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Chilpancingo.— Esta es la historia de dos hermanos que están sufriendo los efectos del Covid-19. Luciano, el menor, está internado en el Hospital General de Iguala Jorge Soberón Acevedo con oxígeno, tratando de sobrevivir. Florenciano, el mayor, está afuera buscando los medicamentos y los insumos para que su hermano sobreviva.
El 5 de mayo Luciano comenzó a sentirse mal: tos, dolor de cabeza, fiebre. Fue a la clínica del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) de Iguala, de la que es derechohabiente. Lo revisaron y lo regresaron a casa para hacer cuarentena.
Cuatro días después, los síntomas se incrementaron: la tos y el dolor de cabeza siguieron, la fiebre también, pero se sumó la dificultad para respirar. Cada vez le constaba más obtener aire.
Entonces Luciano volvió a pedirle a Florenciano que lo acompañara a la clínica del ISSSTE. Llegaron pero tuvieron que esperar “unas seis u ocho horas” porque estaban sanitizando la unidad médica y aguardaron en el estacionamiento, pero ocurrieron dos cosas que impulsaron a Florenciano a salir del lugar.
En el estacionamiento estaban otras tres personas con síntomas similares a los que tenía Luciano. También esperaban atención y vio cómo murió una de las tres. Después se enteró de que las otras dos también fallecieron.
Florenciano decidió ir al hospital general, ahí ingresaron a Luciano. Respiró al saber que a su hermano ya lo atendían los médicos.
Confió en que Luciano saldría bien, “porque es deportista, va al gimnasio y no tiene sobrepeso”.
Pero de inmediato comenzó otro drama, el de la escasez de medicamentos e insumos en el hospital. Los médicos y enfermeras le dijeron que estaban agotados.
“Ahora me doy cuenta que es mentira lo que ha informado el subsecretario [Hugo] López-Gatell. Él ha mencionado que hay medicamentos suficientes en todos los hospitales y para todos los pacientes. Lo mismo dijo el Presidente de la República. Entonces, no entiendo por qué no llegan a los estados, y a los familiares nos traen corriendo para comprarlos”, dice.
Se vino un nuevo problema para Florenciano: el del dinero, pero Luciano es agente auxiliar en el Ministerio Público (MP) de Iguala, y la noticia de que estaba internado corrió rápido entre sus compañeros, quienes organizaron una cooperación.
En los últimos días han muerto cuatro agentes del MP en Acapulco por el Covid-19. Las muertes las denunciaron los trabajadores de la Fiscalía General del Estado (FGE) y también acusaron que no les han dado los insumos de protección suficientes y adecuados.
Con ese dinero, Florenciano pagó los medicamentos e insumos que le pidieron. En total, calcula, ya se gastó más de 10 mil pesos.
La subsecretaria de Administración y Finanzas de la Secretaría de Salud de Guerrero, María del Carmen López Olivares, informó que en los almacenes de la dependencia ya no hay fármacos para atender a los pacientes de Covid-19.
Pero la travesía de Florenciano y Luciano no termina aún. Después de nueve días, los médicos informaron a Florenciano que darían de alta a su hermano, pero tenía que buscar un tanque con oxígeno porque Luciano no puede respirar por sí solo.
Florenciano no quiere que den de alta a su hermano, pide que le realicen una tomografía para conocer el estado de sus pulmones.
Aceptará el alta, dice, hasta que Luciano esté curado, porque a la casa donde regresará está su mamá, una mujer de la tercera edad con diabetes y no pueden correr el riesgo.