Guadalajara.— En el pequeño poblado El Galope, en Mascota, Jalisco, Alejandro Álvarez Ruan es considerado un héroe que entregó la vida para salvar a su pueblo y proteger la naturaleza, luego de que el pasado 15 de mayo un incendio se extendió por la sierra del municipio, y el joven de 28 años junto a otros brigadistas voluntarios de su comunidad salió a enfrentarlo.
De pronto los vientos cambiaron y las llamas que ya habían consumido varias hectáreas de zonas escarpadas atraparon a Alejandro y a dos de sus compañeros. Él murió y sus acompañantes resultaron con varias lesiones. En esa ocasión fue necesaria la intervención de 150 bomberos de distintos lugares, el apoyo de un helicóptero y dos días para extinguir el fuego.
Del 1 de enero al 7 de junio de este año se han registrado en Jalisco 843 incendios forestales que han afectado 93 mil 618 hectáreas, según datos del monitoreo del Centro Nacional de Incendios Forestales, lo que coloca a la entidad como la de mayor superficie afectada por el fuego y la segunda con más eventos.
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Sin embargo, datos de la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Territorial del gobierno de Jalisco señalan que en 2024 se han reducido en 33.42% en el número de incendios forestales, en comparación con 2023 durante el mismo periodo, y la superficie afectada por el fuego es 50.11% menor que en 2023.
A nivel nacional, la información del gobierno federal también da cuenta de una reducción en el número de incendios y de la superficie afectada en todo el país, pues de los 6 mil 94 incendios registrados y las 667 mil 322 hectáreas afectadas hasta estas fechas de 2023, este año las conflagraciones suman 5 mil 67 y han dañado 458 mil 670 hectáreas en total.
Jalisco, un caso sensible
El registro federal muestra, además, que este año Jalisco es la entidad con más incendios y superficie afectada en ecosistemas sensibles al fuego (196 conflagraciones que dañaron 15 mil 312 hectáreas), definidas en la NOM-015-SEMARNAT/AGRICULTURA-2023 como sitios donde “la mayor parte de las plantas y animales carecen de adaptaciones a los efectos del fuego y aún los incendios de baja intensidad pueden producir efectos severos e impactos sobre los procesos ecológicos, afectando la regeneración posincendio y las funciones de los ecosistemas de las que se derivan servicios ambientales”.
Aunque los números muestran que el municipio de Zapopan es el que tiene este año más incendios, con 109, no es el de mayor superficie afectada pues las 2 mil 278 hectáreas quemadas en esta demarcación son superadas por las 11 mil 412 hectáreas afectadas en Cuautitlán de García Barragán, donde se reportaron 32 incendios.
El evento más grande reportado en Jalisco este 2024 ocurrió en el municipio de Bolaños, donde resultaron afectadas 8 mil 100 hectáreas, y aunque es el quinto mayor del país, no representa ni la mitad de la superficie dañada por el incendio reportado a principios de mayo en San Miguel Chimalapa, en Oaxaca, donde 17 mil 100 hectáreas de la Reserva Comunal Cerro Atravesado resultaron con daño moderado, considerado el más devastador de la temporada.
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En cuanto al área natural protegida Bosque La Primavera, una de las más amenazadas del estado por su colindancia con la Zona Metropolitana de Guadalajara, los números indican que en lo que va del año han ocurrido 49 incendios que afectaron mil 179 hectáreas y poco más de 10 sufrieron un impacto severo.
Para esta temporada de incendios, el gobierno de Jalisco dispuso de 140 millones de pesos y cuenta con un estado de fuerza de mil 958 bomberos distribuidos en 191 brigadas; 19 torres de detección, 221 vehículo especializados y cinco aeronaves para apoyar los combates.
Por su parte, la Comisión Nacional Forestal desplegó en el estado 87 brigadas con 867 combatientes, mantiene 11 campamentos y tres torres de vigilancia y cuenta con y 30 vehículos, especializados.
Los incendios provocados
Cada año Jalisco figura entre los primeros cinco estados más afectados por incendios forestales; de acuerdo con el investigador de la UdeG Gerardo González Cuava, y esto obedece a que buena parte del territorio estatal (casi la mitad) es forestal, y a que existe un sector agropecuario muy dinámico.
“También hay una falta de conciencia de la población en general, porque no sólo las actividades agropecuarias generan incendios, también los paseantes que hacen fogatas y las descuidan”, señaló.
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Recomendó estudiar un fenómeno que se presenta en el estado desde hace 20 años, y tiene que ver con el cambio de uso de suelo de terrenos forestales incendiados para producir aguacate, berries y otros cultivos.
“La Profepa debería documentar, averiguar y en su caso sancionar las áreas que tenían cobertura forestal, que se incendiaron y cambiaron de uso de suelo”, consideró.