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Putla de Guerrero.— La preocupación e incertidumbre vuelven a invadir a Rufino Galindo, al igual que en 2017. Este hombre originario de una pequeña comunidad de la Sierra Sur de Oaxaca le teme a la deportación de sus hijos radicados en Washington D.C., Estados Unidos, tras la llegada al gobierno de Donald Trump, quien prometió durante su campaña electoral la deportación masiva de migrantes.
Afuera de su tienda de abarrotes en San Andrés Chicahuaxtla, una localidad habitada por la nación triqui ubicada en la zona alta del municipio de Putla de Guerrero, Rufino Galindo, de 58 años, quien regresó de Estados Unidos hace dos años, cuenta que la preocupación por sus hijos es constante ante la llegada de Trump, el próximo 20 de enero.
El sentimiento de angustia que le tocó vivir durante el primer mandato de Trump, de enero de 2017 a enero de 2021, cuando él aún radicaba en Chicago como migrante, ahora revive en sus hijos, quienes le han dicho que la incertidumbre se ha vuelto parte de sus vidas diarias, a diferencia de otros gobiernos.
De acuerdo con la estimación del Departamento de Seguridad Nacional, hasta 2022 en Estados Unidos había 11 millones de personas con estatus migratorio irregular.
“Mi hijo el mayor ha dicho que si lo agarran pues se regresa, no hay de otra, por eso todos estamos preocupados porque no sabemos qué pasará: ‘si nos agarran, nos regresamos’”, repite las palabras de sus hijos, principalmente del mayor, quien lleva 18 años trabajando en Washington.
En la primera semana de enero, la Cámara de Representantes ya aprobó la Ley Laken Riley la cual permitirá al Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) detener a migrantes indocumentados acusados de robo, hurto o hurto en tiendas, quienes podrían ser deportados sin un procedimiento que compruebe dicho delito.
Expertos y organizaciones han señalado que esta ley sólo promueve la criminalización a los inmigrantes y pone en riesgo a familias completas. Además, el proyecto garantiza a los estados la posibilidad de demandar al gobierno federal por una “amplísima gama” de medidas relacionadas con la inmigración, lo que obstaculizará la capacidad del Ejecutivo de definir las políticas sobre este tema, sin importar qué partido está en el poder, según el National Immigration Law Center (NILC). La votación final de esta ley en el Senado podría realizarse la próxima semana.
“Igual pasó en el año que estuve allá, cuando fue el gobierno de Trump. Estaba con miedo todo el tiempo. Cuando uno sale con su carro, está uno atento a ver a qué hora te detiene la policía”, comentó.
Vivienda digna
La casa de don Rufino resalta sobre las demás que la rodean en Chicahuaxtla, pues está pintada de un amarillo canario que a lo lejos se ve coronando una de las avenidas principales. A un lado de ella, apenas se sostiene otra pequeña casa de madera, la de sus padres y donde él creció.
“Hay que salir a buscarle, es un sufrimiento estar allá. La vida es del trabajo a la casa y de la casa al trabajo todo el tiempo, pero me fui para hacer mi casa, y ahora acá vivo con mis papás. Antes no teníamos nada, solamente este y otro de palma”, indica desde el patio de su casa rodeado de chilacayotes que pudo cosechar del campo.
Y aunque Chicahuaxtla no es una localidad migrante, en Oaxaca la mayoría de los pueblos indígenas sobreviven de las remesas que envían sus familiares desde distintos puntos de Estados Unidos. Ahora, don Rufino y su familia disfrutan de una vivienda digna que construyó gracias a las remesas de su trabajo de 15 años en Estados Unidos, 10 de los cuales migró más al norte, a Alaska, para trabajar en la limpia de pescados y mariscos, mientras en Washington trabajaba en la construcción.
“Yo ganaba bien, pero era mucho trabajo”, agrega mientras regresa de una de las cabeceras municipales con la mercancía para su tienda de abarrotes. También dice que sus hijos se han adaptado allá porque es más seguro a diferencia de vivir en México. Él, por ejemplo, a unos días de regresar a su comunidad, recibió llamadas de extorsión.
Según su experiencia, que consiste en los dos años que tardó en cruzar la frontera por el desierto a Estados Unidos, recomienda a los jóvenes concluir sus estudios y buscar un trabajo en el que no arriesguen la vida. “Estos tiempos se han vuelto más difíciles para andar allá. Luego piensan que es fácil, pero estando en la frontera ya no, y cuando uno ya está del otro lado, es puro trabajar. Además, es peligroso, porque no sabes cuándo van a agarrarte, mejor que le echen ganas”.
Las autoridades de Chicahuaxtla señalan que la migración no es alta en este pueblo triqui; sin embargo, gracias a que Rufino migró, pudo construir una casa con todos servicios y una tienda que le permite sostenerse día a día, además de seguirle dando educación a su hija que estudia la universidad.
“Son cerca de 25 familias que se han ido y pocos han regresado porque no tienen documentos. La mayoría de las personas de acá son profesionistas u otros migran, pero a la Ciudad de México o al norte del país, también mucha gente se está dedicando a sus huertos, pero sin apoyo del gobierno”, explica Rafael Santiago, agente municipal de Chicahuaxtla, quien también migró y regresó hace seis años.
De hecho, el municipio de Putla de Guerrero es el noveno en la recepción de remesas en el estado de Oaxaca, con un poco más de 28 millones de dólares, de acuerdo con el último reporte del Sistema de Información Económica del Banco de México (Banxico).
La recepción de remesas ha sido fundamental para las familias en comunidades rurales e indígenas porque, aunque el gobierno mexicano ha hecho el esfuerzo de generar políticas públicas para sostener a estas comunidades, no ha sido posible. Por ejemplo, los pobladores de San Juan Mixtepec dicen que nunca han tenido un programa de apoyo al campo debido a que reciben remesas. En Chicahuaxtla, las autoridades indican que ni los programas federales, ni del estado de Oaxaca han aterrizado para las familias.
Por varios años consecutivos el estado de Oaxaca ha sido uno de los 10 que mayormente recibe remesas; por ejemplo, en 2024 la suma en el último reporte de Banxico fue de más de 914 millones de dólares, sólo por debajo de Chiapas, Estado de México, Ciudad de México, Jalisco, Michoacán y Guanajuato.
Un informe de las Naciones Unidas señala que las remesas contribuyen a alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030. “En las comunidades rurales, la mitad de las remesas se emplean en la agricultura; las remesas representan 60% del ingreso total de muchos hogares y normalmente son el doble de los ingresos de los que disponen las familias para sus gastos regulares, lo que les permite afrontar mejor la incertidumbre y acumular bienes y otros”, indica el documento.