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Tierra Caliente.— Con sólo 21 años de edad, María Guadalupe López Esquivel La Catrina murió el pasado viernes en un enfrentamiento entre fuerzas federales y estatales contra presuntos miembros del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), en los límites de los municipios de Tepalcatepec y Aguililla.
López Esquivel pertenecía a una célula que había sido identificada por las áreas de seguridad como responsable de emboscar a policías estatales el pasado 14 de octubre en la tenencia de El Aguaje, del municipio de Aguililla. Ese día, 13 agentes murieron y nueve más resultaron lesionados.
La Secretaría de Seguridad Pública (SSP) informó que a partir de ese momento iniciaron la búsqueda de los responsables.
Desde entonces las fuerzas estatales y federales localizaron en diferentes momentos varios vehículos y armamento relacionados presuntamente a ese hecho criminal.
De acuerdo con documentos hallados en vehículos decomisados, se determinó que La Catrina era la responsable de pagar a “las patrullas” de halcones —los informantes al servicio del grupo criminal— hasta 4 mil pesos a la semana.
¿Quién es La Catrina? María Guadalupe López Esquivel, La Catrina, nació en el municipio de Buenavista un 30 de marzo, según consta en un acta de nacimiento recuperada por las autoridades.
Aunque nació en Buenavista, María Guadalupe fue llevada a vivir a Tepalcatepec, donde cursó la primaria, cuentan pobladores de ese municipio de la Tierra Caliente.
Una de las constancias de estudios deja claro que cursó la primaria en la escuela Benito Juárez y acreditó con promedio de 8.9.
Sin embargo, la hija de un empresario ganadero y de un ama de casa era conocida en Tepalcatepec más por siempre estar en la fiesta, que en su escuela o en su hogar.
“A esa chamaca le llamó más la atención andar en la calle y pasear en su moto que seguir sus estudios, hasta que empezó a juntarse con los ‘lacras’ y se perdió en las drogas”, narran sus vecinos.
Contaron que a la joven, de tez blanca no le importó en 2017 dejar el departamento de la colonia Los Cerritos, donde rentaba en Tepalcatepec, para hacer vida con un sicario del CJNG.
“Conoció a un cabrón criminal y se la llevó a vivir a Aguililla, donde empezó a trabajar con el M2, para el Cártel Jalisco Nueva Generación”, platica un habitante de Tepeque.
Debido a su relación con el grupo criminal y la actividad delincuencial a la que se dedicaba, a La Catrina le fue impedido entrar a Tepalcatepec, donde los pobladores han sido asediados por ese cártel.
Describieron que la mujer, desde hace poco más de un año, no sólo se hacía cargo de la nómina criminal, sino también se dedicaba al sicariato, extorsiones y secuestros.
La Catrina, expusieron, se distinguía a distancia por su llamativa metralleta Uzi, calibre 22, tuneada con un fondo negro, nubes en gris y salpicados en rojo.
Esa arma fue una de las aseguradas en una de las camionetas blindadas que abandonó el grupo criminal entre la maleza de la zona serrana de Tierra Caliente el pasado mes de noviembre.
Para los pobladores, la voz de María Guadalupe es inconfundible, ya que en su corto historial delictivo había sido una de las responsables de consumar las órdenes del M2.
Además, de acuerdo con las autoridades, la letra de las cartulinas localizadas en las patrullas el día del ataque en Aguililla es la misma que aparece en las libretas y documentos encontrados en uno de los vehículos en los que La Catrina llevaba el control de la nómina delincuencial.
A tres meses de la emboscada, María Guadalupe López Esquivel fue alcanzada por la muerte, misma que llevaba tatuada en su pierna derecha.