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“El cristiano no debe ni puede mantenerse al margen del dolor o la necesidad, pues nuestra misión no está en lo escondido ni en lo reservado de un convento o de un claustro”, refiere Carlos Montemayor Morales, ministro de la Iglesia de Luz del Mundo, en la colonia Vista Hermosa en Chilpancingo, cuando se le pregunta ¿cuál es el papel de las iglesias, de la religión en este contexto de violencia?
“Nuestra misión —tanto de los ministros como de los miembros desde niños hasta los ancianos— está en la calle, en la plaza, en el malecón, en las cárceles, en los hospitales… ¡en donde exista necesidad y haya oscuridad”, es la enseñanza de nuestro dirigente, apóstol Naasón Joaquín García, comenta Montemayor.
Añade que también se les inculca “que para vivir quieta y reposadamente se debe orar en todo tiempo por las autoridades que gobiernan en los diferentes países —en sus diferentes niveles—, y que en al ámbito de nuestra competencia seamos respetuosos de nuestras leyes en cada país y que, de esta manera, pongamos en alto el pendón del Evangelio de Cristo”.
También se pide a Dios por la gente que está sufriendo por la violencia. “Aquí no se cobran las oraciones, ni los servicios, como es el bautismo, los matrimonios”, añade.
Platica que La Luz del Mundo ha rescatado a muchos jóvenes y adultos de la drogadicción, “se los arrebata a la delincuencia”.
Señala que la feligresía siempre se mantiene unida, ya sea orando, predicando, haciendo trabajos para embellecer los templos y las colonias donde viven, o conviviendo.
Además, se tiene el cuidado de que los niños y niñas crezcan con valores, de preferencia integrados a una familia.
El ministro refiere que tiene casi dos años en Chilpancingo y que ha podido desempeñar su trabajo sin dificultad, indica que no se atemorizaba cuando le decían que estaría en una de las ciudades más violentas del país.
—¿Las iglesias se han convertido en un refugio para las víctimas?
—En realidad no hay certeza de si los que llegan sea porque han sido víctimas, pero sí hay muchas posibilidades de que la gente esté buscando contextos más tranquilos. Nosotros le hablamos a todos, es parejo.
Por último, refirió que a pesar de que el Evangelio de Jesucristo es una opción eficaz para dar respuestas a los problemas a los que se enfrenta la sociedad actual, resulta paradójico que esté despierto aún, en ciertos sectores, la intolerancia, la discriminación y el desprecio extremo a quienes practican los valores cristianos.