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Aquella tierra rojiza y resquebrajada del semidesierto zacatecano ?herida por la violencia y marcada por la migración de su gente? cobra un sentido distinto en las manos de Felipe Gallegos, un joven artesano que forja, resguarda y comparte el patrimonio alfarero de su comunidad.
Es en Las Lajas, localidad de apenas 553 habitantes ubicada en el municipio de Ojocaliente, donde el ceramista encabeza una lucha por reconstruir la identidad en torno al barro.
“Yo llevo la alfarería en la sangre. Mis tíos abuelos eran alfareros, vivían en la cabecera municipal y yo los visitaba mucho cuando era niño. Creo que me heredaron el oficio, aunque nunca me enseñaron nada como tal”, dice en entrevista con EL UNIVERSAL.
El pueblo dejó atrás la alfarería y hoy se dedica a la agricultura de temporal de maíz y frijol, así como a la ganadería, pues se ha perdido el interés en torno al oficio a causa de la baja venta, añade.
“Mis tíos, por ejemplo, dejaron la cerámica y mejor comenzaron a fabricar ladrillos porque no se puede competir con materiales como el plástico o el metal, o los productos chinos que han sustituido la función utilitaria de las piezas de barro”, menciona.
“Influyen también la migración y la violencia, porque cuando creces con la visión de que irte a Estados Unidos es la única opción para tener una mejor vida, no analizas otras posibilidades”.
Una labor de rescate
Felipe ha puesto manos a la obra para devolverle a Las Lajas una tradición perdida desde un pequeño espacio comunitario adecuado como taller de cerámica. “Comencé con este proyecto desde hace ocho años, y desde entonces tener un espacio propio me ha permitido recibir a los habitantes de la comunidad para que tengan más contacto con el barro y puedan producir sus propias piezas.
“Quiero dar el mensaje de que este trabajo se hace con nuestra propia tierra y que el material es accesible”, dice.
Hoy en día, el artesano enseña cerámica a un grupo de 15 niños y 10 adultos. “Busco que vean en la cerámica una manera de vivir y de percibir de manera diferente nuestro territorio”, menciona.
Conocimiento que se comparte
Con la convicción de compartir su aprendizaje con su comunidad, Felipe cursa actualmente una capacitación con el artista sudafricano Clive Sithole en la Escuela Nacional de Cerámica.
En un principio fue becado por el gobierno de Zacatecas, a través de la Secretaría de Economía estatal; sin embargo, la invitación se le desmoronó entre las manos. “Yo ya tenía mi maleta hecha y me dicen: ‘Se canceló tu beca’. Pero no me iba a quedar con los brazos cruzados. Entonces me contacté con la escuela y dije: ‘Voy porque voy’”.
El artesano tomó sus cosas y se coordinó con la institución, que asumió el compromiso de becarlo directamente en el taller, que se llevó a cabo durante las últimas dos semanas en Tapalpa, Jalisco.
“Es una buena oportunidad, estoy dando mi mayor esfuerzo. Lo que aprenda lo voy a desarrollar en la comunidad. Nunca imaginé tener un taller con un maestro de Sudáfrica, y estoy feliz”.