Culiacán.- Vielka Hernández
tenía 25 semanas de gestación cuando se adelantó el parto de sus gemelas. Todo el embarazo fue atendida en una clínica privada de Guamuchil pero su médico le sugirió trasladarse al Hospital General Regional N° 1 de Culiacán , donde le aseguraron que se encontraban los mejores pediatras para atender a bebés prematuros.
Sus hijas, María Fernanda y María Alexandra , nacieron por parto natural el 16 de enero de 2015 en el hospital del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). Vielka afirma que la atención que les brindaron fue deficiente.
Uno de los médicos le comentó que María Fernanda tenía una infección, pero no le especificó cuál, y a los nueve días de nacida murió.
En el acta de defunción certificaron que la muerte se debió a una enfermedad intestinal y una hemorragia interna; nunca mencionaron la infección.
María Alexandra logró sobrevivir a los primeros días de vida. La bebé nació con hidrocefalia y era drenada para evitar que el líquido en su cabeza le provocara un daño cerebral. Por higiene, cada semana le tenían que cambiar el tubo con el que se realizaba el procedimiento; sin embargo, durante marzo permaneció con el mismo hasta que notaron que el líquido salía con una sustancia anormal; la recién nacida se había infectado.
A Vielka le informaron que María Alexandra tenía una bacteria resistente a los antibióticos llamada Klebsiella , normalmente contraída en hospitales. A pesar de que se contagia fácilmente, la recién nacida nunca fue aislada del resto de los bebés y permaneció en la zona de cuneros hasta que murió el 14 de mayo de 2015.
A Vielka le dijeron que sus hijas habían muerto por que nacieron prematuras, incluso la culparon de tener una infección vaginal que daño a las niñas en el parto.
En esos meses, Vielka conoció a Yesenia Galaviz y a su esposo, Marcos Higuera . Ellos son originarios de Guasave y papás de José Otón, quien nació el 12 de diciembre de 2014 en ese municipio y fue trasladado a Culiacán por ser sietemesino.
Creían que el hospital de la capital sinaloense sería lo mejor para su hijo. Llegaron en enero de 2015 y se encontraron con algo distinto; no había higiene ni el suficiente personal ni el equipo necesario . Yesenia afirma haber visto cucarachas en las instalaciones y basura de alimentos en el área de cuneros.
El matrimonio Higuera Galaviz empezó a notar un deterioro en la salud de José Otón, pero nadie les daba una explicación clara, hasta que un médico les informó que su hijo había adquirido la misma infección que los otros bebés y le advirtió que la bacteria era muy fuerte; aún así, el menor luchó hasta que murió el 22 de febrero.
En el transcurso de ese día fallecieron dos bebés más. Los cuerpos no fueron removidos de los cuneros hasta horas después. Cuando recibieron el cuerpo de su hijo, se percataron de los descuidos de las enfermeras: tenía dos catéteres puestos, una cinta pegada al pecho que le había arrancado un pedazo de piel y su pañal sucio con las heces secas de tanto tiempo sin ser cambiado. Posteriormente se enteraron que uno de sus pulmones fue perforado por una mala intubación.
Pensaban que eran casos aislados y el IMSS se justificaba en que los bebés eran prematuros y vulnerables a morir. A Yesenia también la culparon de la infección de su hijo . A pesar de que se atendió durante su embarazo en clínicas privadas, el IMSS falseó información en el expediente asegurando que tenía sífilis, pusieron fechas distintas y firmas de médicos que nunca los atendieron.
En septiembre de 2015, ya eran 23 recién nacidos muertos bajo las mismas circunstancias en dicho hospital —no todos eran prematuros—, por lo que un grupo de nueve familias decidió interponer una denuncia ante la Procuraduría General de la República (PGR).
“No se sienta mal, no solamente fue su hijo, hubo 84 casos más en el país”, le dijo un funcionario del IMSS a Yesenia en una de sus visitas a la Ciudad de México.
La Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) emitió una alerta epidemiológica en el hospital y el entonces delegado del IMSS , Adalberto Castro Castro , confirmó la presencia de la bacteria Klebsiella , por lo que se ordenó desinfectar y remodelar la zona de cuneros.
Luego de una inspección al hospital, se encontraron materiales caducados, láminas oxidadas y dos bacterias: la Klebsiella, causante de sepsis, y la Escherichia coli, detonante de graves infecciones.
Los padres acusan que, a casi tres años de que se hizo la demanda, la muerte de sus hijos sigue impune por irregularidades y deficiencias en las investigaciones de la PGR, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) y la Comisión Nacional de Arbitraje Médico (Conamed).
Piden que Adalberto Castro Castro, director de la clínica, y el personal responsable cumplan con la sentencia correspondiente y no solamente sean cambiados de hospital. Asimismo, exigen que se destape el desvío de recursos que aseguran que hay en el Seguro Social.
Aunque dicen que no ha sido fácil para el colectivo de padres buscar justicia, ya que el proceso ha sido desgastante y doloroso, coinciden en que su motivación para seguir adelante en esta lucha es que ninguna persona vuelva a vivir el sufrimiento por el que ellos pasaron.
afcl