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San Cristóbal de las Casas, Chis; 21 de enero.- Doña Bety Mijangos (Bochil 1932), hija adoptiva de la fotógrafa y etnógrafa suiza Gertrude Duby y el arqueólogo danés Franz Blom, fundadores de Na Bolom, centro de recopilación de la historia de los lacandones, falleció el domingo pasado a los 92 años de edad.
La pintora Kiki Suárez recordó que doña Bety nació el 14 de marzo del 1932 en Bochil, de madre originaria de Bochil y su padre nativo de San Cristóbal de las Casas.
En una entrevista titulada: Murió la extraordinaria doña Bety Mijangos, Suárez rememoró que en 1939 llegó por primera vez a San Cristóbal de las Casas, procedente de la comunidad El Naranjo, del municipio de Bochil.
“Yo tenía siete años cuando vine a vivir aquí en San Cristóbal. Mi hermana Dilery tenía cinco y Chelo, tres. Vivimos aquí en la calle Tapachula treinta y cinco. Y allí nos quedábamos”.
Menos de cien metros distaban de la casa donde vivía doña Bety, de Na Bolom, ubicada sobre Vicente Guerrero, en el barrio del Cerrillo.
Como adolescente llegó por primera vez a Na Bolom, debido a que cuando aprendía corte y confección tenía un problema con una tela y pidió ayuda a Vila, una mujer que trabaja con Gertrude y Franz. Cuando tocó la puerta, “salió una señora con la cabeza amarrada. Estaba bien tapada con un chal. Estaba el tiempo muy malo, me acuerdo. Le dije: Buenos días. Buenos días señorita. ¿Estará doña Vila? Soy yo. ¿En qué puedo servirle? Pase usted adelante”.
Bety fue invitada a pasar a la cocina la casa y fue ese día cuando conoció a Gertrude y Franz, que habían llegado de la Selva. “Y en ese momento entró doña Trudi: ¡Gritando! Era una mujer alta, delgada, con un pañuelo rojo amarrado en el pelo. Estaba vestida de verde. ¡Ay, que chulada de mujer! Elegante. Atrás quedaba su esposo, Franz. Trudi le decía Pancho”, contó doña Bety a Suárez.
En ese momento, fue cuando Franz le dijo a Bety: “Queremos adoptar a alguien, para tener una hija. Piénsenlo, y luego vienes acá. Pero nada de jugar el timbre. Puedes venir a tocar, pero nada de jugar. Te quedas allí. Nada de correr”.
Cuando su padre se percató que Bety estaba en la casa de Gertrude, fue por ella inmediatamente. “Cuando mi papá se dio cuenta que estaba yo en la casa de Trudi, me fue a recoger. Empecé a llorar que me dejara vivir allí. Doña Trudi dijo a mi papá: Déjala aquí una semana, quince días”.
Fue así como se quedó al lado del matrimonio y cuando cumplió 15 años de edad, Trudi le pidió a Bety si quería festejar su fiesta en San Miguel de Allende, Guanajuato, Ciudad de México o la Selva, pero ella se decidió por la última opción. “Escogí la selva porque me sonó muy bonito el nombre de la selva”, recordó Bety en la entrevista que le hizo Kiki Suárez.
Era 1945, cuando Bety llegó a Najá después de una jornada de varios días en la que atravesaron arroyos y ríos crecidos. Ahí es donde conoció al legenderario lacandón Chan K´in. “Después dijo doña Trudi a Chan K´in: Mira, Chan K´in, ella es mi hija. Y Chan K´in se vio sorprendido. Pero no de aquí, dijo ella, enseñando el estómago. Pero de aquí, del corazón. Y rápido entendió Chan K´in”.
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Aprendió a cocinar y era la encargada de preparar los alimentos a Trudi y Franz y más tarde conoció a un muchacho con el que procreó a Jorge, Cuauhtémoc, Guadalupe y Elsa.
En 1988, doña Bety acompañó a Trudi a recibir un premio por su trabajo en defensa de la Selva Lacandona. “Trudi ganó un premio por su trabajo con el medio ambiente. Nos mandó el rey de Suecia su limosina con choferes. Nos paseábamos en la mañana por los canales en un barco con la corona del rey puesta en un lado. El conductor de ese barco era guapísimo —altísimo. Trudi hablaba con ellos. Fuimos a un museo allí, también. Pero lo más lindo de todo fue ver el palacio del rey. ¡Uuuuyyy! Allí comimos, y me quedé con la boca abierta de ver esas paredes. Había mosaiquitos de jade y de oro. Había grandes mesas. ¡Y qué diseños de los platos! Dije: ¡Cómo vamos a comer aquí con tanto fierro!”.
“Vivir aquí en Na Bolom ha sido una suerte. Tuve mucha suerte de haber conocido gente de todas partes”, rememoró doña Bety.
Este martes se llevó a cabo una misa de cuerpo presente en Na Bolom a la que asistieron sus hijos, nietos y demás familiares.
La organización lamentó el deceso de doña Bety Mijangos. “Descanse en paz doña Bety Mijangos. Una vida dedicada a la Selva Lacandona. Hasta pronto a otra gran mujer. Doña Bety, defensora incansable de la Selva Lacandona y símbolo de lucha ambiental de Chiapas”.
El museógrafo inglés Timothy May narró: “En 2023 tuve el honor de entrevistar a Doña Betty sobre su vida en Na Bolom. Era una mujer amable y digna con un maravilloso sentido del humor. También pasé un año viviendo en su casa en la esquina del jardín, un espacio que fue tocado por su alegre presencia. Lamentablemente, siento que la idea mitológica de Na Bolom que capturó tantas imaginaciones (incluida la mía) también ha desaparecido con su muerte”.
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