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Desde 72 horas antes de que ocurriera el motín que dejó al menos 17 muertos y 31 heridos en el penal de Cadereyta, los presos sabían que el lunes iba a haber violencia , y es que, aseguran, desde el viernes, el director del reclusorio y un grupo de presos afines al funcionario, a los que relacionan con el cártel de "Los Zetas", empezaron a advertir a los presos: “vas a jalar conmigo o te voy a matar, hijo de tu pinche madre”.
Uno de los reclusos que murieron en el amotinamiento, así lo reveló a su esposa, cuando la mujer acudió el domingo a la visita conyugal.
Presuntamente por eso, aunque no quisieran, ya que algunos de ellos iban a salir libres esta semana, los internos enfrentaron al grupo agresor. No les dejaron opción al sentenciarles: "Si no estás conmigo estás contra mí".
El joven fallecido, tenía un año preso por narcomenudeo, y esperaba salir pronto de prisión porque, si bien era adicto a la mariguana, aseguraba que el día que fue detenido, sólo traía droga para su consumo, pero la policía le sembró suficiente yerba para detenerlo.
Sus familiares aseguraron que al igual que la mayoría de los muertos en el motín,
presentaba un balazo en la frente, como si les hubieran dado el tiro de gracia, lo cual consideran una grave violación a los derechos humanos , ya que ninguno de ellos estaba armado.
“Cuando se busca someter a un grupo de amotinados , los policías deben disparar a una pierna, a un brazo, no a la cabeza ”, razonaron.
Apenas supieron de los disturbios, el martes en la madrugada, como pudieron llegaron hasta el penal de Cadereyta, desde los municipios metropolitanos como García, Monterrey, o Guadalupe, dispuestos a enfrentar la peor de las noticias; pero pasaron casi 20 horas a partir de que el gobierno estatal dijo que tenía controlada la situación, para que fluyera información sobre la cifra oficial de 17 muertos (tres sin identificar) y 36 heridos.
Quienes ya tuvieron la certeza de que sus presos estaban muertos o heridos , emprendieron un peregrinar para recuperar los cuerpos en el Servicio Médico Forense en Monterrey, o visitar a los lesionados en el Hospital Universitario, que se localiza a un lado del Semefo.
Sin embargo, hasta la tarde de este miércoles, no habían podido tramitar el retiro de los cuerpos, porque aún estaban pendientes los trámites para la asignación de capillas de velación por parte del Gobierno del Estado y se estaban todavía realizando algunas autopsias.
Y tampoco se les había permitido visitar a los internos heridos, bajo el argumento de que estaban en “observación”, considerando que era una versión que choca con la difundida por el gobierno estatal en el sentido de que todos ya están fuera de peligro. Se les prometió que a las 19 horas les darían información sobre su estado de salud.
Al hospital y al Semefo,
acudieron también muchas personas, pese a que sus familiares presos en el penal de Cadereyta, no aparecieron en las listas de muertos o heridos, debido a que no han podido hablar con ellos ni se les ha permitido visitarlos. Además, no confían en la versión oficial de que sólo hubo 16 muertos, por eso van sin descanso del Semefo, al hospital, del nosocomio al penal, para tratar de conocer la suerte de sus familiares.
La madre de Rogelio, un preso muy alto y moreno, salió segura de que su hijo al menos no está entre los tres muertos que están sin identificar, ya que si bien algunos rostros están prácticamente irreconocibles, el joven tiene un tatuaje inconfundible que le cruza por el pecho de hombro a hombro, donde tiene escritos los nombres completos de su padre y madre.
Uno de los 16 muertos reconocidos oficialmente por el gobierno estatal, es Gerardo Delgado Pérez, quien estaba siendo procesado por participar en los daños a los vitrales al Palacio de Gobierno, durante una manifestación que se realizó el pasado cinco de enero para protestar contra el gasolinazo, y fue infiltrada por un supuesto grupo de infiltrados.
cfe