad iba con un sobrecupo de 45 personas, revelaron las autoridades.
Seis meses después, el 22 de agosto pasado, un autobús con placas 07RA5R que salió de Miahuatlán de Porfirio Díaz, en la Sierra Sur de Oaxaca, con destino a la Ciudad de México, se impactó de frente con un camión tipo torton y placas 564-ED-5, a siete kilómetros de cruzar los límites con Puebla, en la misma zona de la autopista Oaxaca-Cuacnopalan.
En total sumaron 16 las personas fallecidas, y aunque inicialmente se notificó que la mayoría eran migrantes en tránsito, finalmente el Instituto Nacional de Migración (INM) informó que 15 eran mexicanos y sólo uno era de nacionalidad venezolana. De acuerdo con las autoridades migratorias, en el autobús viajaban 52 personas, 10 de ellas originarias de Venezuela.
Esta ruta que abarca Oaxaca y Puebla, y en la cual también se registró el accidente más reciente, fue identificada desde 2021 por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) como una de las tres que emplean los extranjeros para intentar llegar a la frontera entre Estados Unidos y México, junto con la del Golfo y el Pacífico, y acumula en su trayecto 34 víctimas migrantes.
Istmo de Tehuantepec, una tumba
Pero no sólo centro y sudamericanos han encontrado la muerte en carreteras de Oaxaca.
La noche del pasado 9 de julio, tres africanos de Burkina Faso y uno de Guinea fallecieron en un accidente ocurrido sobre la carretera Panamericana, cuando el vehículo mototaxi que los transportaba fue impactado por una unidad de motor entre Santiago Niltepec y La Blanca, en el Istmo de Tehuantepec. Tres murieron en el lugar y el cuarto falleció tres días después en el hospital al que fue llevado.
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Los accidentes también han dejado su rastro de heridos. El 21 de septiembre pasado una camioneta que transportaba migrantes de origen cubano se volcó en el tramo de Unión Hidalgo-Juchitán, los 14 lesionados venían de Chiapas y el vehículo viajaba con sobrecupo de 30 personas, según denunciaron las víctimas.
Ocho días después, el 29 de septiembre pasado, hubo otro accidente de autobús, en el que 52 migrantes eran transportados de forma hacinada desde Mezcalapa, Chiapas, a la triple frontera entre ese estado, Veracruz y Oaxaca, en esa ocasión el saldo fue de dos muertos y 27 heridos, según información oficial de autoridades migratorias.
Apenas el 1 de octubre pasado, 10 cubanos fallecieron tras sufrir un accidente en una camioneta en su intento por llegar a Juchitán. De acuerdo con el INM, la unidad accidentada salió de Pijijiapan, Chiapas, y viajaba con un sobrecupo de 29 personas y había migrantes de “forma irregular”.
Scarlet Daniela, una venezolana de 28 años varada en el Centro de Movilidad Migratoria de San Sebastián Tutla, narra que conocía al menos a cuatro de esos 10 fallecidos y que nunca supieron el destino de sus restos en las caravanas que se concentraban en el Istmo. Señala que falta información a los migrantes que durante el trayecto se separan de sus grupos cuando son obligados a bajarse de los autobuses donde ya habían pagado el pasaje y son forzados por las autoridades migratorias a caminar.
Estado mexicano, el responsable
Para activistas a favor de los derechos de los migrantes, las muertes de extranjeros en accidentes carreteros es resultado de la política de contención que el gobierno mexicano aplica para impedir el libre tránsito, como respuesta a las peticiones de Estados Unidos para detener en lo posible el flujo migratorio.
Gretchen Kuhner, directora del Instituto para las Mujeres en la Migración, una asociación civil que acompaña a personas en tránsito, dice que “no es casual que se registre un alto número de muertes de extranjeros migrantes en accidentes viales, sino que esto es resultado de la persecución que hacen las autoridades, un reflejo del fracaso de la política de contención”.
“Han habido muchísimos, lo que hemos notado es que tratan de esquivar retenes o a alguna autoridad municipal o policía estatal que los va siguiendo y es lo que causa el accidente; para evitar las revisiones tratan de tomar otra ruta y eso los origina”, indica en entrevista.
Irineo Mujica, director de Pueblos Sin Frontera (PSF), expone que por la política de contención que aplican las autoridades migratorias de nuestro país mueren más extranjeros en México que en la selva del Darién, que es mucho más peligrosa.
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“Esa política de contención que aplican las autoridades migratorias deja en condiciones de vulnerabilidad a los migrantes que, si se les permitiera el libre tránsito, no anduvieran a escondidas ni anduvieran subiéndose a transportes que nadie verifica”, denuncia el activista.
El sacerdote Alejandro Solalinde, fundador del refugio Hermanos en el Camino, acusa incluso una responsabilidad directa de las autoridades federales y estatales en el traslado de los migrantes, pues puntualiza que luego de meses de esforzarse por mantenerlos en el sureste del país, ahora son ellas las que los movilizan en autobuses desde Oaxaca y Chiapas a otros estados, como una forma de “desfogar” el gran flujo migratorio.
“Ya no quieren que se queden porque pueden generar una situación incontrolable”, advertía previo al accidente del pasado viernes.