Más Información
Buen 2024 para las reservas internacionales; con 229 mil mdd se perfilan para cerrar uno de sus mejores años
Cae mujer que arrojó aceite caliente a vendedoras de comida en Veracruz; hecho causó indignación en redes sociales
“A mí no me importa estar como estoy”; con una pierna, Valentín saca sus mejores pasos previo al show de Polymarchs en Paseo de la Reforma
High Energy inunda Reforma; cientos de personas sacan sus mejores pasos previo al concierto de Polymarchs
Anuncian cierre de oficinas de EU en México por funeral del expresidente Jimmy Carter; citas serán reprogramadas
Oaxaca de Juárez. “A Luis lo dejaron solo. No hubo una buena defensa”, asegura Araceli Pérez Méndez, médica de profesión y hermana de Luis Alberto “N”, el ortopedista que fue detenido el pasado 2 de abril, acusado de homicidio doloso cometido contra el menor Edward.
Luis Alberto es traumatólogo, egresado de la Facultad de Medicina y Cirugía de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca. Tras los trágicos hechos, el médico hizo uso de asesoría legal mediante la aseguradora Afirme, prestación que le otorga el ISSSTE, institución donde labora desde 2011; pero a decir de su familia, la defensa se desentendió totalmente y el resultado fue la reclusión del médico.
La declaración de Araceli fue otorgada a EL UNIVERSAL en el hospital “Del Valle”, donde Edward fue intervenido tras una fractura del brazo y donde, a través de la Asociación Internacional Ponseti México, el doctor Luis Alberto brindaba consultas y tratamiento gratuito a niños con pie equino varo.
“Lo que nosotros como familia queremos es que se cambie el término de dolo y se deje de pensar que él actuó intencionalmente... ningún médico se despierta pensando en matar a sus pacientes”, sostiene Araceli, en medio del cuarto donde su hermano otorga consulta.
A la cita también acuden pacientes del “doctor Luis”, como le llaman afectivamente sus pacientes, cuyas edades oscilan generalmente entre los cero y los cinco años de edad. Al hospital acudieron Yoel, de cuatro años; Mateo Rafael, de tres; Sebastián, de 13; Saori, de cuatro; Ángel, de cuatro, y Mía, de cuatro.
Al llegar al cuarto, Mía, quien es paciente del doctor desde que tenía 15 días de nacida, se acomoda como si fuera a recibir una revisión de rutina. Acto seguido pregunta: “¿Y dónde está el doctor Luis?”.
La ausencia del cirujano, a sus pequeños pacientes, a quienes intervino quirúrgicamente, les parece inexplicable. Varias de las citas que sus pacientes tenían agendadas para vigilar el progreso de su tratamiento han sido canceladas.
Padres de familia como Miriam Janet Santiago, madre de Saori, relatan que desde hace varios años han podido corroborar el profesionalismo del médico que está a cargo de corregir la condición de nacimiento de sus hijos.