Por las noticias, Rosa se enteró de las cajas de tráiler en que las autoridades de Jalisco mantienen los cuerpos de 322 personas no identificadas, tiene 21 años y desde el 3 de agosto pasado busca a su hermana Wendy, que tiene 20.

Ayer decidió ir al Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses para pedir que la dejaran ver los cuerpos que están en los contenedores, llegó temprano, logró entrar y comenzó la espera… al las 10 de la mañana vio cómo varias personas comenzaban a congregarse a las afueras de la institución, desplegaban mantas y carteles que hablaban de familiares desaparecidos en Nayarit, Sinaloa, Veracruz, Estado de México, Querétaro, Michoacán y Jalisco, los oyó gritar, exigir lo mismo que ella quería: ver los cuerpos que nadie ha reconocido.

El día que se llevaron a Wendy, estaba en su casa, en la colonia Colinas de Huentitán, en Guadalajara; un grupo de hombres armados entró, la sacó a la fuerza y se la llevó. Rosa había salido a una entrevista de trabajo y cuando volvió, su hijo de 6 años le contó todo: “¡Le gritaban que saliera y ella lloraba, entraron y se la llevaron de las greñas, mamá! Yo me asusté mucho y me metí corriendo, me tapé con muchas cobijas”.

Llenos de agua, los ojos de Rosa saltan de un lado a otro mientras, desde dentro de la morgue, cuenta esta historia a algunas de las madres de los colectivos de familias de personas desparecidas que han montado un plantón afuera y se han acercado a la reja perimetral.

“No sé si ustedes creen en los videntes, pero mi mamá y yo fuimos con una, le enseñamos una foto de mi hermana y nos dijo que estaba muerta, que tenía un novio que vende drogas y se la llevó entre las patas, que la violaron y la mataron, que viniéramos aquí porque aquí la íbamos a encontrar”; cada palabra inunda más los ojos de Rosa.

Desde afuera la escucha Zonia, quien busca a su hijo, un estudiante de la UdeG, desde hace 2 años y 7 meses.

-No puedes creer en lo que te diga esa persona, no lo puedes comprobar, eso sólo te lastima, debes buscar desde otro lado, teniendo la esperanza de encontrarla viva -dice.

-No sabemos ya qué hacer, nadie en la Fiscalía la busca, muchos vieron lo que pasó pero nadie habla por miedo…

Zonia y Rosa se queda hablando, le ofrece apoyo del colectivo en el que está para buscar a su hermana, para presionar a la Fiscalía del estado y haga su trabajo.

A unos metros de ellas, los que han llegado desde otros estados plantean sus exigencias básicas: que de inmediato se resguarden adecuadamente los más de 300 cuerpos que permanecen en un par de cajas de tráiler, que se realicen adecuadamente los registros para la identificación de los 444 cuerpos de personas no identificadas que resguarda el Instituto y se entreguen a la brevedad los cadáveres de las personas ya identificadas. Dicen que no se irán hasta que las autoridades atiendas sus peticiones.

Antes de las 11 de la mañana un empleado de la Secretaría General de Gobierno de Jalisco busca a los representantes de los colectivos que se manifiestan, ofrece una reunión y pide que se nombre una comisión; media hora más tarde ingresan unas diez personas para hablar con funcionarios, entre ellos el Fiscal Especializado en Desapariciones de Jalisco, José Raúl Rivera Rivera y el Comisionado Nacional de Búsqueda, Roberto Cabrera Alfaro.

El encuentro se prolongará casi tres horas, mientras, afuera, los demás se resguardan del sol debajo de los tabachines que cubren bancas y mesas en un pequeño parque; ahí intentan distraerse un poco y descansar porque los viajes han sido largos, pero las oleadas con el olor de la muerte que se desprenden desde los patios donde están las contenedores de tráiler con cuerpos les recuerdan porqué están ahí.

Alguien sale y les pide organizarse, se ha autorizado que ingresen en grupos de 5 para buscar a sus familiares, les han dicho que ahí se resguardan 444 cuerpos sin identificar, pero que tienen fotos y fichas de 362 cuerpos no reclamados que están en distintos panteones de la ciudad y los datos de 344 cuerpos que han sido cremados y no reclamados.

Una larga fila se forma en el banquetón y muchos tienen la esperanza de encontrar algo, sin embargo, una hora más tarde llegará el enojo: “nos quieren ver la cara, nos dan nomás un mejoralito para que nos vayamos, no nos enseñan fotos, sólo nos preguntan si nuestro familiar tiene una seña particular y te dicen que no tienen a nadie así”, se lamenta una joven de Nayarit que busca a su padre.

La comisión que se ha reunido con funcionarios sale poco después y hay sentimientos encontrados: por un lado se han logrado cosas importantes, pero la sensación de desconfianza y enojo persiste.

Guadalupe Aguilar, de Familias Unidas por Nuestros Desaparecidos Jalisco explica que se formará un observatorio donde ellos participaran para verificar que los cuerpos no identificados sean correctamente clasificados y que la policía científica de la PGR instalará un módulo par tomar muestras de ADN a todos los presentes; además se ha fijado como fecha el 15 de octubre para ver avances.

Pero Yadira González, de Desaparecidos Querétaro, precisa porqué la desconfianza: “durante dos horas nos dijeron que los cuerpos en los camiones estaban ya resguardados correctamente pero cunado les pedimos verlos se negaron y terminaron aceptando que están en las mismas condiciones, aceptaron que la Cruz Roja sólo donó 50 bolsas especiales, por lo que el resto está en condiciones inadecuadas de preservación; nosotros estamos inconformes con eso, nos trataron de engañar”.

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