Hermosillo.— A seis días del incendio en la , la tragedia que le arrebató la vida a 24 personas y dejó 14 más heridas, la ciudad intenta retomar el pulso. Las autoridades reabrieron el paso vehicular en el perímetro que permanecía cerrado desde aquel 1 de noviembre.

Sin embargo, el tránsito es apenas un murmullo; los autos avanzan despacio, como si el silencio mismo se interpusiera en el camino.

Ya se puede transitar por la calle Doctor Noriega, en la cuadra donde se encontraba Waldo’s, pero la tristeza sigue presente.

La Fiscalía General de Justicia del Estado (FGJE) de informó que la circulación vehicular y peatonal fue restablecida parcialmente, aunque el inmueble permanece bajo resguardo como parte de las investigaciones.

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A simple vista, la calle parece igual que antes: los semáforos funcionan, algunos negocios cercanos abrieron, los vendedores ambulantes regresan poco a poco. Pero algo cambió. El ambiente es más denso, las voces suenan más bajas.

En la esquina de la calle donde está el local siniestrado, cubierto por unas vallas altas de metal color café y custodiado por agentes municipales, se levanta un altar improvisado. Flores frescas, veladoras encendidas, fotografías y cartas escritas a mano. Cada día llegan nuevas ofrendas. La gente se detiene en silencio, algunos rezan, otros dejan flores y se marchan sin decir palabra.

“Yo no los conocía, pero siento que tengo que venir”, dice una mujer al acomodar una vela. “Es muy triste lo que pasó, da coraje y miedo”.

El tránsito vehicular avanza con lentitud. Por seguridad, las autoridades mantienen restricciones: no se permite el paso de camiones urbanos ni de carga pesada. Policías municipales vigilan la zona, mientras elementos de tránsito orientan a los automovilistas.

En la esquina de la calle donde está la tienda se levantó un altar improvisado con flores, veladoras, fotografías y cartas de familiares. Foto: Amalia Escobar / EL UNIVERSAL
En la esquina de la calle donde está la tienda se levantó un altar improvisado con flores, veladoras, fotografías y cartas de familiares. Foto: Amalia Escobar / EL UNIVERSAL

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La fiscalía reiteró que “la escena de los hechos permanece perfectamente delimitada y bajo resguardo, garantizando que no se altere ningún indicio relevante para la investigación”. No obstante, hasta ahora no se han dado a conocer las causas que originaron la explosión.

Algunos comerciantes cercanos al lugar aún no logran abrir sus locales. “Cuando vi que quitaron las vallas de contención, me quedé paralizado. Sentí que el corazón se me detuvo”, cuenta Martín, empleado de una tienda cercana. “Ahí murieron vecinos, conocidos (…) gente que solo estaba trabajando”.

Al caer la tarde, las velas del altar iluminan la banqueta. Algunos se persignan, otros piensan en voz alta y hay quien sólo mira el portarretratos con fotografías a blanco y negro, y luego continúan su camino.

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“Paso y se me hace un nudo en la garganta. No conocía a nadie, pero siento el dolor como si fuera mío”, dice María Luisa, empleada de una zapatería cercana.

Víctimas en recuperación

María Isabel Morales, de 20 años, una de las víctimas más graves del siniestro en Waldo’s, se encuentra estable tras ser intervenida por primera ocasión en el Centro de Quemaduras de Valleywise, en Phoenix, Arizona.

El doctor Kevin Foster, director del centro médico, informó que la joven sufrió quemaduras en 40% de su cuerpo, por lo que los procedimientos buscan eliminar el tejido dañado para posteriormente aplicar injertos de piel.

Mientras que el doctor Germán de la Maza, director médico de la Clínica del Noroeste, informó que los tres pacientes que permanecen internados en ese hospital se encuentran fuera de peligro.

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