Ayer, con el regreso del programa de Protocolos de Protección al Migrante (MPP, por sus siglas en inglés), mejor conocido como Quédate en México, las fronteras del norte del país comenzaron a alistarse para la llegada de migrantes, quienes esperarán en México para presentar su solicitud de asilo a Estados Unidos.
Este lunes, el programa fue implementado primero en la frontera entre Texas y Ciudad Juárez, Chihuahua, con más de 7 mil extranjeros que buscan ser asilados por el gobierno estadounidense y que fueron expulsados de ese territorio por el Puente Internacional Paso del Norte.
En tanto, en Tamaulipas, se informó que Matamoros será puerto de entrada para los migrantes que Estados Unidos estará retornando en unos días, tras realizar su trámite de asilo político o de visa humanitaria.
Al respecto, Ricardo Calderón, titular del Instituto Tamaulipeco para el Migrante en esta frontera, destacó que aunque la recepción de extranjeros se realizará en Nuevo Laredo, Reynosa y Matamoros, el retorno será sólo por la última frontera.
“Estados Unidos está recibiendo de 120 a 150 migrantes para iniciar su trámite ante la Oficina de Aduanas, por lo que a cada frontera le tocan alrededor de 25 migrantes diariamente”, dijo y apuntó que esto no representa una carga pesada para los municipios fronterizos, pues estarían recibiendo a la misma cantidad de migrantes regresados.
Sin espacio
En Tijuana, Baja California, la situación ha alertado a activistas, pues los retornados a México bajo el PPM no tendrán espacios para mantener su estancia en los albergues del municipio que, ante las deportaciones y devoluciones inmediatas, están saturados.
Para ejemplo, el refugio Juventud 2000, uno de los más de 30 espacios para este grupo, que trabaja por encima de su capacidad, pues aunque tiene la oportunidad de recibir a unas 130 personas, actualmente tiene a más de 140; al menos la mitad de ellos son niños que escaparon con sus familias de sus hogares.
El director de Juventud 2000, José María García Lara, advirtió que desde hace semanas los refugios trabajan a su máxima capacidad. Las deportaciones comunes y los retornos bajo el título 45 no se han detenido y diariamente reciben a familias en tránsito rumbo a Estados Unidos, pero también a todos aquellos que son expulsados de ese país.
“Estamos llenos y con la reactivación del Quédate en México el problema es que no sabemos quiénes los van a recibir, aunque quisiéramos simplemente no podemos, se nos acabaron los espacios”, lamentó el activista.
El director de Atención al Migrante, Enrique Lucero, explicó que la ciudad no cuenta con la infraestructura suficiente para atender la cantidad de migrantes que estiman lleguen a Tijuana. Según la información recibida por los gobiernos de Estados Unidos y México, al menos 9 mil cruzarían por esta ciudad.
Por su parte, la activista y subdirectora de Al Otro Lado, Soraya Vázquez, sostuvo que el programa no es funcional, pero sí ilegal por violar el derecho al libre tránsito de los migrantes, a través del acuerdo pactado entre los gobiernos estadounidense y de México. “¿A quién van a retornar si no están ingresando, hay más dudas que respuestas?”, cuestionó.
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