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TUXTLA GUTIÉRREZ, CHIS.-El cardenal Felipe Arizmendi Esquivel reveló que funcionarios del gobierno federal le sugirieron al Papa Francisco que en 2016 no visitara San Cristóbal de Las Casas. El pontífice respondió que si no podía acudir a esa ciudad de los Altos de Chiapas no llegaría a México.
Entrevistado, el prelado dijo que personas del gobierno y de la nunciatura apostólica le dijeron que el gobierno no quería que el pontífice fuera a San Cristóbal de las Casas.
"A Chiapas podía ir, pero no a San Cristóbal de las Casas. El Papa dijo que si no iba a esa ciudad no vendría a México. Fue su decisión”, recordó el cardenal.
El gobierno, expresó, se oponía porque en aquella ciudad hay musulmanes y pensaba que podrían hacerle algún daño, y porque además el gobierno "no estaba muy de acuerdo con la obra" del extinto obispo Samuel Ruíz García y acudir a San Cristóbal de las Casas "era ver su obra y continuarla”.
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En ese período cuando el Papa llegó a Chiapas, en febrero de 2016, Felipe Arizmendi fungía como obispo de San Cristóbal de las Casas.
No se quería que llegara a esa ciudad porque al gobierno le gusta presumir "lo bonito que tiene, y estar con los pobres, con los indígenas, no es para presumir. Es un reclamo al gobierno, el pontífice insistió, así me lo han dicho, yo no lo sabía que si no iba a San Cristóbal de las Casas no vendría a México”, refirió.
El cardenal rememoró que cuando sugirió a Francisco que tomara los alimentos después de la misa no con su equipo, sino con los indígenas, lo aceptó de inmediato.
"Fueron once indígenas que escogimos en la diócesis, entre jóvenes, seminaristas, diáconos, religiosas, sacerdotes y catequistas. Al principio estaban algo cohibidos, pero después el Papa les dio confianza y se animaron a hablar hasta por los codos con él”, señaló.
Arizmendi dijo que la muerte del Papa causa tristeza porque concluye su servicio en la tierra, pero también hay alegría porque "ya está con Dios descansando de tantas cosas y porque desde el cielo puede interceder por nosotros".
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El obispo de Roma, manifestó, buscó ser fiel, primero a Jesucristo, porque perteneció a la Compañía de Jesús, por ello insistía mucho en la pasión por Jesucristo, y segundo, por eso mismo, la pasión por servir a la gente y atender sus necesidades, a los pobres, los indígenas, los migrantes, los encarcelados, el cambio climático.
Se trató, explicó, de dos dimensiones que se conectan profundamente, entre Cristo y la gente, es decir ni sólo Cristo en abstracto ni sólo las personas. Estaba pendiente de la comunidad y de sus necesidades.
Arizmendi Esquivel comentó que se espera que el sucesor de Francisco sea alguien no de un continente o de "una línea", sino que sea como los anteriores, cada quien su estilo.
Lo importante, expuso, es que sea fiel a Jesucristo, a la comunidad y al servicio del pueblo de Dios. No nada más alguien que cuida más la Iglesia, "claro que sí", pero una Iglesia para servir al mundo no una "de conservación" hacia el interior, sino que sirva para lo que Jesucristo la fundó que es para ayudar a la gente y a la comunidad.
Lo que quiere decir, enfatizó, que sea una Iglesia que sirva desde el cambio climático hasta la paz universal, a los migrantes, los indígenas, los pobres, los encarcelados y gente que ha sufrido por agresiones sexuales del clero. Que también eso no suceda. "Que no sea una iglesia que daña", sino que sirve a la comunidad.
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El cardenal Arizmendi Esquivel comentó que no pretende acudir a Roma al proceso de elección del nuevo Papa ya que no tiene derecho a voto porque es mayor de 80 años.
En esa situación, detalló, están además los cardenales Alberto Suárez Inda, de Morelia, Norberto Rivera Carrera, de Ciudad de México y Juan Sandoval Iñíguez, de Guadalajara.
Así que, finalizó, únicamente los cardenales Francisco Robles, de Guadalajara y Carlos Aguiar Retes, de Ciudad de México, pueden participar en el cónclave, de modo que tendrán que acudir a Roma.
LL