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Mérida.— El gobierno municipal de la Ciudad Blanca invita a los paseantes nacionales y extranjeros a vivir y ser partícipes de nuevas e inolvidables experiencias en las comunidades mayas, donde comprobarán que el verdadero lujo ya no se mide en estrellas, sino en autenticidad.
Mérida, la capital del estado del faisán y el venado, se posiciona como una joya cultural donde el viajero no sólo visita, sino se involucra, aprende y transforma su forma de ver el mundo. ¿La clave? El turismo comunitario, una forma de viajar que privilegia el encuentro humano, la sostenibilidad y la inmersión cultural profunda.
Muy cerca del corazón urbano de Mérida se extiende una red de comunidades mayas que conservan tradiciones vivas, sabores ancestrales y una relación íntima con la tierra.
En comisarías como Xcunyá, Tamanché o San José Tzal los visitantes pueden aprender a preparar alimentos tradicionales con ingredientes recién recolectados, explorar antiguos caminos mayas, guiados por los propios habitantes; visitar meliponarios, donde aún se cultiva la miel sagrada de las abejas sin aguijón, o participar en talleres de bordado y talla en madera, donde cada objeto cuenta una historia.
La hospitalidad de las comunidades, el contacto directo con la naturaleza o el sabor de un platillo preparado en una cocina de humo se convierten en lujos que no pueden comprarse en ningún resort.
Este modelo de turismo también responde a una tendencia global: la búsqueda de viajes sostenibles con impacto positivo. En Mérida, estas iniciativas son lideradas por las comunidades, que han encontrado en el turismo no una imposición externa sino una herramienta para preservar su identidad, generar ingresos y fortalecer el orgullo por lo propio.
Visitar las comunidades mayas de Mérida no es sólo una opción, es una oportunidad para conectar con nuestras raíces.