Citla, el perro Guardián de la Montaña está enfermo. El pequeño criollo que habita en la inmensidad del Pico de Orizaba, la montaña más alta de México y guía de cientos de alpinistas, ha sido hospitalizado.

Al can –cuyo hogar es el Pico de Orizaba con tres refugios como sus hogares- se le detectó un tumor en el hígado que provocó retención de líquidos y un cuadro de anemia, por lo que se encuentra en la Clínica de Especialidades Veterinarias de la ciudad de Córdoba, Veracruz.

Su coagulación es muy lenta y si es intervenido quirúrgicamente podría morir desangrado, por lo que los especialistas han comenzado un tratamiento para que llegue a límites idóneos y entonces se le realice una biopsia y la extracción del tumor.

Citla es uno de los “alpinistas” más experimentados del mundo, pues vive en la caseta de vigilancia en el Gran Telescopio Milimétricoa 4 mil metros sobre el nivel del mar; en la Cueva del Muerto a cuatro mil 200 metros; y en la parte alta de la montaña a cuatro mil 660 metros.

Su edad exacta se desconoce y la leyenda cuenta que un albañil contratado –como muchos más- para construir parte del Gran Telescopio Milimétrico Alfonso Serrano que se encuentra a un costado del Pico de Orizaba, lo llevó a la montaña para que le hiciera compañía.

Los relatos recuerdan que desde entonces el perro se “pegaba” al andar de los alpinistas, a quienes seguía en su viaje a la inmensidad de esa zona y se convirtió en el guía de la montaña y en el ángel guardian de las personas que subían al techo de México.

Sin embargo, explica el presidente del Club Alpino Mexicano delegación Ciudad Serdán (Puebla), Hilario Aguilar Aguilar, hace quince días dejó de comer y se negaba a caminar hacia la montaña, algo que hacía siempre con gusto.

El alpinista, quien se convirtió en su cuidador en ese municipio de Puebla, relató que la primera alerta ocurrió hace dos meses, cuando subían a la montaña y de repente Citla se echó y ya no quiso caminar.

Hoy está internado en tratamiento para tratar de salvarle la vida. “Sentí muy feo. Ayer pensé que me lo traería pero me dijeron que se tenía que quedar y se me salieron las de San Pedro. Y Citla igual se quedó muy triste”.

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