Médicos pasantes
de las universidades de La Laguna de Durango y Coahuila realizaron una marcha y bloquearon los accesos principales de Torreón, Coahuila y Gómez Palacio, Durango, en protesta por el asesinato del médico pasante Eric Andrade Ramírez en Pueblo Nuevo, Durango.
Fueron alrededor de 300 doctores y doctoras, la mayoría estudiantes en internado o servicio social de las universidades Autónoma de Durango (UAD), Universidad Juárez del Estado de Durango (UJED) y Universidad Autónoma de Coahuila (UAdeC), que marcharon desde dos puntos: el hospital Universitario de Torreón y la ciudad de Lerdo, Durango. Los dos contingentes llegaron al llamado puente ‘plateado’ que une las ciudades de Torreón y Gómez Palacio. Allí el gremio bloqueó los accesos viales.
“Justicia, justicia”, “Ni una bata menos”, fueron las consignas del gremio. A través de un megáfono leyeron las exigencias hacia las autoridades, como la eliminación del servicio social en zonas de riesgo, una reforma a la Norma 009-SSA3-2013 educación en salud, reubicación de plazas a zonas urbanas, aumento del 100 por ciento de la beca del servicio social.
Pidieron un cambio a la legislación de educación que los obliga a prestar el servicio social en malas condiciones, pues relataron las condiciones precarias y horarios laborales extenuantes.
Una compañera y amiga de Eric, asesinado el viernes pasado, tomó el micrófono y pidió justicia. Contó que Eric era muy alegre y juguetón y quería cursar la especialidad de traumatología.
La doctora no quiso dar su nombre por temor a represalias y se llamó “Erica Andrade” en honor a su amigo. “Todos somos Eric”, dijo.
Relató que hace dos meses platicó con él y le dijo que le gustaba mucho la comunidad donde trabajaba y que estaba muy a gusto. Sin embargo, recordó que hace un año ella se expresó en un discurso después de concluir el internado, sobre las situaciones complicadas en algunas zonas.
“Hice un discurso para mi generación, donde no sabíamos si regresaríamos con un título o en un ataúd, desgraciadamente a mi amigo le tocó un ataúd y a su familia ya no le tocó abrazarlo y recibirlo felices y contentos, y estoy luchando para que se le haga justicia”, comentó la doctora.
También contó que el miedo es continuo cuando acuden a las comunidades a hacer el servicio social porque están solos. Ella está en una comunidad de la sierra, solo contaba con una auxiliar de enfermería y aunque tiene un horario, siempre tiene que cubrir las 24 horas.
Al igual que a su amigo y compañero Eric, solo le faltaban 10 días para concluir el servicio antes de que la Universidad Autónoma de Durango (UAD) la retirara del lugar.
La comunidad recriminó los comentarios de que no quieren ejercer el servicio social y cuestionaron qué pensarían si su hijo o hija fuera la que tuviera que ir.
Por eso otra de las propuestas es que haya médicos de base contratados en las comunidades a las que llegan, y no mandar a los pasantes que apenas terminaron sus estudios.
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afcl/acmr