Monterrey.— Joaquín y Fidel llevan casi dos décadas luchando por los derechos de la comunidad LGBTI+ en uno de los estados más conservadores del país, que hace apenas un año aprobó el matrimonio igualitario.
La pareja inició su noviazgo hace 19 años en el municipio de San Nicolás de los Garza, una ciudad industrial de clase media y media alta, y con alto arraigo a la religión católica.
Fidel Hiroshi Cardona Figueroa, de 38 años, creció en una familia católica, conservadora y en la que reinaba el patriarcado. Dadas las circunstancias era imposible revelar su identidad sexual.
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“En mi casa son súper católicos y súper religiosos, fanáticos, más aparte el machismo. Era totalmente tabú, mis papás son de los que estaban en todos los grupos de la iglesia, clases de Biblia”, platicó Hiro, como le llaman sus amigos.
A su vez, Joaquín Guerrero López, de 37 años, relata que a él no le fue tan complicado porque su hermano mayor era quien tomaba las decisiones importantes de la casa y “amortiguó” la situación sobre su sexualidad con su mamá.
“En casa de mis papás mi hermano tenía mucha jerarquía, me lleva 10 años. Le conté a mi mamá y fui más yo el que sacó la vuelta, hacer un drama y al final me dijo que ya sabía. Ella no sabía cómo atender el tema, cómo acercarse o cómo hablarlo”, señaló Joako, como lo llaman de cariño.
Su historia
Hiro y Joako se conocieron a través del programa de mensajería de Microsoft, MSN Messenger, cuando ambos tenían 18 años.
El programa no permitía conocer perfectamente el perfil físico de la persona, así que la primera cita no dio el mejor resultado.
“En ese entonces no estaba tan abierto conocer personas, ser homosexual y que fuera bien visto. Ahora hay aplicaciones de citas. No nos gustamos al principio, ni yo le había gustado a él, ni él me había gustado a mí, y cuando nos conocimos ya ninguno de los dos traía el mismo look de las fotos”, recordó Joako.
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Platicó que cuando iniciaron la convivencia en persona, Fidel se vio obligado a mentir en su casa y decir que Joaquín era su amigo.
“Cuando fue ‘mi mejor amigo’ mis papás lo querían mucho, hasta que supieron que era mi pareja”, señaló.
La terapia de conversión
La mentira dejó de sostenerse y Joaquín y Fidel hicieron público su noviazgo con ambas familias debido a que buscaban formalizar su relación, aunque en México todavía no estaba legalizado el matrimonio igualitario.
Fidel recuerda que la noticia fue lo equivalente a una tragedia en su familia, quien lo obligó a asistir con un sicólogo para intentar “acomodar” sus ideas.
“Me llevaron en ese entonces a un sicólogo conductual, me dio tareas para trabajar, me empezó a hacer preguntas sobre si yo estaba realmente seguro [de la homosexualidad], y al final se dio cuenta de que sí era gay, me dijo que íbamos a trabajar con mis papás para que lo fueran aceptando, así estuvimos unos meses y me dijo: ‘Sabes qué, tus papás nunca lo van a aceptar, mejor termina tu escuela y has tu vida’. A la fecha no lo han podido aceptar”, relató Fidel, resignado al rechazo de algunos miembros de su familia.
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La boda
El 2009 fue crucial para Joaquín y Fidel. Apenas se enteraron de que en la Ciudad de México habían aprobado el matrimonio igualitario, tomaron un autobús para irse a casar.
“Empezamos a conocer gente de la comunidad [LGBTI+] y nos comentan que va a ver unas bodas colectivas en conmemoración del primer aniversario de que se legalizara el matrimonio” [igualitario] en la Ciudad de México.
“Lo hicimos por razones de las familias, que en cualquier momento pudieran reaccionar mal, algún accidente donde le pasara algo a él y que su familia no me dejara entrar a verlo. Era mi mayor preocupación”, reconoció Joaquín.
Fidel recuerda que se unieron las pocas parejas regias de la comunidad LGBTI+ que se atrevieron a dar el paso y viajaron con ellos para casarse. Las autoridades capitalinas habían ofrecido casar a las parejas por medio de las bodas comunitarias frente al Hemiciclo a Juárez, en la alcaldía Cuauhtémoc.
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“Nos juntamos todas las parejas de Monterrey, éramos como 17 parejas. Fue un autobús que nos incluía el hotel y fuimos todos”, recordó Fidel al tiempo de esbozar una sonrisa por aquella travesía.
De regreso a su ciudad, comenzaron a organizar la fiesta y acudieron al evento Expo Tu Boda para separar proveedores y servicios, pero no fue posible hacerlo por estar casados y ser del mismo sexo.
“Fuimos a Expo Tu Boda, pero nos dijeron que los organizadores eran muy homofóbicos, porque aparte era muy reciente la legislación en México. Si eras gay y te sacabas algo en la rifa, no te daban tu regalo. Terminamos contratando nada más que el pastel de la pastelería San José”, recordó Joaquín, tras lamentar la situación en ese momento.
Aunque sí fueron invitados, los padres de Fidel no acudieron al importante evento.
Un matrimonio exitoso
El matrimonio de Joaquín y Fidel rebasó la estadística, incluso, de las parejas heterosexuales o las uniones “tradicionales”.
Los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) ubicaron a Nuevo León en el segundo lugar en divorcios a nivel nacional, con 60 disoluciones por cada 100 matrimonios.
Joako y Hiro llevan 19 años juntos, de los cuales seis estuvieron como novios y 13 como matrimonio.
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Ambos son profesionistas, mientras Joako es sicólogo y ofrece consultas privadas, Hiro se dedica al manejo de una página web de deportes. Los dos tienen seguridad social, seguro de gastos médicos mayores y viven en un departamento que lograron rentar en San Nicolás de los Garza.
“En un trabajo que estuve, sí me dieron chance de incluirlo en el Seguro de Gastos Médicos Mayores, sólo les llevé copia del acta de matrimonio, legalmente casados y lo incluyeron”, dijo Hiro.
La homofobia de Nuevo León
En 2021, la Encuesta Nacional sobre Discriminación en México arrojó que 75% de la población en Nuevo León está en desacuerdo con la adopción de niños por parejas homoparentales; además, evidenció que 72% de los neoloneses rechazaron la homosexualidad.
Fue después de innumerables discusiones y protestas que los partidos políticos aceptaron el cambio social, y en junio de 2023 el Congreso del estado aprobó el matrimonio igualitario.
La iniciativa reformó los artículos 140 y 147 del Código Civil de Nuevo León para avalar la unión entre dos personas del mismo sexo, sin que se haga referencia a su género.
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“Al final de cuentas, es para que más gente se acerque, pero se sigue discriminando, y aunque lo diga o acepte el mismo Papa, la misma comunidad no nos termina por aceptar, lamentó Joaquín.
Asimismo, reconoció que en cuestión de avances, los temas que se tocan, los temas que se abordan están bien, pero al final de cuentas la misma cultura de la comunidad es muy violenta y eso se traslada con nosotros”.
La última Encuesta Nacional sobre Diversidad Sexual y Género (Endiseg) indica que en Nuevo León existen al menos 286 mil 490 personas que se identifican como parte de la comunidad LGBTI+, lo que representa 6.2% de la población.
Esta cifra coloca al estado como el quinto con más ciudadanos de diversidad sexual. El Estado de México ocupa el primer lugar con 489 mil 594 personas; le sigue la Ciudad de México, con 310 mil 788; Veracruz, con 307 mil 858, y Jalisco, en un cuarto lugar, con 298 mil 270 ciudadanos LGBTI+.