Hermosillo.— Con sentimiento de culpa por no haberse vacunado contra el Covid-19 cuando le correspondía, María Angelina lamenta: “Por desidia no pude despedirme de mi padre.
“Anoche murió en California, tenía coronavirus”, dijo a EL UNIVERSAL con el rostro ensombrecido por la pena.
Tenía 24 años sin ver a su padre y planeaba estar con él en las fiestas navideñas. Recordó que últimamente habían platicado de cómo sería volver a verse después de tanto tiempo, pues él se fue a vivir a Estados Unidos y ella se quedó en Sonora, con su madre.
Hace dos semanas se enteró de que su padre había enfermado de Covid-19, a pesar de estar vacunado. Dice que no creyó que fuera algo grave, incluso pensó en adelantar el encuentro para no esperar a Navidad.
Con el paso de los días, su padre empeoró: se le dañaron los riñones y los pulmones, lo internaron y fue intubado. “Lo desconectaron y anoche sufrió un paro respiratorio”, comenta.
“Me habló mi prima y me dijo: ‘Falleció mi tío’. Me puse mal, muy mal, pero no puedo viajar, por eso hoy vine a ponerme la vacuna”, cuenta.
“Sólo fue desidia, eso fue”, se recrimina arrepentida. Ahora, María Angelina esperará 15 días para viajar a Guadalajara, Jalisco, a donde llevarán los restos de su padre, para cumplir con su última voluntad.
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