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Querétaro.— “Pide tu popote biodegradable por sólo un peso. Hecho con semilla de aguacate, se degrada en 240 días”, apunta un letrero colocado en un restaurante de la ciudad de Querétaro, donde ayer entró en vigor la reglamentación municipal para prohibir el uso de este tipo de utensilios de plástico en cualquier establecimiento.
En el primer día de la puesta en marcha de esta medida, impulsada por el gobierno capitalino, algunos comercios, especialmente restaurantes y cafeterías, optaron por cambiar los popotes plásticos por otros elaborados de materiales como hueso de aguacate o de cartón. También hubo quien optó por ofrecer a sus comensales pajillas de metal, que pueden reutilizarse.
Sin embargo, en las calles la situación fue distinta. En un recorrido hecho por EL UNIVERSAL se detectó que los popotes de plástico siguen presentes en varios mercados y pequeños negocios del municipio de Querétaro.
La razón para no hacer cambios rápidos, explican los locatarios, es que aún tienen popotes de plástico en grandes cantidades, por lo que esperan a que se les terminen para adquirir pajillas de otro material o incluso dejar de ofrecerlos.
Confusión biodegradable. Martita trabaja todos los días en su local de jugos y esquimos, el popote es uno de los productos que más le solicitan, sobre todo para los niños pequeños. Ella aún utiliza estas pajillas de plástico, ya que —explica— recientemente compró varias cajas, pero en cuanto se terminen planea adquirir popotes biodegradables, aunque cuesten el doble.
“Una caja con 500 popotes de plástico cuesta 65 pesos, y una caja con 500 de papel cuesta 190, es más del doble, pero es un gasto que estoy dispuesta a absorber. La mayoría de mis clientes quieren sus bebidas para llevar y tengo que dárselas en bolsita, si no tendría que usar el vaso de plástico, pero ese también es más caro”, dice.
En días anteriores, varios locatarios de mercados municipales —entre ellos Martita— preguntaron a los vendedores de materias primas por los tipos de popotes biodegradables, pero la información es difusa, pues su comercialización aún no es total.
“Hay mucha confusión porque aquí nunca ha venido nadie del municipio a explicarnos lo que debemos hacer, todos nos hemos enterado a través de las noticias (…) Sin embargo, sí noto que cada vez es menos la gente que pide su bebida con popote”.
Según el reglamento municipal, sólo están prohibidos los popotes plásticos, por lo que una alternativa es la implementación de materiales biodegradables, aunque de igual forma, los locatarios tendrán que demostrar a los inspectores que los popotes se degradan.
Los vendedores no saben cómo comprobar esto, por lo que esperan que sea suficiente mostrar la etiqueta y el empaque correspondiente de los nuevos popotes.
Como un cubierto. En el recorrido realizado, se detectó que el panorama es muy distinto en los restaurantes y cafeterías, principalmente los ubicados en el centro de la ciudad, pues los dueños de dichos negocios se prepararon desde hace algunos días para dicha reglamentación municipal.
Lo común en este tipo de establecimientos es que se ofrezcan popotes biodegradables, la mayoría de los cuales tienen un costo de un peso.
Otros negocios con mayores posibilidades financieras han optado por popotes de metal, que pueden lavarse y reutilizarse.