Chilpancingo.— El nuevo escenario político-electoral de Guerrero quedó configurado conforme a los acuerdos cupulares de los partidos políticos y la injerencia de las organizaciones criminales.
Los resultados electorales del pasado 6 de junio provocaron pocos cambios en el reparto del poder en Guerrero; seguirán los políticos que se han eternizado en los cargos públicos y los que no pudieron continuar directamente, lo harán a través de sus hijos, parejas sentimentales o con ambos.
En esta elección, en lugar de renovación, los cacicazgos familiares ratificaron que sus territorios son impenetrables y también se mostró que muchos serán gobernantes porque las organizaciones criminales sólo a ellos les permitieron realizar su campaña.
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Familias en el poder
En Guerrero, el ejemplo está desde la gubernatura. De no ser la hija de Félix Salgado Macedonio, senador con licencia, Evelyn Salgado Pineda no hubiera logrado ser la candidata de Morena en esa entidad y, mucho menos, la gobernadora electa.
Salgado Pineda apenas hizo campaña un mes, luego de sustituir en la candidatura a su padre, a quien se la cancelaron por omitir reportes financieros de su precampaña.
Un mes atrás, Salgado Pineda era una seguidora más de su padre, sin carrera política. Como candidata siempre estuvo a la sombra de su papá y ganó la elección con más de 60 mil votos de diferencia.
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Sin embargo, desde que surgió la posibilidad de la sustitución, se ha especulado que el verdadero control de su eventual gobierno lo tendrá Salgado Macedonio. El tiempo lo dirá.
De Ricardo Astudillo tampoco hay antecedentes de una trayectoria política y su triunfo ha generado suspicacias: fue el único priista que resistió la aplanadora electoral de Morena en Acapulco, donde el PRI perdió todo: la alcaldía, seis de los siete distritos locales, los cuatro federales y la gubernatura.
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Ellos no son los únicos. El senador del PRI, Manuel Añorve Baños, impuso a su hijo Manuel Añorve Aguayo como regidor en Acapulco, y a su esposa Julieta Fernández Márquez como diputada local por segunda vez, ahora por la vía plurinominal.
El coordinador del PRI en la Cámara de Diputados, René Juárez Cisneros, colocó a su hijo René Juárez Albarrán como regidor en Acapulco.
El del dirigente del PT en Guerrero, Victoriano Wences Real, ganó con la alianza Morena, PT y PVEM una diputación federal y garantizó la reelección de su esposa Leticia Mosso, a quien impuso como candidata a diputada local en el distrito de Tlapa y, además, la colocó a la cabeza de la lista de plurinominales.
Raymundo García Gutiérrez solicitó licencia como legislador federal para convertirse en candidato del PRD y el PRI a diputado local, pero no estará solo, lo acompañará su hija Janett García, a quién acomodó en el número cinco en la lista de plurinominales del sol azteca.
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Reelección de facto
En Guerrero, en este proceso, es la segunda vez que se aplicó la reelección para alcaldes y diputados locales.
Se reeligieron 20 alcaldes y 10 diputados (cuatro en elección y seis por la vía plurinominal) y, los que no pudieron —por estar impedidos o por acuerdo de sus partidos— lo hicieron de facto. Es decir, pasaron el poder a sus hijos o esposas.
Rosendo Larios Rosas gobierna el municipio de Xalpatláhuac, en la Montaña de Guerrero, desde hace seis años.
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Llegó en 2015, se reeligió en 2018 y en este 2021 legalmente estuvo impedido; sin embargo, colocó a su esposa Selene Solano Maldonado como candidata del PRI a la alcaldía.
Ella logró el triunfo en la elección y la familia Larios-Solano gobernará por nueve años consecutivos Xalpatláhuac.
Un caso similar ocurrió en San Miguel Totolapan, en Tierra Caliente. El alcalde Juan Mendoza Acosta gobierna ese municipio desde 2015. Él hizo candidato del PRD a su hijo Conrado Mendoza, quien ganó la elección.
Otro más fue en el municipio de Cutzamala, en la Tierra Caliente. En este ayuntamiento el PRI definió que por cuota de género tendría que ser una candidata, así que el alcalde impuso a su esposa Rosa Jaimes López.
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Estas familias han convertido en búnker a sus comunidades, acá no penetra ningún fenómeno político y la injerencia del narco parece jugar a su favor.
En el municipio de Tlalchapa, en la Tierra Caliente, en los comicios triunfó Morena, pero acá el partido no es tan importante como el personaje.
La elección la ganó Tania Mora Eguiluz, quien recibirá la alcaldía de manos de su padre Martín Mora Aguirre, quien hace tres años fue el vencedor por parte del PRD.
Tres años más atrás, Martín Mora heredó la alcaldía de manos de su hija Amalia, quien a su vez la recibió de su madre Guadalupe Eguiluz Bautista.
Los Mora-Eguiluz cumplirán 12 años consecutivos en el poder en Tlalchapa.
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Otro caso similar tiene lugar en el municipio de La Unión, en la Costa Grande, donde los hermanos Crescencio y Carlos Reyes Torres tienen el control absoluto de esta localidad.
En esta elección, Crescencio se reeligió como alcalde y lo será por tercera vez. Carlos será diputado por tercera ocasión, y ya en el pasado ocupó también el puesto de edil.
Sin ganas de dejar el cargo
En Guerrero también hay diputados que están empeñados en no dejar de serlo.
Héctor Apreza Patrón es el presidente estatal del PRI, fue el coordinador de campaña del candidato a la gubernatura, Mario Moreno Arcos, y coordina a los legisladores tricolores en el Congreso local.
También ocupó el primer lugar en la lista de candidatos a diputados locales por la vía plurinominal: será legislador por cuarta ocasión.
Otro caso dentro del PRI es el de Jesús Parra García, quien ganó la elección a diputado por el Distrito 25. Parra García es alcalde con licencia de Chilapa. En 2015 obtuvo la alcaldía y se reeligió en 2018.
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En su gestión, Chilapa se convirtió en un polvorín por la constante disputa entre organizaciones criminales y en el territorio más peligroso para hacer campaña en Guerrero.
Ahí mismo en Chilapa, Alicia Zamora Villalva fue electa como diputada local por la vía plurinominal. Será su cuarta vez que esté en el Congreso de Guerrero.
Zamora Villalva hoy se desempeña como legisladora, pero antes ya había sido diputada local en dos ocasiones, federal, alcaldesa de Chilapa y secretaria de Desarrollo Social del actual gobierno del estado. Suma más de 25 años consecutivos sin dejar de ocupar cargos públicos.
En el PRD se encuentra Bernardo Ortega Jiménez, quien es diputado local y ganó la reelección, sería por cuarta ocasión legislador, además de haber sido alcalde de Quechultenango.
Ortega Jiménez, en la última década, se ha mantenido tan vigente como sus hermanos.
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De acuerdo con las fiscalías generales de la República (FGR) y del Estado (FGE), la organización criminal denominada Los Ardillos es dirigida por Antonio, Iván y Celso Ortega Jiménez, hermanos del legislador.
Bernardo Ortega compitió por el Distrito 24, que abarca los municipio de Quechultenango, su pueblo natal, Mochitlán, Apango y Tixtla, todos controlados por Los Ardillos.
En Quechultenango, según los datos que mostró el propio Ortega, obtuvo casi 11 mil votos, 10 mil más que su opositor.
Así, el escenario político que dejó la elección del 6 de junio en Guerrero es muy similar al que existía desde hace años.