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En Mexicali, Baja California, y Piedras Negras, Coahuila, el panorama es el mismo, cientos de migrantes, en su mayoría centroamericanos, esperan pasar a Estados Unidos; cientos más han sido retornados y aguardan su cita para seguir su trámite de asilo en el país vecino. En este contexto, las autoridades advierten que no están preparadas para una eventual deportación de connacionales ante las redadas que iniciaron ayer en Estados Unidos.
En Piedras Negras, el sacerdote José Guadalupe Valdés, asesor del albergue Frontera Digna y director del comedor Betania, señala que Coahuila no tiene la infraestructura ni capacidad para una repatriación masiva.
“De ninguna manera”, dice el padre Pepe, como es conocido el clérigo que atiende los problemas migratorios en la frontera de Piedras Negras e Eagle Pass, Texas. Además, lamenta que por desgracia, “no nos estamos preparando para eso”.
Señala que los presupuestos que se prometieron para infraestructura no han llegado. Dice que se prometió un apoyo por parte de la Federación para las ciudades fronterizas a fin de poder instalar infraestructura en caso de que surgiera un retorno o repatriación masiva, pero en Piedras Negras, recalcó, “no ha llegado ninguna aportación de la Federación”.
Prácticamente a unas horas de que iniciaran las redadas que anunció el gobierno de Estados Unidos para regresar a alrededor de 2 mil familias que ya habían recibido órdenes finales de expulsión por parte de los jueces, en Piedras Negras el ambiente era de calma.
Los albergues están saturados de migrantes y en el DIF municipal se tiene el dato de 19 menores no acompañados que habían sido repatriados en una semana.
En el Instituto Nacional de Migración (INM), en el Puente Internacional II, las oficinas están casi vacías y los encargados mencionan que están a la expectativa porque no existe ningún plan de acción en caso de que la autoridad estadounidense decidiera repatriar a mexicanos por la frontera de Piedras Negras.
La estancia migratoria oficial tiene capacidad para recibir de 15 a 20 personas. Se habilitó un espacio provisional donde antes era un centro de internamiento para menores. En ese lugar se ha llegado a tener hasta 200 migrantes. Uno de los encargados refirió que la noche anterior se aseguró a 70 migrantes.
No obstante, el padre Pepe considera que la frontera coahuilense no será el principal destino en caso de haber deportaciones: “Hay otras ciudades que tienen mucho mayor número de habitantes que los podría absorber. Cuando hablaron de mandar 18 mil por retorno a Piedras Negras, pues es 10% de la población en la ciudad, sería imposible”, comenta.
Hermilo Rodríguez, jefe de la Jurisdicción Sanitaria I en Piedras Negras, dijo que están alerta para cualquier retorno o repatriación masiva. Sin embargo, refirió que hasta el momento no tienen ningún oficio o documento por parte de autoridades federales para prestar un apoyo.
Nos dejaron solos en Mexicali. En Tijuana, la Secretaría General de Gobierno del estado reporta 9 mil 854 migrantes devueltos a la entidad para esperar su proceso de asilo, de los cuales 3 mil 637 están en Mexicali, aunque algunos han preferido volver a sus países y otros más simplemente se han perdido en la frontera.
Juan es uno de ellos, se trata de un hondureño que viajó hasta Tijuana con su hijo, después de esperar un mes en aquella ciudad decidió trasladarse a Mexicali, porque pensó que no habría tanta gente, la realidad fue otra, no son tantas personas las que esperan comparadas con las 7 mil que hay en la otra ciudad, pero de este lado el tiempo es más lento.
Han pasado dos meses desde que pisó el norte de México y hasta la fecha no ha podido enviar dinero a su familia como esperaba y, dice, está atrapado en los 40 grados y un sol que no perdona dentro de un edificio construido hace medio siglo que antes fue un cine y hoy es un albergue. Sólo espera poder regresar a su país, de donde salió con la esperanza de darle una vida mejor a su familia.
El alcalde de Mexicali, Gustavo Sánchez, piensa sólo en una cosa: nos abandonaron. Desde su oficina en el palacio municipal lanza un reclamo a la Federación por eliminar el fondo para migrantes, que no se traducía en recursos, pero al menos era un apoyo para responder con infraestructura, hoy la situación es mucho más crítica.
Además del trabajo que realiza el Sistema de Desarrollo Integral para la Familia (DIF) para entregar comida a los albergues y algunos rondines de la policía, no hay más que el municipio pueda hacer por la migración.
“Nos dejaron solos, pregúnteme usted, pero desde la crisis hasta el día de hoy no hay nadie del gobierno federal que haya marcado este teléfono —reclama el edil mientras sacude su celular— para ofrecerme ayuda, para preguntarme qué necesitamos o cómo pueden ayudarnos”.
Dice que la Federación concentró la poca ayuda que enviaron en Tijuana, porque ése fue el primer destino de los migrantes, pero ahora con el tiempo Mexicali también ha sufrido los embates, recibe a los migrantes en tránsito, a los devueltos y también a los deportados, a los propios mexicanos, cuando apenas rebasan los 10 refugios.
Esmeralda es otra de más migrantes que se albergan en el que antes funcionaba como un cine, un refugio llamado recientemente El Hijo Pródigo, que inició operaciones en ese sitio hace unos tres meses. Son pocos los que han llegado hasta ese lugar que ahora funciona con un gran ventilador al que los inquilinos se arriman casi todo el día con sillitas que acomodan para ver el único televisor del lugar.
“Nadie nos dijo que iba a ser así… vinimos a que nos rompieran las esperanzas… varios de aquí prefieren jugársela y brincarse el muro porque nadie viene con dinero para vivir tanto tiempo y menos sin ayudar a los que se quedaron atrás… pero ahora nos dicen que no hay como regresarnos, atrapados… sí, atrapados es como estamos”.